COMÚN DE SANTOS VARONES

 

I Vísperas


HIMNO

Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que, en la noche
del tiempo y de la lucha en que camina,
turba su corazón con su reproche.

Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que en el alto glorioso del camino
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el Don divino.

Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos con vosotros confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.

Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado;
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado. Amén.


SALMODIA

Ant. 1.
Alabad a nuestro Dios, todos sus santos. (T. P. Aleluya.)

Salmo 112

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Se puede repetir la antífona.


Ant. 2.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados. (T. P. Aleluya.)

Salmo 145

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,

el Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Se puede repetir la antífona.


Ant. 3.
Bendito sea Dios, que nos ha elegido para ser santos e inmaculados en el amor. (T. P. Aleluya.)

Cántico     Ef 1, 3-10


Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Se puede repetir la antífona.


LECTURA BREVE     Flp 3, 7-8


Todo lo que para mí era ganancia lo he estimado pérdida comparado con Cristo. Más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.


RESPONSORIO BREVE

Fuera del tiempo pascual:

V. El Señor lo amó y lo enalteció.
R. El Señor lo amó y lo enalteció.

V. Lo revistió con vestidura de gloria.
R. El Señor lo amó y lo enalteció.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor lo amó y lo enalteció.

Tiempo pascual:
V.
El Señor lo amó y lo enalteció. Aleluya, aleluya.
R. El Señor lo amó y lo enalteció. Aleluya, aleluya.

V. Lo revistió con vestidura de gloria.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor lo amó y lo enalteció. Aleluya, aleluya.


CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona
Para un santo:
Lo asemejaré a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. (T. P. Aleluya.)

Para varios santos:
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia. (T.P.. Aleluya.)


PRECES

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:
      Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
      haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
      ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
      guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
      haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
      y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.

Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.


Oración

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de san N. venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

O bien:
Concédenos, Señor todopoderoso, que el ejemplo de san N. nos estimule a una vida más perfecta y que cuantos celebramos su fiesta sepamos también imitar sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Para varios santos:
Dios todopoderoso y eterno, que al premiar a los santos nos ofreces una prueba de tu gran amor hacia los hombres, te pedimos que la intercesión y el ejemplo de los santos nos sirva siempre de ayuda para seguir más fielmente a Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para un santo religioso:
Tú, Señor, que concediste a san N. el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para un santo que se distinguió por el ejercicio de las obras de misericordia:
Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de san N., seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Para un santo educador:
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a san N. para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



invitatorio


Antífona

Venid, adoremos al Señor, aclamemos al Dios admirable en sus santos.

O bien:

Aclamemos al Señor, en la fiesta de san N.

A continuación se dice el salmo del Invitatorio.




oficio de lectura


HIMNO

Dichosos los que, oyendo la llamada
de la fe y del amor en vuestra vida,
creísteis que la vida os era dada
para darla en amor y con fe viva.

Dichosos, si abrazasteis la pobreza
para llenar de Dios vuestras alforjas,
para servirle a él con fortaleza
con gozo y con amor a todas horas.

Dichosos mensajeros de verdades,
que fuisteis por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.

Dichosos, del amor dispensadores,
dichosos, de los tristes el consuelo,
dichosos, de los hombres servidores,
dichosos, herederos de los cielos. Amén.


SALMODIA

Ant. 1:
Te pidió la vida y se la has concedido, Señor; lo has vestido de honor y majestad.

Salmo 20, 2-8. 14

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
 
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
 
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia:
porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
 
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Ant. 1: Te pidió la vida y se la has concedido, Señor; lo has vestido de honor y majestad.


Ant. 2: La senda del justo brilla como la aurora, se va esclareciendo hasta que es de día.

I

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Ant. 2: La senda del justo brilla como la aurora, se va esclareciendo hasta que es de día.


Ant. 3: El justo crecerá como palmera, se alzará como cedro del Líbano.

II

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Ant. 3: El justo crecerá como palmera, se alzará como cedro del Líbano.

