MISAS PARA
DIVERSAS NECESIDADES
1. POR LA IGLESIA
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Mi Casa será llamada casa de oración
para todos los pueblos
Lectura del libro de Isaías 56, 1. 6-7
Así habla el Señor:
Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará mi
salvación y ya está por revelarse mi justicia.
Y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido al Señor para servirlo,
para amar el nombre del Señor y para ser sus servidores, a todos los que
observen el sábado sin profanarlo y se mantengan firmes en mi alianza, yo los
conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración;
sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa
será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
Palabra de Dios.
2
Las naciones caminarán a tu luz
Lectura del libro de Isaías 60, 1-6
¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre
ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones,
pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti.
Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora.
Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos
llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos.
Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se
volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán
hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá.
Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las
alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
3
Como el pastor se ocupa de su rebaño,
así me ocuparé de mis ovejas
Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-16
Así habla el Señor:
¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el
pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así
me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían
dispersado, en un día de nubes y tinieblas. Las sacaré de entre los pueblos, las
reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré
sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los
poblados del país. Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo
estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de
pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-.
Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y
curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las
apacentaré con justicia.
Palabra de Dios.
4
Yo te desposaré para siempre
Lectura de la profecía de Oseas 2, 16b. 17b. 21-22
Así habla el Señor:
Yo la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. Allí, ella responderá como
en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto.
Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el
amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.
Palabra de Dios.
5
El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a
¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo
corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban
sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en
medio de ti: ya no temerás ningún mal.
Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!
¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! El exulta de
alegría a causa de ti, te renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría,
como en los días de fiesta.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Todos los creyentes se mantenían unidos
y ponían lo suyo en común
Lectura de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47
Los hermanos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles
y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos
prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en
común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre
ellos, según las necesidades de cada uno.
Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus
casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios
y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la
comunidad con aquellos que debían salvarse.
Palabra de Dios.
2
Ustedes son templo de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
3, 9c-11. 16-17
Hermanos:
Ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios. Según la gracia que Dios me
ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica
encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. El fundamento ya
está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo.
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en
ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el
templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
Palabra de Dios.
3
Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu
para formar un solo Cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay
diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es
el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para
el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a
pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo
-judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
Palabra de Dios.
4
Nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
1, 3-14
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en
él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio
en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los
pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio
misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el
previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser
aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de
la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y
prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su
gloria.
Palabra de Dios.
5
Todo el edificio se eleva para constituir
un templo santo en el Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
2, 19-22
Hermanos:
Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los
apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular
es el mismo Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para
constituir un templo santo en el Señor.
En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una
morada de Dios en el Espíritu.
Palabra de Dios.
6
A manera de piedras vivas, ustedes son edificados
como una casa espiritual
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
2, 4-9
Queridos hermanos:
Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y
preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son
edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.
Porque dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y
preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido.
Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio,
para los incrédulos, la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser
la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan
porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa,
un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las
tinieblas a su admirable luz.
Palabra de Dios.
7
Vi una enorme muchedumbre, imposible de contar,
formada por gente de todas las naciones,
familias, pueblos y lenguas
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14
Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios
vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían
recibido el poder de dañar a la tierra y al mar:
«No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el
sello la frente de los servidores de nuestro Dios.»
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144. 000
pertenecientes a todas las tribus de Israel.
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por
gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el
trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la
mano y exclamaban con voz potente: «¡La salvación viene de nuestro Dios que está
sentado en el trono, y del Cordero!»
Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los
cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono,
y adoraron a Dios, diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de
gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!»
Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están
revestidos de túnicas blancas?»
Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor.»
Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado
sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero.»
Palabra de Dios.
8
Esta es la carpa de Dios entre los hombres
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida
como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Esta es la carpa de Dios entre los hombres:
Él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos. El secará todas
sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.»
Palabra de Dios.
9
Te mostraré a la Esposa del Cordero
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 9b-14
El Ángel me dijo:
«Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero.»
Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad
santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios
estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una
piedra de jaspe cristalino.
Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre
ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de
Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres
al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno
de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 18, 2-7
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
Allí puso una carpa para el sol,
y este, igual que un esposo que sale de su alcoba,
se alegra como un atleta al recorrer su camino. R.
El sale de un extremo del cielo,
su órbita llega hasta el otro extremo,
y no hay nada que escape a su calor. R.
2 SALMO 24, 4-10. 14
R. ¡Acuérdate, Señor, de tu compasión!
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud:
por tu bondad, Señor,
acuérdate de mí según tu fidelidad. R.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres. R.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza. R.
3 SALMO 26, 1-3. 5
R. ¡No me abandones, mi Dios y mi salvador!
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Cuando se alzaron contra mí los malvados
para devorar mi carne,
fueron ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropezaron y cayeron. R.
Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza. R.
Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca. R.
4 SALMO 66, 2-3. 5. 7-8
R. ¡Que los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto:
el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra. R.
5 SALMO 95, 1-3. 7-10a
R. ¡Anuncien las maravillas del Señor entre los pueblos!
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.
Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor. R.
Adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
Digan entre las naciones: «¡el Señor reina!» R.
6 SALMO 97, 1-6
R. El Señor reveló su justicia a los ojos de las naciones.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque el hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.
7 SALMO 109, 1-4
R. ¡Tú eres sacerdote para siempre!
Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies.» R.
El Señor extenderá
el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!» R.
«Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.» R.
El Señor lo ha jurado
y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.» R.
8 SALMO 116, 1-2
R. ¡Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.
9 SALMO 122, 1-2
R. ¡Ten piedad, Señor, ten piedad de nosotros!
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo. R.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor,
y los ojos de la servidora
en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 132, 1
¡Qué bueno y agradable
es que los hermanos vivan unidos!
2 Mt 16, 18
Tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
3 Mt 28, 19a. 20b
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.
4 Jn 10, 11
Yo soy el buen Pastor.
El buen Pastor da su vida por las ovejas.
5 Jn 10, 14
Yo soy el buen Pastor:
conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí.
6 Jn 15, 4a. 5b
Permanezcan en mí,
como yo permanezco en ustedes.
El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto.
EVANGELIOS
1
Tú eres Pedro,
y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, Jeremías o alguno de los profetas.»
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?»
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo.»
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha
revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te
digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la
Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los
Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que
desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Si te escucha, habrás ganado a tu hermano
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a
tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto
se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles
caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad,
considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo,
mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres
reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Palabra del Señor.
3
Vayan ustedes y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
28, 16-20
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la
tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir
todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del
mundo.»
Palabra del Señor.
4
El que permanece en mí, y Yo en él, da mucho fruto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 1-8
Durante la Ultima Cena,
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos
que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya
están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo
permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece
en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja
al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos.»
Palabra del Señor.
5
Así como Tú me enviaste al mundo,
Yo también los envío al mundo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 11b. 17-23
Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
«Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno,
como nosotros.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al
mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también
ellos sean consagrados en la verdad.
No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra,
creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca
que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.»
Palabra del Señor.
6
Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
21, 15-17
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?»
El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.»
Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
El le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo:
«Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Palabra del Señor.
2. POR EL PAPA O EL OBISPO
(Especialmente en sus aniversarios)
Se toman los textos más adecuados de los que se proponen en el Común de pastores.
3. PARA LA ELECCIÓN DEL PAPA
O DEL OBISPO
Lectura del Antiguo Testamento
1
El Señor me ha ungido y enviado a evangelizar a los pobres
Lectura del libro de Isaías 61, 1-3a
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres,
a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar
un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a consolar a todos los que están de duelo a cambiar
su ceniza por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de alabanza.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
El Cuerpo crece y se edifica en el amor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
4, 11-16
Hermanos:
Cristo comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores
o maestros. Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la
madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Así dejaremos de ser niños, sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la
malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error. Por el contrario, viviendo en la verdad y en el amor,
crezcamos plenamente, unidos a Cristo. El es la Cabeza, y de él, todo el Cuerpo recibe unidad y cohesión, gracias a los
ligamentos que lo vivifican y a la acción armoniosa de todos los miembros. Así el Cuerpo crece y se edifica en el amor.
Palabra de Dios.
2
Dios proclamó a Cristo Sumo Sacerdote
según el orden de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-10
Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en
favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin
de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede mostrarse indulgente
con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está
sujeto a la debilidad humana.
Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino
también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es
llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la
gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: Tú eres
mi Hijo, yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres
sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y
lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su
humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios
sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y
llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, porque
Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
SALMO 88, 4-5. 21-22. 25. 27
R. Cantaré eternamente la misericordia del Señor.
«Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
"Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones."» R.
Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga poderoso. R.
«Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora".» R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
Jn 10, 11
Yo soy el buen Pastor.
El buen Pastor da su vida por las ovejas.
EVANGELIOS
1
Yo los elegí y destiné para que den fruto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 9-17
Durante la Ultima Cena,
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi
amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No
hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora
lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y
los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo
que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Palabra del Señor.
2
Así como tú me enviaste al mundo,
yo también los envío al mundo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 11b. 17-23
Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
«Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno,
como nosotros.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al
mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también
ellos sean consagrados en la verdad.
No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra,
creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca
que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.»
Palabra del Señor.
4. POR UN CONCILIO O SÍNODO
Y EN ASAMBLEAS ESPIRITUALES
O PASTORALES
Lectura del Antiguo Testamento
1
La palabra está muy cerca de ti, para que la practiques
Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10-14
Moisés habló a su pueblo diciendo:
Habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos y sus
leyes, que están escritas en este libro de la Ley, después de haberte convertido
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.
Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera
de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: «¿Quién subirá por nosotros
al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y ponerlo en
práctica?» Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: «¿Quién cruzará por
nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos
escucharlo y ponerlo en práctica?» No, la palabra está muy cerca de ti, en tu
boca y en tu corazón, para que la practiques.
Palabra de Dios.
Lectura del Nuevo Testamento
1
Tengan un mismo amor, un mismo corazón,
un mismo pensamiento
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos
2, 1-4
Hermanos:
Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el
consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la
compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos.
Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por
espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los
otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su
propio interés, sino también el de los demás.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
SALMO 18, 8-11
R. ¡Tú tienes palabras de Vida eterna!
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal. R.
Aleluia y Versículo antes del Evangelio
1 Sal 132, 1
¡Qué bueno y agradable
es que los hermanos vivan unidos!
2 Jn 16, 13a; 14, 26d
Cuando venga el Espíritu de la verdad,
él los introducirá en toda la verdad
y les recordará lo que les he dicho.
EVANGELIOS
1
Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre,
yo estoy en medio de ellos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a
tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto
se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles
caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad,
considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo,
mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres
reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Palabra del Señor.
2
Vengan ustedes solos, para descansar un poco
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
6, 30-34
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y
enseñado. El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar
un poco.» Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni
para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir,
muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel
lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque
eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Palabra del Señor.