V. El Señor condujo al justo por sendas llanas.
R. Le mostró el reino de Dios.


PRIMERA LECTURA

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses     3, 1-17

VUESTRA VIDA ESTA OCULTA CON CRISTO EN DIOS


Hermanos: Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.
Mortificad las pasiones de vuestro hombre terrenal: la fornicación, la impureza, la concupiscencia, los malos deseos y la avaricia, que es una idolatría. Por ellas se desata la cólera de Dios.
En todo eso anduvisteis también vosotros, cuando vivíais entregados a ellas. Pero ahora dejad también vosotros a un lado todo eso: la ira, la indignación, la malignidad, la maledicencia y el torpe lenguaje. No os engañéis unos a otros.
Despojaos del hombre viejo con sus malas pasiones y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento pleno de Dios y se va configurando con la imagen del que lo creó. Así, ya no hay griego ni judío, ni circunciso ni incircunciso, ni bárbaro ni escita, ni esclavo ni libre. Sólo Cristo todo y en todos.
Por lo tanto, como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Por encima de todo, procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y vivid siempre agradecidos. Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él.

Responsorio     Ga 3, 27. 28; cf. Ef 4, 24

R.
Todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judío y gentil: * todos sois uno en Cristo Jesús.
V. Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
R. Todos sois uno en Cristo Jesús.

o bien esta otra:

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos     12, 1-21

LA VIDA CRISTIANA ES UN CULTO ESPIRITUAL


Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno. lo que agrada, lo perfecto.
Por la gracia que Dios me ha dado, os pido a todos y a cada uno: No tengáis de vosotros mismos un concepto superior a lo que es justo. Abrigad sentimientos de justa moderación, cada uno en la medida de la fe que Dios le ha dado.
A la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros y todos los miembros desempeñan distinta función, lo mismo nosotros: .siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, e individualmente somos miembros unos de otros. Y teniendo carismas diferentes, según la gracia que Dios nos ha dado, quien tenga carisma de hablar por inspiración de Dios haga uso de él según le mueva la fe, quien tenga el carisma de ministerio que se ocupe en su oficio, quien tenga el don de enseñar que enseñe, quien el de exhortar que exhorte y consuele, quien reparta sus bienes que lo haga con sencillez, quien presida obre con solicitud, quien practique la misericordia que lo haga con jovialidad.
Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal y aplicaos al bien. En punto a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a otros. En cuanto a la mutua estima, tened por más dignos a los demás. Nada de pereza en vuestro celo, sirviendo con fervor de espíritu al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Socorred las necesidades de los fieles, dedicaos activamente a la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde. No os tengáis por sabios. No devolváis a nadie mal por mal y procurad hacer lo que es bueno no sólo ante Dios, sino también ante todos los hombres.
A ser posible, y en cuanto de vosotros depende, vivid en paz con todos. No os toméis, carísimos hermanos, la justicia por vuestra mano, sino dejadlo al juicio de Dios.
Dice la Escritura: «Es mía la venganza; mía la recompensa; palabra del Señor.» Pero también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Si haces esto, se sentirá avergonzado de su odio y lo depondrá.»
No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien.

Responsorio     Rm 12, 2; cf. Ef 4, 23-24a

R.
Transformaos por la renovación de la mente, * para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
V. Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana.
R. Para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.


Para un santo que vivió en el matrimonio:

De la carta del apóstol san Pablo él los Efesios     5, 21-32

LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO CRISTIANO


Hermanos: Vivid sumisos unos a otros como lo pide el respeto debido a Cristo.
Las mujeres deben someterse a sus maridos como si se sometieran al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia y salvador de ella, que es su cuerpo. Ahora bien, como la Iglesia está sometida a Cristo, así también las mujeres deben someterse en todo a sus maridos.
Y vosotros, maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a la muerte por ella para santificarla, purificándola con el baño del agua, que va acompañado de la palabra, y para hacerla comparecer ante su presencia toda resplandeciente, sin mancha ni defecto ni cosa parecida, sino santa e inmaculada.
Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. Amar a su mujer es arriarse a sí mismo.
Nadie aborrece jamás su propia carne, sino que la alimenta y la cuida con cariño. Lo mismo hace Cristo con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.
"Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» ¡Gran misterio es éste! Y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Responsorio     1Pe 1, 13. 15; Lv 11. 44

R.
Ceñíos los lomos de vuestro espíritu; así como el que os llamó es santo, * así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta.
V. Yo soy el Señor vuestro Dios: santificaos y sed santos, porque yo soy santo.
R. Así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta.