3
El Paráclito les enseñará todo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
14, 23-29
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía,
sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!
Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes". Si me amaran, se alegrarían de que
vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.»
Palabra del Señor.
5. POR LOS SACERDOTES
Lecturas del Antiguo Testamento
1
El Señor me ha ungido y enviado a evangelizar a los pobres
Lectura del libro de Isaías 61, 1-3a
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a
llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a
proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a
proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a
consolar a todos los que están de duelo a cambiar su ceniza por una corona, su
ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de
alabanza.
Palabra de Dios.
2
Tu irás adonde Yo te envíe
Lectura del libro del profeta Jeremías 1, 4-9
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había
consagrado, te había constituido profeta para las naciones.»
Yo respondí:
«¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»
El Señor me dijo:
«No digas: "Soy demasiado joven", porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo
te ordene. No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu boca.»
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Siempre que coman de este pan y beban de este cáliz,
proclamarán la muerte del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
11, 23-26
Hermanos:
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente:
El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo
partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía.»
De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la
Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en
memoria mía.»
Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del
Señor hasta que él vuelva.
Palabra de Dios.
2
Predicamos a Cristo Jesús,
y nosotros no somos más que servidores de ustedes
por amor de Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
4, 1-2. 5-7
Hermanos:
Investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos y
nunca hemos callado nada por vergüenza, ni hemos procedido con astucia o
falsificando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando abiertamente la
verdad, nos recomendamos a nosotros mismos, delante de Dios, frente a toda
conciencia humana.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y
nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. Porque el
mismo Dios que dijo: «Brille la luz en medio de las tinieblas», es el que hizo
brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la
gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo. Pero nosotros llevamos ese
tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder
extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.
Palabra de Dios.
3
Nos confió el ministerio de la reconciliación
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
5, 14-20
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos,
entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no
vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Por
eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios
puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más
así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un
ser nuevo se ha hecho presente.
Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo
y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en
Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los
hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación.
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo:
Déjense reconciliar con Dios.
Palabra de Dios.
4
Para la obra del ministerio,
en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
4, 1-7. 11-13
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que
Cristo los ha distribuido.
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros
predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los
santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la
plenitud de Cristo.
Palabra de Dios.
5
Fui constituido ministro de la Iglesia,
de acuerdo con el plan divino
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
1, 24-29
Hermanos:
Me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta
a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En
efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan
divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de
Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios
quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria
contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la
esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en
la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Por
esta razón, me fatigo y lucho con la fuerza de Cristo que obra en mí
poderosamente.
Palabra de Dios.
6
Deseábamos entregaros, no solamente el Evangelio de Dios,
sino también nuestra propia vida
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica
2, 2b-8
Hermanos:
Dios nos dio la audacia necesaria para anunciarles su Buena Noticia en medio de un penoso combate.
Nuestra predicación no se inspira en el error, ni en la impureza, ni en el engaño. Al contrario, Dios
nos encontró dignos de confiarnos la Buena Noticia, y nosotros la predicamos, procurando agradar no a
los hombres, sino a Dios, que examina nuestros corazones.
Ustedes saben -y Dios es testigo de ello- que nunca hemos tenido palabras de adulación, ni hemos buscado
pretexto para ganar dinero. Tampoco hemos ambicionado el reconocimiento de los hombres, ni de ustedes ni
de nadie, si bien, como Apóstoles de Cristo, teníamos el derecho de hacernos valer.
Al contrario, fuimos tan condescendientes con ustedes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos.
Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios,
sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 15, 1-2a. 5. 7-8. 11
R. ¡Señor, tú eres la parte de mi herencia!
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
«Señor, tú eres mi bien.»
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna a tu derecha. R.
2 SALMO 18, 2-7
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
Allí puso una carpa para el sol,
y este, igual que un esposo que sale de su alcoba,
se alegra como un atleta al recorrer su camino.
El sale de un extremo del cielo,
su órbita llega hasta el otro extremo,
y no hay nada que escape a su calor. R.
3 SALMO 26, 1. 4-5. 8-11
R. ¡Yo busco tu rostro, Señor!
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo. R.
Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca. R.
Mi corazón sabe que dijiste:
«Busquen mi rostro.»
Yo busco tu rostro, Señor,
no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu servidor,
tú, que eres mi ayuda. R.
No me dejes ni me abandones,
mi Dios y mi salvador.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá.
Indícame, Señor, tu camino
y guíame por un sendero llano,
porque tengo muchos enemigos. R.
4 SALMO 83, 3-6a. 8a. 11
R. ¡Felices los que habitan en tu Casa, Señor!
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente. R.
Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios. R.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!
ellos avanzan con vigor siempre creciente. R.
Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados. R.
5 SALMO 109, 1-4
R. ¡Tú eres sacerdote para siempre!
Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies.» R.
El Señor extenderá
el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!» R.
«Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.» R.
El Señor lo ha jurado
y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.» R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 28, 19a. 20b
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.
2 Jn 10, 14
Yo soy el buen Pastor:
conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí.
3 Jn 12, 26a
El que quiera servirme que me siga,
y donde yo esté, estará también mi servidor.
4 Jn 15, 9
Como el Padre me amó,
también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor.
5 Cf. Jn 15, 16
Yo los elegí del mundo,
para que vayan y den fruto,
y ese fruto sea duradero.
EVANGELIOS
1
Ustedes beberán mi cáliz
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
20, 20-28
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
«¿Qué quieres?», le preguntó Jesús.
Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
«No saben lo que piden», respondió Jesús. «¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?»
«Podemos», le respondieron.
«Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca
a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre.»
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben
que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe
suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero
que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate
por una multitud.»
Palabra del Señor.
2
¡Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 28, 16-20
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.»
Palabra del Señor.
3
La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 1-9
El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo
precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo:
«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de
los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como
a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se
detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!»Y
si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo
contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que
trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde
entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a
la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes.»
Palabra del Señor.
4
Yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
22, 24-30
Surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.
Jesús les dijo:
«Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre
el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al
contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que
gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa
o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy
entre ustedes como el que sirve.
Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. Por
eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. Y en mi
Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para
juzgar a las doce tribus de Israel.»
Palabra del Señor.
5
El buen Pastor da su vida por las ovejas
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
10, 11-16
Jesús dijo:
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado,
en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve
venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y la dispersa. Como es
asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como
el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también
conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
Palabra del Señor.
6
Ya no los llamo servidores; Yo los llamo amigos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 9-17
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi
amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No
hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora
lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y
los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo
que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Palabra del Señor.
7
Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
21, 15-17
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?»
El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.»
Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
El le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo:
«Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero.»
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Palabra del Señor.
6. POR LOS MINISTROS DE LA IGLESIA
Lecturas del Nuevo Testamento
1
¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
9, 16-19. 22-23
Hermanos:
Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una
necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado,
pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión.
¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia,
renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número
posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo
para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio.
Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus
bienes.
Palabra del Señor.
2
Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu
para formar un solo Cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu.
Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades,
pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se
manifiesta para el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros,
a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo
-judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
Palabra del Señor.
3
Para la obra del ministerio,
en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
4, 1-7. 11-13
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que
Cristo los ha distribuido.
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores
del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la obra
del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de
hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Palabra del Señor.
4
Fui constituido ministro de la Iglesia,
de acuerdo con el plan divino
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
1, 24-29
Hermanos:
Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta
a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En
efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan
divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de
Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios
quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria
contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la
esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en
la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Por
esta razón, me fatigo y lucho con la fuerza de Cristo que obra en mí
poderosamente.
Palabra del Señor.
5
Realiza tu tarea como predicador del Evangelio,
cumple a la perfección tu ministerio
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo
4, 1-5
Querido hermano:
Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y
a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino: proclama la
Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con
paciencia incansable y con afán de enseñar. Porque llegará el tiempo en que los
hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus
inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los
oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas. Tú, en
cambio, vigila atentamente, soporta todas las pruebas, realiza tu tarea como
predicador del Evangelio, cumple a la perfección tu ministerio.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 18, 8-11
R. ¡Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida!
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal. R.
2 SALMO 33, 2-11
R. ¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Angel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.
Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
3 SALMO 95, 1-3. 7-8a. 10
R. ¡Anuncien las maravillas del Señor entre los pueblos!
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.
Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor. R.
Digan entre las naciones: «¡el Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud.» R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 28, 19a. 20b
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.
2 Cf. Jn 15, 16a
Yo los elegí del mundo,
para que vayan y den fruto,
y ese fruto sea duradero.
3 1Cor 1, 23a. 24a
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado,
fuerza y sabiduría de Dios.
EVANGELIOS
1
Ustedes beberán mi cáliz
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
20, 20-28
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se
postró ante él para pedirle algo.
«¿Qué quieres?», le preguntó Jesús.
Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha
y el otro a tu izquierda.»
«No saben lo que piden», respondió Jesús. «¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?»
«Podemos», le respondieron.
«Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi
derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son
para quienes se los ha destinado mi Padre.»
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús
los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre
ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe
suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de
ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del
hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate
por una multitud.»
Palabra del Señor.
2
Vayan por todo el mundo,
y anuncien la Buena Noticia
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
16, 15-20
Jesús se apareció a los Once y les dijo:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que
crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi
Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y
si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los
enfermos y los curarán.»
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a
la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su
palabra con los milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.
3
La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
10, 1-9
El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo
precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo:
«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de
los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como
a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se
detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!»Y
si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo
contrario, volverá a ustedes.
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que
trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde
entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a
la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes.»
Palabra del Señor.
7. POR LOS RELIGIOSOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Quédate de pie en la montaña
Lectura del primer libro de los Reyes
19, 4-9a. 11-15a
El profeta Elías caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó bajo
una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor! ¡Quítame
la vida, porque yo no valgo más que mis padres!» Se acostó y se quedó dormido
bajo la retama.
Pero un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!» El miró y vio que había a
su cabecera una galleta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua.
Comió, bebió y se acostó de nuevo.
Pero el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come,
porque todavía te queda mucho por caminar!.»
Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta
días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb. Allí, entró en la
gruta y pasó la noche.
El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor.» Y en
ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas
y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el
viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el
terremoto. Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba
en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla,
Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de
la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: «¿Qué haces aquí, Elías?.»
El respondió: «Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos, porque
los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus
profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida.»
El Señor le dijo: «Vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco.»
Palabra de Dios.
2
El Amor es fuerte como la Muerte
Lectura del Cantar de los cantares
8, 6-7
Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque el
Amor es fuerte como la Muerte, inflexibles como el Abismo son los celos. Sus
flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor.
Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si
alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría
desprecio.
Palabra de Dios.
3
Desbordo de alegría en el Señor
Lectura del libro de Isaías
61, 9-11
La descendencia de mi pueblo será conocida entre las naciones, y sus vástagos,
en medio de los pueblos: todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe
bendecida por el Señor.
Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me
vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la
justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se
adorna con sus joyas.
Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado,
así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Palabra de Dios.
4
Yo te desposaré para siempre
Lectura de la profecía de Oseas
2, 16. 21-22
Así habla el Señor:
Yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón.
Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el
amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Todos los creyentes se mantenían unidos
y ponían lo suyo en común
Lectura de los Hechos de los apóstoles
2, 42-47
Los hermanos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles
y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos
prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en
común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre
ellos, según las necesidades de cada uno.
Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus
casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios
y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la
comunidad con aquellos que debían salvarse.
Palabra de Dios.
2
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
1, 22-31
Hermanos:
Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría,
nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los
judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que
han sido llamados, tanto judíos como griegos. Porque la locura de Dios es más
sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que
la fortaleza de los hombres.
Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre
ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los
nobles.
Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los
sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es
vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así,
nadie podrá gloriarse delante de Dios.
Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se
convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a
fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.
Palabra de Dios.
3
La virgen se preocupa de las cosas del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
7, 25-35
Hermanos:
Acerca de la virginidad, no tengo ningún precepto del Señor. Pero hago una
advertencia, como quien, por la misericordia del Señor, es digno de confianza.
Considero que, por las dificultades del tiempo presente, lo mejor para el hombre
es vivir sin casarse. ¿Estás unido a una mujer? No te separes de ella. ¿No
tienes mujer? No la busques. Si te casas, no pecas. Y si una joven se casa,
tampoco peca. Pero los que lo hagan, sufrirán tribulaciones en su carne que yo
quisiera evitarles.
Lo que quiero decir, hermanos, es esto: queda poco tiempo. Mientras tanto, los
que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no
lloraran; lo que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si
no poseyeran nada; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque
la apariencia de este mundo es pasajera.
Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes.
El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor, buscando cómo agradar
al Señor. En cambio, el que tiene mujer se preocupa de las cosas de este mundo,
buscando cómo agradar a su mujer, y así su corazón está dividido.
También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del
Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu.
La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando
cómo agradar a su marido.
Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un obstáculo,
sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente
al Señor.
Palabra de Dios.
4
Tengan un mismo amor, un mismo corazón,
un mismo pensamiento
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos
2, 1-4
Hermanos:
Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el
consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la
compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos.
Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por
espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los
otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su
propio interés, sino también el de los demás.
Palabra de Dios.
5
Aman a Jesucristo sin haberlo visto
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
1, 3-9
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una
esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que
ustedes tienen reservada en el cielo. Porque gracias a la fe, el poder de Dios
los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir
momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más
valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo
de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque
ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se
alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término
de esa fe, que es la salvación.
Palabra de Dios.
6
Cenaremos juntos
Lectura del libro del Apocalipsis 3, 14b. 20-22
Jesucristo, que es el Amén, el Testigo fiel y verídico, el Principio de las obras de Dios, afirma:
«Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias.»
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 18, 9-11
R. ¡Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida!
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal. R.
2 SALMO 26, 1-3. 5
R. ¡No me abandones, mi Dios y mi salvador!
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Cuando se alzaron contra mí los malvados
para devorar mi carne,
fueron ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropezaron y cayeron. R.
Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza. R.
Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca. R.
3 SALMO 44, 11-12. 14-17
R. ¡Salgan al encuentro de Cristo, el Señor!
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
El es tu señor: inclínate ante él. R.
Embellecida con corales engarzados en oro
y vestida de brocado, es llevada hasta el rey.
Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían. R.
Con gozo y alegría entran al palacio real.
Tus hijos ocuparán el lugar de tus padres,
y los pondrás como príncipes por toda la tierra. R.
4 SALMO 111, 1-9
R. ¡Feliz el que teme al Señor!
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida. R.
En su casa habrá abundancia y riqueza,
su generosidad permanecerá para siempre.
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas:
es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.
Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.
No tendrá que temer malas noticias.
Su corazón está firme, confiado en el Señor. R.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
hasta que vea la derrota de sus enemigos.
El da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad. R.
5 SALMO 122, 1-2
R. Nuestros ojos miran al Señor.
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor. R.
Como los ojos de la servidora
están en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros. R.
6 SALMO 148, 1-2. 11-14
R. ¡Los jóvenes y las vírgenes, alaben el nombre del Señor!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos. R.
Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
los ancianos, los jóvenes y los niños,
alaben el nombre del Señor. R.
Su majestad está sobre el cielo y la tierra,
y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos! R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 6
Felices los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
2 Cf. Mt 11, 25
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.
3 Jn 8, 31b-32a
Si ustedes permanecen fieles a mi palabra,
serán verdaderamente mis discípulos
y conocerán la verdad.
4 Jn 14, 23
El que me ama será fiel a mi palabra,
y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
5 Jn 15, 9b. 5b
Permanezcan en mi amor.
El que permanece en mí, y Yo en él,
da mucho fruto.
EVANGELIOS
1
Has ocultado estas cosas a los sabios
y las has revelado a los pequeños
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
11, 25-30
Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas
a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así
como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de
corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.»
Palabra de Dios.
2
El que pierda su vida a causa de mí la encontrará
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
16, 24-27
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda
su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el
mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus
ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.»
Palabra de Dios.
3
A causa del Reino de los Cielos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
19, 3-12
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es
lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?»
El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los
hizo varón y mujer; y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su
madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? De manera
que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha
unido.»
Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de
divorcio cuando uno se separa?» El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de
su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era
así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso
de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio.»
Los discípulos le dijeron: «Si esta es la situación del hombre con respecto a su
mujer, no conviene casarse.» Y él les respondió: «No todos entienden este
lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos
no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque
fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa
del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!»
Palabra de Dios.
4
El que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana y mi madre
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
3, 31-35
Llegaron la madre y los hermanos de Jesús y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos
te buscan ahí afuera.»
El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y dirigiendo su
mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre y
mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y
mi madre.»
Palabra de Dios.
5
Marta recibió a Jesús en su casa.
María eligió la mejor parte
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te
importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin
embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no
le será quitada.»
Palabra de Dios.
6
Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos
que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya
están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo
permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece
en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja
al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos.»
Palabra del Señor.
8. POR LAS VOCACIONES
A LAS ÓRDENES SAGRADAS
O A LA VIDA RELIGIOSA
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Deja tu tierra natal y la casa de tu padre
Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a
El Señor dijo a Abrám:
«Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo
haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una
bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por
ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra.» Abrám partió, como el Señor se
lo había ordenado.
Palabra de Dios.
2
Yo estaré contigo
Lectura del libro del Exodo 3, 1-6. 9-12
Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián,
llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al
Horeb. Allí se le apareció el Angel del Señor en una llama de fuego, que salía
de en medio de la zarza.
Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este
grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?»
Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la
zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!» «Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le
dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que
estás pisando es una tierra santa.» Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu
padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.»
Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.
El Señor dijo:«El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto cómo
son oprimidos por los egipcios. Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques
de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.»
Pero Moisés dijo a Dios: «¿Quién soy yo para presentarme ante el Faraón y hacer
salir de Egipto a los israelitas?»
«Yo estaré contigo, le dijo Dios, y esta es la señal de que soy yo el que te
envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo, ustedes darán culto a Dios
en esta montaña.»
Palabra de Dios.
3
Habla, Señor, porque tu servidor escucha
Lectura del primer libro de Samuel 3, 1-10
El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era
rara en aquellos días, y la visión no era frecuente.
Un día, Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos comenzaban a debilitarse
y no podía ver. La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba
acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor
llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.» Samuel fue corriendo adonde estaba
Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Pero Elí le dijo: «Yo no te
llamé; vuelve a acostarte.» Y él se fue a acostar.
El Señor llamó a Samuel una vez más. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le
dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Elí le respondió: «Yo no te llamé,
hijo mío; vuelve a acostarte.» Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del
Señor todavía no le había sido revelada.
El Señor llamó a Samuel por tercera vez. El se levantó, fue adonde estaba Elí y
le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Entonces Elí comprendió que era el
Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te
llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha.» Y Samuel fue a
acostarse en su sitio.
Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel,
Samuel!» El respondió: «Habla, porque tu servidor escucha.»
Palabra de Dios.
4
Eliseo partió y fue detrás de Elías
Lectura del primer libro de los Reyes 19, 16b. 19-21
El Señor dijo a Elías:
A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti.
Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando.
Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó
cerca de él y le echó encima su manto.
Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: «Déjame besar a mi padre
y a mi madre; luego te seguiré.»
Elías le respondió: «Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtelo?»
Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los
arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran.
Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio.
Palabra de Dios.
5
¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?
Lectura del libro del profeta Isaías 6, 1. 6-8
El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y
excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo.
Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había
tomado con unas tenazas de encima del altar. El le hizo tocar mi boca, y dijo:
«Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido
expiado.»
Yo oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?»
Yo respondí: «¡Aquí estoy: envíame!»
Palabra de Dios.
6
Tu irás adonde Yo te envíe
Lectura del libro del profeta Jeremías 1, 4-9
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras
del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.»
Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»
El Señor me dijo: «No digas: "Soy demasiado joven", porque tú irás adonde yo te
envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu boca.»
Palabra de Dios.
7
Había en mi corazón como un fuego abrasador
Lectura del libro de Jeremías 20, 7-9
¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has
prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí.
Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: "Violencia, devastación!".
Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día.
Entonces dije: "No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre". Pero había
en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por
contenerlo, pero no podía.
Palabra de Dios.
Lectura del Nuevo Testamento
1
Nos confió el ministerio de la reconciliación
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
5, 14-20
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos,
entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no
vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Por
eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios
puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más
así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un
ser nuevo se ha hecho presente.
Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo
y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en
Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los
hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación.
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo:
Déjense reconciliar con Dios.
Palabra de Dios.
2
Considero todas las cosas como desperdicio,
con tal de ganar a Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos
3, 8-14
Hermanos:
Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús,
mi Señor. Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio,
con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia -la que procede
de la Ley- sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda
en la fe. Así podré conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de
sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible,
a la resurrección de entre los muertos.
Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi
carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.
Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino
recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del
llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
3 Por las vocaciones sacerdotales:
Dios proclamó a Cristo Sumo Sacerdote
según el orden de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-10
Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en
favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin
de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede mostrarse indulgente
con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está
sujeto a la debilidad humana.
Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino
también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es
llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la
gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo:
"Tú eres
mi Hijo, yo te he engendrado hoy".
Como también dice en otro lugar:
"Tú eres
sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec".
El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y
lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su
humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios
sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y
llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, porque
Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 15, 1-2a. 5. 7-8. 11
R. ¡Tú eres la parte de mi herencia, Señor!
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
«Señor, tú eres mi bien.»