SEGUNDA LECTURA
 
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre los Hechos de los apóstoles

(Homilía 20, 4: PG 60, 162-164)

LA LUZ DEL CRISTIANO NO PUEDE QUEDAR ESCONDIDA


    El cristiano fervoroso ha de preocuparse del bien de demás.
    Y en esto no nos vale la excusa de la pobreza, ya que entonces nos acusaría el ejemplo de la viuda que echó dos moneditas en el templo. Pedro afirmó: No tengo plata ni oro. Asimismo Pablo era tan pobre, que muchas veces pasó hambre por carecer del alimento necesario.
    Tampoco sirve pretextar un nacimiento humilde, ya éstos eran de origen humilde. Como tampoco nos excusa la ignorancia, pues ellos eran hombres sin letras. Ni la enfermedad, pues Timoteo con frecuencia padecía enfermedades.
    Todos podemos ayudar a nuestro prójimo, si cada cual cumple con lo suyo.
    ¿No veis los árboles infructuosos, lo firmes, hermosos, elevados, esbeltos y grandiosos que son? Pero, si poseyéramos un huerto, preferiríamos tener él granados y olivos fructíferos, más que aquellos árboles, que sirven para solaz, no para utilidad, y si alguna utilidad proporcionan, es de mínima importancia.
    Semejantes a aquellos árboles infructuosos son los que se preocupan sólo de sí mismos; peor aún, pues sólo son aptos para el castigo. Pues aquellos árboles sirven al menos como material de edificación y para cobijo. Semejantes a ellos eran aquellas vírgenes de la parábola, castas, honorables, continentes; pero como eran inútiles para los demás, por esto fueron castigadas. Semejantes son los que niegan a Cristo el alimento (en la persona de su prójimo).
    Fijémonos como ninguno de éstos es acusado por sus pecados, por haber fornicado, cometido perjurio, ni, por ningún otro; sino precisamente porque no han sido útiles al prójimo. Como es el caso de aquel que enterró su talento, comportándose irreprochablemente, pero sin ser útil a los demás.
    ¿Cómo, me pregunto, puede ser cristiano el que así obra? Si el fermento mezclado con la harina no transforma toda la masa, ¿es verdaderamente fermento? Si la esencia no perfuma, ¿merece el nombre de esencia?
    Y no vale decir: «No puedo inducir a los demás»; si eres cristiano de verdad, esto es inadmisible, ya que es algo que radica en la misma naturaleza del ser cristiano, y las propiedades naturales no pueden negarse.
    No hagas injuria a Dios. Si dijeras que el sol, no puede alumbrar, harías injuria al sol., Si dijeras que el cristiano no, puede ser de provecho para los demás, haces injuria a Dios, porque lo tildas de mentiroso. Es rnás fácil que el sol no caliente y no alumbre, que no que deje de dar luz un cristiano; más fácil que esto sería que la luz fuese tinieblas.
    No digas que es cosa imposible: lo contrario es imposible. No hagas injuria a Dios, Si ponemos en orden nuestra propia conducta, todo lo demás que hemos dicho se seguirá por consecuencia natural. La luz .del cristiano no puede quedar escondida; una lámpara tan resplandeciente no puede ocultarse.

Responsorio     Ef 5, 8-9 Mt 5, 14.16

R.
Sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. *Toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
V. Vosotros sois la luz del mundo. Alumbre vuestra luz a los hombres.
R. Toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.

o bien esta otra:

De los Sermones de san Agustín, obispo

(Sermón 96, 1. 4. 9: PL 38, 586. 588)

LA VOCACIÓN UNIVERSAL A LA SANTIDAD


    Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo tome su cruz y sígame. Parece duro y gravoso este precepto del Señor de negarse a sí mismo para seguirle. Pero no es duro ni gravoso lo que él manda, ya que él, mismo, nos ayuda también a cumplirlo.
    Es cierto, en efecto, lo que decimos en el salmo: Según tus mandatos, yo me he mantenido en la senda penosa. Como es también cierto lo que ha dicho él mismo: Mi yugo es suave y ml carga ligera. El amor hace que sea leve lo que hay de duro en el precepto.
    ¿Qué significa: Tome su cruz? Equivale a decir: Soporte todo lo molesto; así podrá seguirme. Pues así que empiece a seguirme en mis ejemplos y mandamientos, hallará muchos contradictores, muchos que querrán impedírselo, disuadirlo, y ello entre los mismos que parecen acompañar a Cristo. Iban, con Cristo aquellos que querían, hacer callar a los ciegos. Si quieres seguir a Cristo, tu cruz serán las amenazas, las seducciones, los obstáculos de cualquier clase; soporta, aguanta, mantente firme.
    Así pues, en este mundo, santo, bueno, reconciliado, salvado, mejor dicho, que ha de ser salvado, ya que ahora está salvado en esperanza, porque sólo en esperanza poseemos esta salvación; en este mundo, pues, que es la Iglesia, que sigue toda ella a Cristo, dijo para todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo.
    Estas palabras no están destinadas sólo a las vírgenes y no a las casadas, sólo a las viudas y no a las que viven en matrimonio; ni sólo a los monjes y no a los casados; ni sólo a los clérigos y no a los laicos: toda la Iglesia, todo el cuerpo, todos sus miembros, cada cual según la función propia que tiene asignada, deben seguir a Cristo.
    Sígale, pues, toda entera la Iglesia. única: esta paloma, esta esposa rescatada y dotada con la sangre del Esposo. De este seguimiento no debe excluirse la integridad de las vírgenes, ni la continencia de las viudas, como tampoco el pudor de los cónyuges.
    Todos estos miembros, cada uno según el lugar y función que tiene en el cuerpo, cada cual a su manera, han de seguir a Cristo; niéguense a sí mismos, esto es, no se busquen a sí mismos; tomen su cruz, esto es, soporten por Cristo en el mundo todo lo que les inflija el mundo. Que amen al. único que no defrauda, al único que no se engaña, al único que no engaña; que lo amen, porque es verdad lo que promete. Tu fe vacila, porque sus promesas tardan. Mantente firme, persevera, aguanta, soporta la dilación, y es así como tomarás la cruz.

Responsorio
 
R.
Éste sí que realizó ante Dios obras realmente maravillosas, y alabó al Señor de todo corazón. * Que él interceda por los pecados de todos los pueblos.
V. Éste fue un hombre paciente, que tributó a Dios un culto verdadero, se abstuvo de todo mal y se mantuvo en la inocencia.
R. Que él interceda por los pecados de todos los pueblos.

La oración conclusiva como en las Laudes.


CONCLUSIÓN
 
Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:
 
V.
Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
 
 
 
Laudes


INVITATORIO

V.
Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Puede añadirse el salmo invitatorio, con la siguiente antífona:
Venid, adoremos al Señor, aclamemos al Dios admirable en sus santos. (T. P. Aleluya.)

O bien:
Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san N. (T. P. Aleluya.)


HIMNO


Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.

Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.

Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.

Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.

Ant. 1. El Señor les concedió una gloria eterna y su nombre no será nunca olvidado. (T. P. Aleluya.)

Salmo     62, 2-9
El ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciará de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo:
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Se puede repetir la antífona.

Ant. 2.
Siervos del Señor, bendecid al Señor eternamente. (T. P. Aleluya.)

Cántico     Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;.
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Se puede repetir la antífona.

Ant. 3.
Que los santos festejen su gloria y canten jubilosos en filas. (T. P. Aleluya.)

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Se puede repetir la antífona.


LECTURA BREVE   Rm 12, 1-2


Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.