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna a tu derecha. R.
2 SALMO 26, 1. 4. 5. 8b-9d. 11
R. ¡Yo busco tu rostro, Señor!
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo. R.
Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca. R.
Yo busco tu rostro, Señor,
no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu servidor.
Tú, que eres mi ayuda. R.
No me dejes ni me abandones,
mi Dios y mi salvador.
Indícame, Señor, tu camino
y guíame por un sendero llano,
porque tengo muchos enemigos. R.
3 SALMO 39, 2. 4ab. 7-10. 12
R. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!
Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy.» R.
«En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón.» R.
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor. R.
Y tú, Señor, no te niegues
a tener compasión de mí;
que tu amor y tu fidelidad
me protejan sin cesar. R.
4 SALMO 83, 3-4. 6. 8a. 11
R. ¡Felices los que habitan en tu Casa, Señor!
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente. R.
Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios. R.
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación!
Ellos avanzan con vigor siempre creciente. R.
Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mc 1, 17
¡Síganme, y yo los haré pescadores de hombres!
2 Jn 15, 5
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí, y Yo en él, da mucho fruto.
3 Cf. Jn 15, 16ab
Yo los elegí del mundo,
para que vayan y den fruto,
y ese fruto sea duradero.
4 Flp 3, 8b-9a
Considero todas las cosas como desperdicio,
con tal de ganar a Cristo
y estar unido a él.
EVANGELIOS
1
La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
9, 35-38
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas,
proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y
dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y
abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de
los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.»
Palabra del Señor.
2
Vende lo que tienes y sígueme
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
10, 17-27
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le
preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los
mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso
testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»
El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»
Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que
tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y
sígueme.» El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque
poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil será
para los ricos entrar en el Reino de Dios!» Los discípulos se sorprendieron por
estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡qué difícil es
entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una
aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: «Entonces,
¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible,
pero no para Dios, porque para él todo es posible.»
Palabra del Señor.
3
Ustedes recibirán en este mundo el ciento por uno, en medio de las persecuciones,
y en el mundo futuro, la Vida eterna
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
10, 28-30
Pedro le dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas,
madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en
este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres,
hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la
Vida eterna.»
Palabra del Señor.
4
De ahora en adelante serás pescador de hombres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
5, 1-11
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar
la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde
allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y
estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón,
y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a
la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar
adentro, y echen las redes.»
Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado
nada, pero si tú lo dices, echaré las redes.» Así lo hicieron, y sacaron tal
cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron
señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos
acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí,
Señor, porque soy un pecador.» El temor se había apoderado de él y de los que lo
acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba
a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.
Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de
hombres.»
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
5
El que ha puesto su mano en el arado y mira para atrás
no sirve para el Reino de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
9, 57-62
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»
Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos,
pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Y dijo a otro: «Sígueme.» El respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a
mi padre.» Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos;
tú ve a anunciar el Reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.»
Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no
sirve para el Reino de Dios.»
Palabra del Señor.
6
El que no carga con su cruz y me sigue
no puede ser mi discípulo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
14, 25-33
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: «Cualquiera
que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus
hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi
discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular
los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los
cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:
"Este comenzó a edificar y no pudo terminar."
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar
si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada
para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee,
no puede ser mi discípulo.»
Palabra del Señor.
7
Sígueme
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
1, 35-51
Estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba,
dijo: «Este es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. El se dio vuelta y,
viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?»
Ellos le respondieron: «Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?»
«Vengan y lo verán», les dijo.
Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las
cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés,
el hermano de Simón Pedro.
Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: «Hemos
encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde
estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te
llamarás Cefas», que traducido significa Pedro.
Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le
dijo: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquel de quien se habla
en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret.»
Natanael le preguntó: «¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?»
«Ven y verás», le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita, un hombre
sin doblez.»
«¿De dónde me conoces?», le preguntó Natanael.
Jesús le respondió: «Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo
de la higuera.»
Natanael le respondió: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel.»
Jesús continuó: «Porque te dije: "Te vi debajo de la higuera", crees.
Verás cosas más grandes todavía.»
Y agregó: «Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir
y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor.
O bien más breve:
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
1, 35-42
Estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba,
dijo: «Este es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. El se dio vuelta y,
viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?»
Ellos le respondieron: «Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?»
«Vengan y lo verán», les dijo.
Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las
cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés,
el hermano de Simón Pedro.
Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado
al Mesías», que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús.
Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas»,
que traducido significa Pedro.
Palabra del Señor.
8
No hay amor más grande
que dar la vida por los amigos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 9-17
Durante la Última Cena,
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi
amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No
hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora
lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y
los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo
que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Palabra del Señor.
9. POR LOS LAICOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Yo los reuniré de entre todos los países.
Les daré un corazón nuevo
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 24-28
Así habla el Señor:
«Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo.
Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos
sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el
corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis
preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.»
Palabra del Señor.
2
Derramaré mi espíritu sobre todos los hombres
Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5
Así habla el Señor:
Yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus hijos y sus hijas profetizarán,
sus ancianos tendrán sueños proféticos y sus jóvenes verán visiones. También sobre los
esclavos y las esclavas derramaré mi espíritu en aquellos días.
Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. El
sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del
Señor, día grande y terrible.
Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre el
monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el Señor, y
entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar
Lectura de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De
pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que
resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas
lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas
lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al
oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno
los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían:
«¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de
nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que
habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en
Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los
peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos
proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.»
Palabra del Señor.
2
Considerense muertos al pecado y vivos para Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
6, 2-4. 12-14
Hermanos:
¿Cómo es posible que los que hemos muerto al pecado sigamos viviendo en él? ¿No
saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos
sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva.
No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos
deseos. Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del
pecado, sino ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la
muerte a la Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio
de Dios. Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están
sometidos a la Ley, sino a la gracia.
Palabra del Señor.
3
Ni la muerte ni la vida podrá separarnos jamás del amor de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él
toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el
que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que
murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por
nosotros?
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las
angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como
dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se
nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos
una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los
principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo
alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de
Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra del Señor.
4
Ofrézcanse a ustedes mismos
como una víctima viva, santa y agradable a Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
12, 1-13
Hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos
como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que
deben ofrecer.
No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente
renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de
Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
En virtud de la gracia que me fue dada, le digo a cada uno de ustedes: no se
estimen más de lo que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable,
según la medida de la fe que Dios repartió a cada uno. Porque así como en un
solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también todos
nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno,
somos miembros los unos de los otros.
Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes.
El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. El
que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que
enseñe. El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus
bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con
solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría.
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Amense
cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con
solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la
esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración.
Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente
la hospitalidad.
Palabra del Señor.
5
Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu
para formar un solo Cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu.
Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades,
pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta
para el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros,
a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo
-judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
Palabra del Señor.
6
Nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
1, 3-14
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en
él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio
en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los
pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio
misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el
previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser
aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de
la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y
prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su
gloria.
Palabra del Señor.
7
Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
4, 1-6
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Palabra del Señor.
8
A manera de piedras vivas, ustedes son edificados como una casa espiritual
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-10
Queridos hermanos:
Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y
preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son
edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.
Porque dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y
preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido.
Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio,
para los incrédulos, la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser
la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan
porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa,
un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las
tinieblas a su admirable luz: ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el
Pueblo de Dios; ustedes, que antes no habían obtenido misericordia, ahora la han
alcanzado.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 84, 2-8
R. ¡Manifiéstanos tu misericordia, Señor!
Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados. R.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente? R.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
2 SALMO 99, 1-5
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
3 SALMO 102, 1-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
4 SALMO 112, 1-8
R. ¡Bendito sea el nombre del Señor para siempre!
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R.
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
¡Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios!
2 Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la Vida.
3 Jn 15, 4a. 5b
Permanezcan en mí,
como Yo permanezco en ustedes.
El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto.
4 Cf. Jn 15, 16ab
Yo los elegí del mundo,
para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero.
5 Sant 1, 12
Feliz el hombre que soporta la prueba,
porque después de haberla superado,
recibirá la corona de Vida.
6
La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador es Cristo;
el que lo encuentra permanece para siempre.
EVANGELIOS
1
Alégrense y regocíjense,
porque tendréis una gran recompensa en el cielo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de
los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie
en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo.»
Palabra del Señor.
2
El que pierda su vida a causa de mí la encontrará
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
16, 24-27
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda
su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el
mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus
ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.»
Palabra del Señor.
3
Respondiste fielmente en lo poco;
entra a participar del gozo de tu señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó
a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y
ganó otros cinco.
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno
solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus
servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó
otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los
otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor,
ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a
participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has
confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien,
servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de
mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres
un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has
esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo
tuyo!"
Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho
donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado
el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le
dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y
rechinar de dientes."»
Palabra del Señor.
4
El que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana y mi madre
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
3, 31-35
Llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud
estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te buscan ahí
afuera.»
El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y dirigiendo su mirada
sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Palabra del Señor.
5
El sembrador salió a sembrar
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
4, 1-9
Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió
junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en
ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. El les enseñaba muchas
cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:
«¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla
cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte
cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque
la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de
raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no
dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo
y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por
uno.» Y decía: «¡El que tenga oídos para oír, que oiga!»
Palabra del Señor.
6
El que permanece en mi, y Yo en él,
da mucho fruto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 1-8
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para
que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede
dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca;
después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos.
Palabra del Señor.
7
Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 18-21
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del
mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que
yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me
persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi
palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de
mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»
Palabra del Señor.
10. POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
El Señor te volverá a reunir de entre todos los pueblos
por donde te había dispersado
Lectura del libro del Deuteronomio
30, 1-4
Moisés habló al pueblo diciendo:
Cuando te sucedan todas estas cosas -la bendición y la maldición que he puesto
delante de ti- si las meditas en tu corazón en medio de las naciones donde el
Señor, tu Dios, te habrá arrojado, si te conviertes al Señor, tu Dios, y tí y
tus hijos le obedecen con todo su corazón y con toda su alma, exactamente como
hoy te lo ordeno, entonces el Señor, tu Dios, cambiará tu suerte y tendrá
misericordia de ti. El te volverá a reunir de entre todos los pueblos por donde
te había dispersado.
Aunque tus desterrados se encuentren en los confines del cielo, de allí el
Señor, tu Dios, te volverá a reunir, de allí te tomará.
Palabra del Señor.
2
Los reuniré de entre todos los países.
Les daré un corazón nuevo
Lectura de la profecía de Ezequiel
36, 24-28
Así habla el Señor:
«Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los
llevaré a su propio suelo. Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados.
Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo
y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis
preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y
yo seré su Dios.»
Palabra del Señor.