RESPONSORIO BREVE

Fuera del tiempo pascual:
Para un santo:
V.
Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

Para varios santos:
V.
Los justos gozan en la presencia de Dios.
R. Los justos gozan en la presencia de Dios.

V. Rebosando de alegría.
R. En la presencia de Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los justos gozan en la presencia de Dios.

Tiempo pascual:
Para un santo:
V.
Lleva en el corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.

V. Y sus pasos no vacilan.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.

Para varios santos:
V.
Los justos gozan en la presencia de Dios. Aleluya, aleluya.
R. Los justos gozan en la presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

V. Rebosando de alegría.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los justos gozan en la presencia de Dios. Aleluya, aleluya.


CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona

Para un santo:
El que obra la verdad va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. (T. P. Aleluya.)

Para varios santos: Dichosos los que trabajan por la paz, dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (T. P. Aleluya.)


PRECES

Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémosle, diciendo:
      Tú solo eres santo, Señor.

Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
      compadécete de nuestras debilidades.

Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor, 
      danos el progresar por caminos de santidad.

Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y la luz del mundo,
      ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
      haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
      haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús: Padre nuestro.


Oración

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de san N. venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

O bien:
Concédenos, Señor todopoderoso, que el ejemplo de san N. nos estimule a una vida más perfecta y que cuantos celebramos su fiesta sepamos también imitar sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Para varios santos:
Dios todopoderoso y eterno, que al premiar a los santos nos ofreces una prueba de tu gran amor hacia los hombres, te pedimos que la intercesión y el ejemplo de los santos nos sirva siempre de ayuda para seguir más fielmente a Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para un santo religioso:
Tú, Señor, que concediste a san N. el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para un santo que se distinguió por el ejercicio de las obras de misericordia:
Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de san N., seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Para un santo educador:
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a san N. para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



II Vísperas


HIMNO

Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que, en la noche
del tiempo y de la lucha en que camina,
turba su corazón con su reproche.

Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que en el alto glorioso del camino
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el Don divino.

Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos con vosotros confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.

Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado;
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado. Amén.

SALMODIA

Ant. 1.
Fue hallado intachable y perfecto; su gloria será eterna. (T.P. Aleluya.)

Salmo 14

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Se puede repetir la antífona.

Ant. 2.
El Señor protege a sus santos y les muestra su amor y su misericordia. (T. P. Aleluya.)

Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Se puede repetir la antífona.

Ant 3.
Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra. (T. P. Aleluya.)

Cántico     Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES


Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Se puede repetir la antífona.


LECTURA BREVE   Rm. 8, 28-30


Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.


RESPONSORIO BREVE

Fuera del tiempo pascual:
V.
El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

Tiempo pascual:
V.
El Señor es justo y ama la justicia. Aleluya, aleluya.
R. El Señor es justo y ama la justicia. Aleluya, aleluya.

V. Los buenos verán su rostro.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia. Aleluya, aleluya.


CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona

Para un santo:
Empleado fiel y cumplidor, pasa al banquete de tu Señor. (T. P. Aleluya.)

Para varios santos:
Se mantuvieron fieles hasta la muerte y recibieron del Señor la corona de la vida. (T. P. Aleluya.)


PRECES


Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:
      Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
      haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito, 
      ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
      guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
      haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
      y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.

Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.


Oración

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de san N. venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

O bien:
Concédenos, Señor todopoderoso, que el ejemplo de san N. nos estimule a una vida más perfecta y que cuantos celebramos su fiesta sepamos también imitar sus ejemplos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Para varios santos:
Dios todopoderoso y eterno, que al premiar a los santos nos ofreces una prueba de tu gran amor hacia los hombres, te pedimos que la intercesión y el ejemplo de los santos nos sirva siempre de ayuda para seguir más fielmente a Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para un santo religioso:
Tú, Señor, que concediste a san N. el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para un santo que se distinguió por el ejercicio de las obras de misericordia:
Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor a Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de san N., seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Para un santo educador:
Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a san N. para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro maestro, para que logremos así alcanzar un día, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.