3
Ya no formarán dos naciones
Lectura de la profecía de Ezequiel
37, 15-19. 21b-22. 26-28
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, toma un trozo de madera y escribe sobre él: «Judá y los
israelitas que le están unidos.» Toma después otro trozo y escribe: «José,
madera de Efraím, y toda la casa de Israel unida a él.» Júntalos luego uno con
el otro, de manera que formen una sola pieza de madera y sean una sola cosa en
tu mano.
Y cuando la gente de tu pueblo te pregunte: «¿No vas a explicarnos qué quieres
decir con esto?», tú les responderás: Así habla el Señor : Yo voy a tomar la
madera de José, que está en la mano de Efraím, y a las tribus de Israel unidas a
él, y les añadiré la madera de Judá. Así haré de todos ellos un solo trozo de
madera, y serán una sola cosa en mi mano.
Yo voy a tomar a los israelitas de entre las naciones adonde habían ido; los
reuniré de todas partes y los llevaré a su propio suelo. Haré de ellos una sola
nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya
no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos.
Estableceré para ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza
eterna. Los instalaré, los multiplicaré y pondré mi Santuario en medio de ellos
para siempre. Mi morada estará junto a ellos: yo seré su Dios y ellos serán mi
Pueblo. Y cuando mi Santuario esté en medio de ellos para siempre, las naciones
sabrán que yo soy el Señor, el que santifico a Israel.
Palabra del Señor.
4
En aquel tiempo, los reuniré
Lectura de la profecía de Sofonías
3, 16-20
¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en
medio de ti, es un guerrero victorioso! El exulta de alegría a causa de ti, te
renueva con su amor y lanza por ti gritos de alegría, como en los días de
fiesta.
Yo aparté de ti la desgracia, para que no cargues más con el oprobio. En aquel
tiempo, yo exterminaré a todos tus opresores, salvaré a las ovejas tullidas,
reuniré a las descarriadas, y les daré fama y renombre en todos los países donde
tuvieron que avergonzarse. En aquel tiempo, yo los haré volver, en aquel tiempo,
los reuniré. Sí, les daré fama y renombre entre todos los pueblos de la tierra,
cuando cambie la suerte de ustedes ante sus propios ojos, dice el Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Que no haya divisiones entre ustedes.
¿Acaso Cristo está dividido?
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto 1, 10-13
Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se
pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta
armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. Porque los de la
familia de Cloe me han contado que hay discordias entre ustedes. Me refiero a
que cada uno afirma: «Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo.»
¿Acaso Cristo está dividido? ¿O es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O
será que ustedes fueron bautizados en el nombre de Pablo?
Palabra del Señor.
2
Ustedes están edificados sobre los apóstoles,
que son los cimientos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
2, 19-22
Hermanos:
Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y
miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y
los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo
Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir
un templo santo en el Señor.
En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una
morada de Dios en el Espíritu.
Palabra del Señor.
3
Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Efeso 4, 1-6
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Palabra del Señor.
4
Perdonándose unos a otros,
como Dios los ha perdonado en Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Efeso 4, 30-5, 2
Hermanos:
No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para
el día de la redención.
Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase
de maldad.
Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a
los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.
Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos.
Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros,
como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.
Palabra de Dios.
5
Tengan un mismo corazón,
un mismo pensamiento
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Filipos 2, 1-13
Hermanos:
Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el
consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la
compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos.
Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por
espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los
otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su
propio interés, sino también el de los demás.
Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. El, que era de condición divina,
no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al
contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose
semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta
aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que
al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los
abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el
Señor.»
Por eso, queridos míos, ustedes que siempre me han obedecido, trabajen por su
salvación con temor y temblor, no solamente cuando estoy entre ustedes, sino
mucho más ahora que estoy ausente. Porque Dios es el que produce en ustedes el
querer y el hacer, conforme a su designio de amor.
Palabra del Señor.
6
Han sido llamados a formar un solo Cuerpo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Colosas 3, 9b-17
Hermanos:
Ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del
hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose
constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni
judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre
libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados.
Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús,
dando gracias por él a Dios Padre.
Palabra del Señor.
7
Un solo mediador entre Dios y los hombres:
Jesucristo, hombre Él también
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo
2, 5-8
Querido hermano:
Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre él
también, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos. Este es el testimonio que
él dio a su debido tiempo, y del cual fui constituido heraldo y Apóstol para enseñar
a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y no miento.
Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al
cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.
Palabra del Señor.
8
Si Dios nos amó tanto,
también debemos amarnos los unos a los otros
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
4, 9-15
Queridos hermanos:
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos
Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por
nuestros pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los
otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece
en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. La señal de que
permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 Jer 31, 10-14
R. ¡Reúne, Señor, a tu pueblo disperso!
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.» R.
Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.
2 SALMO 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. R.
3 SALMO 99, 1-5
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
4 SALMO 117, 22-23. 25-26. 28
R. La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular:
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos. R.
Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor.
Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias. R.
5 SALMO 121, 1-2. 4-9
R. ¡Vamos con alegría a la Casa del Señor!
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
-según es norma en Israel-
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David. R.
Auguren la paz a Jerusalén:
«¡Vivan seguros los que te aman!
¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!» R.
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: «La paz esté contigo.»
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Jn 17, 21
Que todos sean uno:
como Tú, Padre, estás en mí y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que Tú me enviaste.
2 Ef 4, 5. 6a
Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.
Hay un solo Dios y Padre de todos.
3 Col 3, 15
Que la paz de Cristo reine en sus corazones:
esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo.
4
Tu Iglesia se congrega, Señor, en tu Reino,
desde los confines de la tierra,
porque tuyo es el poder y la gloria
por Jesucristo, por los siglos de los siglos.
5
La Iglesia del Señor es la única luz,
luz que se esparce por todo el mundo,
sin que merme por esto la unidad del Cuerpo.
EVANGELIOS
1
Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre,
Yo estoy en medio de ellos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 19-22
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre
que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi
Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Entonces se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar
a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
Palabra del Señor.
2
El que no está contra ustedes está con ustedes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
9, 49-56
Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo:
«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo,
porque no es de los nuestros.»
Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes.»
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente
hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría
para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer
fuego del cielo para consumirlos?» Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.
Palabra del Señor.
3
Habrá un solo rebaño y un solo Pastor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
10, 11-16
Jesús dijo:
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado,
en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve
venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y la dispersa. Como es
asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí - como
el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre - y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también
conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
Palabra del Señor.
4
Para congregar en la unidad a los hijos de Dios
que estaban dispersos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
11, 45-52
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque
este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los
romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación.»
Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes no comprenden
nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la
nación entera?»
No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la
nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de
Dios que estaban dispersos.
Palabra del Señor.
5
Les he dado ejemplo,
para que hagan lo mismo que Yo hice con ustedes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
13, 1-15
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar
de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el
mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de
Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo
en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la
mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó
agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos
con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: «¿Tú, Señor, me vas a lavar los
pies a mí?»
Jesús le respondió: «No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero
después lo comprenderás.»
«No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!»
Jesús le respondió: «Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte.»
«Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos
y la cabeza!»
Jesús le dijo: «El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque
está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos.» El
sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: «No todos ustedes están
limpios.»
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les
dijo: «¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro
y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro,
les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les
he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.»
Palabra del Señor.
6
Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 1-11a
Terminada la Última Cena,
Jesús levantó los ojos al cielo, y dijo:
«Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a
ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida
eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan
a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste.
Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes
que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos
y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que
me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste:
ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me
enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son
tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido
glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a
ti.
Palabra del Señor.
7
Que sean uno, como nosotros
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 1b. 11b-19
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
«Padre santo, cuídalos en tu Nombre que me diste para que sean uno, como nosotros. Mientras
estaba con ellos, Yo los cuidaba en tu Nombre que me diste; los protegía y no se perdió ninguno
de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo
sea perfecto.
Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco Yo
soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no
son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como Tú me enviaste al mundo, Yo también los
envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.»
Palabra del Señor.
8
Que sean perfectamente uno
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 20-26
Terminada la Última Cena,
Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo:
«Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a
su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo
en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me
enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca
que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que
contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación
del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron
que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en
ellos.»
Palabra del Señor.
11. POR LA EVANGELIZACIÓN
DE LOS PUEBLOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Todas las naciones afluirán hacia la montaña del Señor
Lectura del libro de Isaías 2, 1-5
Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de
Jerusalén:
Sucederá al fin de los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será
afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las
colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella y acudirán pueblos numerosos,
que dirán:
«¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! El nos
instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas.» Porque de Sión saldrá la
Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.
El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas
forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación
contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. ¡Ven, casa de Jacob, y
caminemos a la luz del Señor!
Palabra del Señor.
2
Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos
Lectura del libro de Isaías 56, 1. 6-7
Así habla el Señor:
Observen el derecho y practiquen la justicia, porque muy pronto llegará mi
salvación y ya está por revelarse mi justicia.
Y a los hijos de una tierra extranjera que se han unido al Señor para servirlo,
para amar el nombre del Señor y para ser sus servidores, a todos los que
observen el sábado sin profanarlo y se mantengan firmes en mi alianza, yo los
conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración;
sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa
será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
Palabra del Señor.
3
Las naciones caminarán a tu luz
Lectura del libro de Isaías 60, 1-6
¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre
ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones,
pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti.
Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora.
Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos
llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos.
Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se
volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán
hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá.
Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas
del Señor.
Palabra del Señor.
4
Y Yo, ¿no me voy a conmover por Nínive?
Lectura de la profecía de Jonás 3, 10; 4, 1-11
Cuando Dios vio todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta,
Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Jonás se disgustó mucho y quedó muy enojado. Entonces oró al Señor, diciendo:
«¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por
eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios
bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te
arrepientes del mal con que amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida, porque
prefiero morir antes que seguir viviendo.»
El Señor le respondió: «¿Te parece que tienes razón para enojarte?»
Jonás salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí levantó una choza y
se sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad. Entonces
el Señor hizo crecer allí una planta de ricino, que se levantó por encima de
Jonás para darle sombra y librarlo de su disgusto. Jonás se puso muy contento al
ver esa planta. Pero al amanecer del día siguiente, Dios hizo que un gusano
picara el ricino y este se secó. Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un
sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió
desvanecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: «Prefiero morir antes que
seguir viviendo.»
Dios le dijo a Jonás: «¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?»
Y él respondió: «Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte.»
El Señor le replicó: «Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún
trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche
se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan
más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal,
y donde hay además una gran cantidad de animales?»
Palabra del Señor.
5
Pueblos numerosos vendrán a Jerusalén a buscar al Señor
Lectura de la profecía de Zacarías 8, 20-23
Así habla el Señor de los ejércitos:
Vendrán asimismo pueblos y habitantes de muchas ciudades. Los habitantes de una
ciudad irán a otra, diciendo: «Vamos a apaciguar el rostro del Señor y a buscar
al Señor de los ejércitos; yo también quiero ir.»
Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de
los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor.
Así habla el Señor de los ejércitos:
En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas que hablan las naciones,
tomarán a un judío por el borde de sus vestiduras y le dirán: «Queremos ir con
ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes.»
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Ustedes serán mis testigos hasta los confines de la tierra
Lectura de los Hechos de los apóstoles 1, 3-8
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de
que vivía, y durante cuarenta días se le apareció y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se
alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo,
que yo les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán
bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días.»
Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a
restaurar el reino de Israel?»
El les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento
que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza
del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.»
Palabra del Señor.
2
También anunciaron a los paganos al Señor Jesús
Lectura de los Hechos de los apóstoles
11, 19-26
Los que se habían dispersado durante la persecución que se desató a causa de
Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y anunciaban la Palabra
únicamente a los judíos. Sin embargo, había entre ellos algunos hombres
originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron
a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús. La mano del Señor los acompañaba
y muchos creyeron y se convirtieron.
Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía.
Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y
exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme. Bernabé era
un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud
adhirió al Señor.
Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a
Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente.
Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de
«cristianos».
Palabra del Señor.
3
Nos dirigimos ahora a los paganos
Lectura de los Hechos de los apóstoles 13, 46-49
Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron:
«A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la
rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los
paganos. Así nos ha ordenado el Señor: "Yo te he establecido para ser la luz de
las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra."»
Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y
todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe. Así la
Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.
Palabra del Señor.
4
¿Y cómo oír hablar de Él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán si nadie los envía?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 10, 9-18
Hermanos:
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo
resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para
alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así
lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo
Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el
nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿como invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de
él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no
se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que
anuncian buenas noticias!
Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó
en nuestra predicación? La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la
predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se
extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
Palabra del Señor.
5
El ministerio de Cristo ahora ha sido revelado:
también los paganos participan de una misma herencia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Efeso 3, 2-12
Hermanos:
Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada
en beneficio de ustedes. Fue por medio de una revelación como se me dio a
conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. Al
leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo, que
no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado
por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas.
Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma
herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en
Cristo Jesús, por medio del Evangelio. De este Evangelio, yo fui constituido
ministro por el don de la gracia que recibí de Dios, en virtud de la eficacia de
su poder.
Yo, el menor de todos los santos, he recibido la gracia de anunciar a los
paganos la insondable riqueza de Cristo, y poner de manifiesto la dispensación
del misterio que estaba oculto desde siempre en Dios, el creador de todas las
cosas, para que los Principados y las Potestades celestiales conozcan la
infinita variedad de la sabiduría de Dios por medio de la Iglesia.
Este es el designio que Dios concibió desde toda la eternidad en Cristo Jesús,
nuestro Señor, por quien nos atrevemos a acercarnos a Dios con toda confianza,
mediante la fe en él.
Palabra del Señor.
6
Dios quiere que todos se salven
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo
2, 1-8
Querido hijo:
Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones
de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades,
para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y
digna. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que
todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre
él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos. Este es el
testimonio que él dio a su debido tiempo, y del cual fui constituido heraldo y
Apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y no miento.
Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos
al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 18, 2-5
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje
y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,
resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
2 SALMO 66, 2-3. 5. 7-8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto:
el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra. R.
3 SALMO 95, 1-3. 7-8a. 9-10a
R. ¡Anuncien entre los pueblos las maravillas del Señor!
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.
Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor. R.
Adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
Digan entre las naciones: «¡el Señor reina!» R.
4 SALMO 97, 1-6
R. Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque el hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.
5 SALMO 116, 1-2
R. ¡Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 28, 19a. 20b
Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.
2 Mc 16, 15
Vayan por todo el mundo,
anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
3 Jn 3, 16
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único;
para que todo el que cree en él no muera,
sino que tenga Vida eterna.
EVANGELIOS
1
Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
28, 16-20
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la
tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir
todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del
mundo.»
Palabra del Señor.
2
Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
16, 15-20
Jesús se apareció a los Once y les dijo:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que
crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi
Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y
si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los
enfermos y los curarán.»
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a
la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su
palabra con los milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.
3
Debía predicarse a todas las naciones la conversión
para el perdón de los pecados
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
24, 44-53
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla
todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los
Salmos.»
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los
muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse
a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son
testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido.
Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de
lo alto.»
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos,
los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con
gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.
Palabra del Señor.
4
Para congregar en la unidad a los hijos de Dios
que estaban dispersos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
11, 45-52
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María
creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que
Jesús había hecho.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué
hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así,
todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y
nuestra nación.»
Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: «Ustedes
no comprenden nada. ¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el
pueblo y no que perezca la nación entera?»
No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a
morir por la nación, y no solamente por la nación, sino también para congregar
en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.
Palabra del Señor.
5
Así como Tú me enviaste al mundo,
Yo también los envío al mundo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 11b. 17-23
A la Hora de pasar de este mundo al Padre,
Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
«Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno,
como nosotros.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al
mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también
ellos sean consagrados en la verdad.
No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra,
creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos
uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca
que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.»
Palabra del Señor.
12. POR LOS CRISTIANOS
QUE SUFREN PERSECUCIÓN
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Perdona a tu pueblo,
porque han deseado exterminar tu heredad
Lectura del libro de Ester gr. 4, 1-5. 8-10
Mardoqueo, recordando todas las obras del Señor, le dirigió esta oración:
«Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie
que pueda oponerse a ti, si tú quieres salvar a Israel. Porque tú has hecho el
cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo el cielo; tú eres el Señor
de todas las cosas, y no hay nadie que te resista, Señor. Tú lo conoces todo, y
sabes muy bien, Señor, que no ha sido por arrogancia, ni por soberbia o amor
propio, que yo me negué a postrarme ante el orgulloso Amán:
Y ahora, Señor, Dios y Rey, Dios de Abraham, perdónale la vida a tu pueblo,
porque están mirando cómo destruirnos y ansían exterminar la herencia que ha
sido tuya desde siempre. No menosprecies tu porción escogida, la que has
rescatado para ti del país de Egipto. Presta atención a mi plegaria, muéstrate
propicio con tu heredad, cambia nuestro duelo en alegría, para que vivamos y
cantemos himnos a tu Nombre, Señor. ¡No hagas enmudecer la boca de los que te
alaban!»
Palabra de Dios.
2
Los que esperan en Dios no sucumben jamás
Lectura del primer libro de los Macabeos 2, 49-52. 57-64
Cuando la vida de Matatías llegaba a su fin, este dijo a sus hijos:
«Ahora reinan la insolencia y el ultraje, es tiempo de perturbación y de furor
desencadenado. Por lo tanto, hijos míos, ardan de celo por la Ley, dando la vida
por la Alianza de nuestros padres. Recuerden las obras que realizaron nuestros
padres en su tiempo: así alcanzarán una inmensa gloria y una fama imperecedera.
¿Acaso Abraham no fue hallado fiel en la prueba y por eso Dios lo contó entre
los justos? David, por su piedad, heredó un trono real para siempre. Elías, por
su ardiente celo por la Ley, fue arrebatado al cielo. Ananías, Azarías y Misael,
por haber confiado en Dios, fueron salvados de la llama. Daniel, por su
integridad, fue librado de las fauces de los leones.
Adviertan, entonces, que a lo largo de las generaciones los que esperan en él no
sucumben jamás. No teman las amenazas de un hombre pecador, porque su gloria
acabará en podredumbre y gusanos; hoy es exaltado y mañana desaparece, porque
habrá vuelto al polvo de donde vino y sus proyectos quedarán frustrados.
Por eso, hijos míos, sean valientes, y manténganse firmes en el cumplimiento de
la Ley, ya que gracias a ella serán colmados de gloria.»
Palabra de Dios.
3
Tú eres mi servidor, y Yo te elegí y no te rechacé
Lectura del libro de Isaías 41, 8-10. 13-14
Así habla el Señor Dios:
Tú, Israel, mi servidor, Jacob, a quien yo elegí, descendencia de Abraham, mi
amigo; tú, a quien tomé de los confines de la tierra y llamé de las regiones más
remotas, yo te dije: «Tú eres mi servidor, yo te elegí y no te rechacé.» No
temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te
fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
Porque yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te
digo: «No temas, yo vengo en tu ayuda».
Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en
tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel.
Palabra de Dios.
4
No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre
Lectura de la profecía de Daniel 3, 25. 34-43
Azarías, de pie en medio del fuego, tomó la palabra y oró así:
«No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre, no anules tu Alianza, no
apartes tu misericordia de nosotros, por amor a Abraham, tu amigo, a Isaac, tu
servidor, y a Israel, tu santo, a quienes prometiste una descendencia numerosa
como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.
Señor, hemos llegado a ser más pequeños que todas las naciones, y hoy somos
humillados en toda la tierra a causa de nuestros pecados. Ya no hay más en este
tiempo, ni jefe, ni profeta, ni príncipe, ni holocausto, ni sacrificio, ni
oblación, ni incienso, ni lugar donde ofrecer las primicias, y así, alcanzar tu
favor.
Pero que nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humillado nos hagan
aceptables como los holocaustos de carneros y de toros, y los millares de
corderos cebados; que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que
nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en
ti.
Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu rostro. No nos
cubras de vergüenza, sino trátanos según tu benignidad y la abundancia de tu
misericordia. Líbranos conforme a tus obras maravillosas, y da gloria a tu
Nombre, Señor.»
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
No podemos callar lo que hemos visto y oído
Lectura de los Hechos de los apóstoles 4, 1-5. 18-21
Mientras los Apóstoles hablaban al pueblo, se presentaron ante ellos los
sacerdotes, el jefe de los guardias del Templo y los saduceos, irritados de que
predicaran y anunciaran al pueblo la resurrección de los muertos cumplida en la
persona de Jesús. Estos detuvieron a los Apóstoles y los encarcelaron hasta el
día siguiente, porque ya era tarde.
Muchos de los que habían escuchado la Palabra abrazaron la fe, y así el número
de creyentes, contando sólo los hombres, se elevó a unos cinco mil.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes de los judíos, los
ancianos y los escribas. Los llamaron y les prohibieron terminantemente que
dijeran una sola palabra o enseñaran en el nombre de Jesús. Pedro y Juan les
respondieron: «Juzguen si está bien a los ojos del Señor que les obedezcamos a
ustedes antes que a Dios. Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído.»
Después de amenazarlos nuevamente, los dejaron en libertad, ya que no sabían
cómo castigarlos, por temor al pueblo que alababa a Dios al ver lo que había
sucedido.
Palabra de Dios.
2
Ahora, Señor, mira sus amenazas
Lectura de los Hechos de los apóstoles
4, 23-31
Una vez en libertad, los Apóstoles regresaron adonde estaban sus hermanos, y les
contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al
oírlos, todos levantaron la voz y oraron a Dios unánimemente: «Señor, tú hiciste
el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú, por medio del
Espíritu Santo, pusiste estas palabras en labios de nuestro padre David, tu
servidor:
¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen vanos proyectos? Los reyes
de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su
Ungido.
Porque realmente se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con las
naciones paganas y los pueblos de Israel, contra tu santo servidor Jesús, a
quien tú has ungido.
Así ellos cumplieron todo lo que tu poder y tu sabiduría habían determinado de
antemano. Ahora, Señor, mira sus amenazas, y permite a tus servidores anunciar
tu Palabra con toda libertad: extiende tu mano para que se realicen curaciones,
signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús.»
Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron
llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.
Palabra de Dios.
3
Los Apóstoles, salieron del Sanedrín,
dichosos de haber sido considerados dignos de padecer
por el Nombre de Jesús
Lectura de los Hechos de los apóstoles
5, 27-32. 40b-42
Cuando los Apóstoles fueron llevados al Sanedrín, el Sumo Sacerdote interrogó a
los apóstoles y les dijo:
«Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes
han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros
la sangre de ese hombre!»
Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: «Hay que obedecer a Dios antes que a
los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes
hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A Él, Dios lo exaltó con su poder,
haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón
de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu
Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen.»
Después de hacerlos azotar, les prohibieron hablar en el nombre de Jesús y los
soltaron. Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber
sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús. Y todos los días,
tanto en el Templo como en las casas, no cesaban de enseñar y de anunciar la
Buena Noticia de Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
4
Dios les ha concedido la gracia de sufrir por Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Filipos 1, 27-30
Hermanos:
Solamente les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de
Cristo. De esa manera, sea que yo vaya a verlos o que oiga hablar de ustedes
estando ausente, sabré que perseveran en un mismo espíritu, luchando de común
acuerdo y con un solo corazón por la fe del Evangelio, y sin dejarse intimidar
para nada por los adversarios. Este es un signo cierto de que ellos van a la
ruina, y ustedes a la salvación. Esto procede de Dios, que les ha concedido a
ustedes la gracia, no solamente de creer en Cristo, sino también de sufrir por
él, sosteniendo la misma lucha en la que ustedes me han visto empeñado y ahora
saben que sigo sosteniendo.
Palabra de Dios.
5
¿Hay algún hijo que no sea corregido por su padre?
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 2-13
Hermanos:
Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual,
en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la
infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y
así no se dejarán abatir por el desaliento. Después de todo, en la lucha contra
el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.
Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos
suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no
te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que
recibe por hijo.
Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a
hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre? Si Dios no los
corrigiera, como lo hace con todos, ustedes serían bastardos y no hijos. Después
de todo, nuestros padres carnales nos corregían, y no por eso dejábamos de
respetarlos. Con mayor razón, entonces, debemos someternos al Padre de nuestro
espíritu, para poseer la Vida. Porque nuestros padres sólo nos corrigen por un
breve tiempo y de acuerdo con su criterio. Dios, en cambio, nos corrige para
nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad.
Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza
y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que
han sido adiestrados por ella.
Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que
flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga,
sino que se cure.
Palabra de Dios.
6
Ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas
que debéis sufrir momentáneamente
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
1, 3-9
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una
esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que
ustedes tienen reservada en el cielo. Porque gracias a la fe, el poder de Dios
los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir
momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más
valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo
de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque
ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se
alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término
de esa fe, que es la salvación.
Palabra de Dios.
7
Estos son los que vienen de la gran tribulación
Lectura del libro del Apocalipsis
7, 9-10. 14b-17
Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de
todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y
delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y
exclamaban con voz potente: «¡La salvación viene de nuestro Dios que está
sentado en el trono, y del Cordero!»
«Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus
vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante
del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está
sentado en el trono habitará con ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni
serán agobiados por el sol o el calor. Porque el Cordero que está en medio del
trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios
secará toda lágrima de sus ojos.»
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 2, 1-6. 10-12a
R. ¡Felices los que se refugian en el Señor!
¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
«Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo.» R.
El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos.
Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
«Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña.» R.
Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor;
temblando, ríndanle homenaje. R.
2 SALMO 26, 1-3. 5
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré? R.
Cuando se alzaron contra mí los malvados
para devorar mi carne,
fueron ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropezaron y cayeron. R.
Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza. R.
Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca. R.
3 SALMO 122, 1-2
R. ¡Levanto mis ojos hacia ti, Señor!
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor. R.
Como los ojos de la servidora están
en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros. R.
4 SALMO 123, 2-5. 7b-8
R. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros. R.
Las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas. R.
La trampa del cazador se rompió y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
Aleluia y Versículo antes del Evangelio
1 Mt 5, 10
Felices los que son perseguidos
por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
2 2Cor 1, 3b-4a
Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones.
3 Sant 1, 12
Feliz el hombre que soporta la prueba,
porque después de haberla superado,
recibirá la corona de Vida.
4 1Ped 4, 14
Felices si son ultrajados por el nombre de Cristo,
porque el Espíritu de gloria,
el Espíritu de Dios, reposa sobre ustedes.
EVANGELIOS
1
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino
de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a
causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
10, 17-22
Jesús dijo a sus apóstoles:
«Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán
en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para
dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo
que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes
los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a
su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes
serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el
fin se salvará.»
Palabra del Señor.
3
No teman a los que matan el cuerpo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
10, 26-33
Jesús dijo a sus apóstoles:
«No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que
no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno
día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien
a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo
de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más
que muchos pájaros.
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi
Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo
de aquel que reniegue de mí ante los hombres.»
Palabra del Señor.
4
Si me persiguieron a mí,
también los perseguirán a ustedes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 18-21. 26-16, 4
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a su discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del
mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que
yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me
persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi
palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de
mi Nombre, porque no conocen al que me envió.
Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la
Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan
testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas,
más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que
tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni
a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo
había dicho. No les dije estas cosas desde el principio, porque yo estaba con
ustedes.»
Palabra del Señor.
5
El mundo los odió
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
17, 1b, 11b-19
A la Hora de pasar de este mundo al Padre,
Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
«Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno,
como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me
diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía
perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de
ellos y su gozo sea perfecto.
Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los
preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al
mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también
ellos sean consagrados en la verdad.»
Palabra del Señor.
II. POR LAS NECESIDADES PÚBLICAS
13. POR LA PATRIA O POR LA CIUDAD
POR LAS AUTORIDADES PUBLICAS
POR LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES
POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
POR EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Llenen la tierra y sométanla
Lectura del libro del Génesis
1, 26-2, 3
Dios dijo:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén
sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la
tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al
hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los
vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la
tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de
alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a
todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el
pasto verde.» Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era
muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.
Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos.
El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra
que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él
cesó de hacer la obra que había creado.
Palabra de Dios.
2
El Señor puso al hombre en el jardín, para que lo cultivara
Lectura del libro del Génesis 2, 4b-9. 15
Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del
campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no
había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el
suelo, pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del
suelo.
Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su
nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que
había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que
eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de
la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo
cultivara y lo cuidara.
Palabra de Dios.
3
Caín se abalanzó sobre su hermano Abel y lo mató
Lectura del libro del Génesis 4, 3-10
Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo, mientras que Abel
le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con agrado a
Abel y su ofrenda, pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró muy
resentido y agachó la cabeza.
El Señor le dijo: «¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja? Si obras
bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la
puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo.»
Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera.» Y cuando estuvieron en el campo, se
abalanzó sobre su hermano y lo mató.
Entonces el Señor preguntó a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?»
«No lo sé», respondió Caín. «¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?»
Pero el Señor le replicó: «¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano
grita hacia mí desde el suelo.»
Palabra de Dios.
4
Invocarán mi Nombre sobre los israelitas, y Yo los bendeciré
Lectura del libro de los Números 6, 22-27
El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así
bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: Que el Señor te bendiga y te
proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.
Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.
Palabra de Dios.
5
Te doy un corazón sabio y prudente
Lectura del primer libro de los Reyes 3, 11-14
Dios dijo a Salomón:
«Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza,
ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para
juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón
sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá
nadie como tú después de ti.
Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá
nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida. Y si vas por mis caminos,
observando mis preceptos y mis mandamientos, como lo hizo tu padre David,
también te daré larga vida.»
Palabra de Dios.
6
Perdona a tu pueblo,
porque ansían exterminar tu heredad
Lectura del libro de Ester 4, 1-5. 8-10
Mardoqueo, recordando todas las obras del Señor, le dirigió esta oración:
«Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie
que pueda oponerse a ti, si tú quieres salvar a Israel. Porque tú has hecho el
cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo el cielo; tú eres el Señor
de todas las cosas, y no hay nadie que te resista, Señor. Tú lo conoces todo, y
sabes muy bien, Señor, que no ha sido por arrogancia, ni por soberbia o amor
propio, que yo me negué a postrarme ante el orgulloso Amán:
Y ahora, Señor, Dios y Rey, Dios de Abraham, perdónale la vida a tu pueblo,
porque están mirando cómo destruirnos y ansían exterminar la herencia que ha
sido tuya desde siempre. No menosprecies tu porción escogida, la que has
rescatado para ti del país de Egipto. Presta atención a mi plegaria, muéstrate
propicio con tu heredad, cambia nuestro duelo en alegría, para que vivamos y
cantemos himnos a tu Nombre, Señor. ¡No hagas enmudecer la boca de los que te
alaban!»
Palabra de Dios.
7
Si comí yo solo mi pedazo de pan,
sin que el huérfano lo compartiera
Lectura del libro de Job 31, 16-20. 22. 24-25. 28. 31-32
Si rehusé a los pobres lo que ellos deseaban y dejé desfallecer los ojos de la
viuda; si comí yo solo mi pedazo de pan, sin que el huérfano lo compartiera -yo,
que desde mi juventud lo crié como un padre y lo guié desde el vientre de mi
madre- si vi a un miserable sin ropa o a un indigente sin nada para cubrirse, y
no me bendijeron en lo íntimo de su ser por haberse calentado con el vellón de
mis corderos; ¡que mi espalda se desprenda del cuello y mi brazo sea arrancado
de su juntura!
Si deposité mi confianza en el oro y dije al oro fino: «Tú eres mi seguridad»;
si me alegré de tener muchas riquezas y de haber adquirido una enorme fortuna;
¡también eso sería un delito reprobado por los jueces, porque yo habría renegado
del Dios de lo alto!
¿No decían los hombres de mi carpa: «¿Hay alguien que no se sació con su carne?»
Ningún extranjero pasaba la noche afuera, y yo abría mi puerta al caminante.
Palabra de Dios.
8
La obra de la justicia será la paz
Lectura del libro de Isaías 32, 15-18
Será infundido en nosotros un espíritu desde lo alto. Entonces el desierto será
un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y
la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz, y el fruto
de la justicia, la tranquilidad y la seguridad para siempre.
Mi pueblo habitará en un lugar de paz, en moradas seguras, en descansos
tranquilos.
Palabra de Dios.
9
Comparte tu pan con el hambriento
Lectura del libro de Isaías 58, 6-11
Así habla el Señor:
Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor- : soltar las cadenas injustas,
desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los
yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo;
cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar;
delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí
estoy!»
Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si
ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se
alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y
llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una
vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Palabra de Dios.
10
Yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel
Lectura de la profecía de Ezequiel 3, 16-21
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
«Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Cuando
escuches una palabra de mi boca, tú les advertirás de parte mía.
Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no se lo adviertes, si no hablas
para advertir al malvado que abandone su mala conducta, y de esa manera salve su
vida, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.
Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no se convierte de su maldad y de su
mala conducta, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.
Y cuando el justo se aparte de su justicia para hacer el mal, yo lo haré
tropezar, y él morirá porque tú no se lo has advertido: morirá por su propio
pecado y no le serán tenidas en cuenta sus obras de justicia, pero a ti te
pediré cuenta de su sangre.
Si tú, en cambio, adviertes al justo para que no peque y el justo no peca, él
vivirá porque ha sido advertido, y tú habrás salvado tu vida.»
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda
a los hermanos de Judea,
cada uno según sus posibilidades
Lectura de los Hechos de los apóstoles 11, 27-30
Unos profetas llegaron de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos,
llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y anunció que el hambre
asolaría toda la tierra. Esto ocurrió bajo el reinado de Claudio.
Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda a los hermanos de Judea, cada
uno según sus posibilidades. Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los
presbíteros por intermedio de Bernabé y de Saulo.
Palabra de Dios.
2
Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 18-30
Hermanos:
Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con
la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera
ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la
vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero
conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la
esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos
de Dios.
Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de
parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro
cuerpo. Porque solamente en esperanza estamos salvados.
Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede
esperar lo que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con
constancia.
Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no
sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos
inefables. Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que
su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo
aman, de aquellos que él llamó según su designio.
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó;
y a los que justificó, también los glorificó.
Palabra de Dios.
3
Que la abundancia de ustedes
supla la necesidad de los otros
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
8, 1-5. 9-15
Hermanos, queremos informarles acerca de la gracia que Dios ha concedido a las
Iglesias de Macedonia. Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que
fueron probadas, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en
tesoros de generosidad. Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar
según sus posibilidades y más todavía: por propia iniciativa, ellos nos
pidieron, con viva insistencia, que les permitiéramos participar de este
servicio en favor de los hermanos de Jerusalén.
Y superando nuestras esperanzas, ellos se entregaron, en primer lugar al Señor,
y luego a nosotros, por la voluntad de Dios.
Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo
pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. Por eso, quiero
darles un consejo que les será provechoso, ya que ustedes, el año pasado, fueron
los primeros, no sólo en emprender esta obra, sino también en decidir su
realización. Llévenla ahora a término, para que los hechos respondan, según las
posibilidades de cada uno, a la decisión de la voluntad. Porque cuando existe
esa decisión, a uno se lo acepta con lo que tiene y no se hace cuestión de lo
que no tiene.
No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la
abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de
ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos
supla la necesidad de ustedes.
Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había
recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.
Palabra de Dios.
4
Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón,
no de mala gana o por la fuerza
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto 9, 6-15
Hermanos:
Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio,
el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente.
Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o
por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría.
Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que
siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de
buenas obras. Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus bienes: dio a
los pobres y su justicia permanece eternamente.
El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a
ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. Así,
serán colmados de riquezas y podrán dar con toda generosidad; y esa generosidad,
por intermedio nuestro, se transformará en acciones de gracias a Dios. Porque
este servicio sagrado, no sólo satisface las necesidades de los santos, sino que
también es una fuente abundante de acciones de gracias a Dios.
En efecto, al comprobar el verdadero carácter de la ayuda que ustedes les
prestan, ellos glorificarán a Dios por la obediencia con que ustedes confiesan
la Buena Noticia de Cristo y por la generosidad con que están unidos a ellos y a
todos. Y la oración que ellos harán por ustedes pondrá de manifiesto el cariño
que les profesan, a causa de la gracia sobreabundante que Dios derramó sobre
ustedes. ¡Demos gracias a Dios por su don inefable!
Palabra de Dios.
5
Las obras de la carne son:
enemistades, discordias, sectarismos, disensiones
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Galacia 5, 17-26
Hermanos:
La carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan
entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si
están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y
libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y
violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias,
ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a
repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad,
afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas,
la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la
carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados por el Espíritu,
dejémonos conducir también por él. No busquemos la vanagloria, provocándonos los
unos a los otros y envidiándonos mutuamente.
Palabra de Dios.
6
Eviten la amargura, los arrebatos, la ira
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Efeso 4, 30-5, 2
Hermanos:
No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para
el día de la redención.
Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase
de maldad.
Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a
los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.
Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos.
Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros,
como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.
Palabra de Dios.
7
Ustedes han sido llamados a formar un solo Cuerpo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Colosas 3, 9b-17
Hermanos:
Ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del
hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose
constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni
judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre
libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados.
Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús,
dando gracias por Él a Dios Padre.
Palabra de Dios.
8
A los ricos, recomiéndales que no pongan su confianza
en la inseguridad de las riquezas
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo
6, 6-11. 17-19
Querido hermano:
Es verdad que la piedad reporta grandes ganancias, pero solamente si va unida al
desinterés. Porque nada trajimos cuando vinimos al mundo, y al irnos, nada
podremos llevar. Contentémonos con el alimento y el abrigo. Los que desean ser
ricos se exponen a la tentación, caen en la trampa de innumerables ambiciones, y
cometen desatinos funestos que los precipitan a la ruina y a la perdición.
Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse llevar por ella,
algunos perdieron la fe y se ocasionaron innumerables sufrimientos.
En lo que a ti concierne, hombre de Dios, huye de todo esto. Practica la
justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad.
A los ricos de este mundo, recomiéndales que no sean orgullosos. Que no pongan
su confianza en la inseguridad de las riquezas, sino en Dios, que nos provee de
todas las cosas en abundancia a fin de que las disfrutemos. Que practiquen el
bien, que sean ricos en buenas obras, que den con generosidad y sepan compartir
sus riquezas. Así adquirirán para el futuro un tesoro que les permitirá alcanzar
la verdadera Vida.
Palabra de Dios.
9
Un fruto de justicia se siembra pacíficamente
para los que trabajan por la paz
Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 13-18
Hermanos:
El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus
actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están
dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanaglorien ni
falten a la verdad.
Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y
demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda
clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo,
pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y
dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se
siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.
Palabra de Dios.
10
Ustedes combaten y se hacen la guerra
Lectura de la carta del apóstol Santiago 4, 1-10
Hermanos:
¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes
ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar
lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no
piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de
satisfacer sus pasiones.
¡Corazones adúlteros! ¿No saben acaso que haciéndose amigos del mundo se hacen
enemigos de Dios? Porque el que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de
Dios. No piensen que la Escritura afirma en vano: El alma que Dios puso en
nosotros está llena de deseos envidiosos.
Pero él nos da una gracia más grande todavía, según la palabra de la Escritura
que dice: Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.
Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes. Acérquense a
Dios y él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se
santifiquen los que tienen el corazón dividido. Reconozcan su miseria con dolor
y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en
tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 8, 4-9
R. ¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies. R.
Todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas. R.
2 SALMO 79, 2-3. 5-7
R. ¡Que brille tu rostro, Señor, y nos salve!
Escucha, Pastor de Israel,
Tú que guías a José como a un rebaño;
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés. R.
Reafirma tu poder
y ven a salvarnos.
Señor de los ejércitos, ¿Hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?. R.
Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.
3 SALMO 84, 9-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
4 SALMO 99, 1-5
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
5 SALMO 106, 2-9
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno!
Que lo digan los redimidos por el Señor,
los que él rescató del poder del enemigo
y congregó de todas las regiones:
del norte y del sur, del oriente y el occidente. R.
Los que iban errantes por el desierto solitario,
sin hallar el camino hacia un lugar habitable.
Estaban hambrientos, tenían sed
y ya les faltaba el aliento. R.
Pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
los llevó por el camino recto,
y así llegaron a un lugar habitable. R.
Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
porque él sació a los que sufrían sed
y colmó de bienes a los hambrientos. R.
6 SALMO 111, 1-9
R. ¡Feliz el que teme al Señor!
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida. R.
En su casa habrá abundancia y riqueza,
su generosidad permanecerá para siempre.
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas:
es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.
Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.
No tendrá que temer malas noticias.
Su corazón está firme, confiado en el Señor. R.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
El da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad. R.
7 SALMO 121, 1-2. 4-9
R. ¡Danos, Señor, tu paz!
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David. R.
Auguren la paz a Jerusalén:
«¡Vivan seguros los que te aman!
¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!» R.
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: «La paz esté contigo.»
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad. R.
8 SALMO 122, 1-2
R. Nuestros ojos miran al Señor.
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor. R.
Como los ojos de la servidora
están en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros. R.
9 SALMO 126, 1. 2
R. ¡Que el Señor nos edifique la casa y custodie la ciudad!
Si el Señor no edifica la casa,
en vano trabajan los albañiles;
si el Señor no custodia la ciudad,
en vano vigila el centinela. R.
Es inútil que ustedes madruguen;
es inútil que velen hasta muy tarde
y se desvivan por ganar el pan:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 1Crón 29, 10b. 11b
Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel;
a ti, Señor, te pertenecen todo lo que hay,
en el cielo y en la tierra.
2 Sal 125, 5
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
3 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
4 Mt 25, 34
Vengan, benditos de mi Padre,
y reciban en herencia el Reino que les fue preparado
desde el comienzo del mundo.
5 Lc 21, 36ac
Estén prevenidos y oren incesantemente,
así podrán comparecer seguros
ante el Hijo del hombre.
6 Jn 8, 12
Dice el Señor: Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la Vida.
7 Jn 12, 26a
El que quiera servirme, que me siga,
y donde yo esté, estará también mi servidor.
8 Jn 13, 34
Les doy un mandamiento nuevo:
Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.
9 2Cor 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
a fin de enriquecernos con su pobreza.
EVANGELIO
1
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de
los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie
en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Todo aquel que se enoja contra su hermano
merece ser condenado por un tribunal
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 20-24
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y
fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe
ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita
contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo
insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la
Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu
hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a
reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.»
Palabra del Señor.
3
Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 38-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo
que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una
bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere
hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo
prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.
4
Den al César lo que es del César,
y a Dios, lo que es de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 22, 15-21
Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus
afirmaciones. Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para
decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el
camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no
te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el
impuesto al César o no?»
Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden
una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto.»
Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y
esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios.»
Palabra del Señor.
5
Respondiste fielmente en lo poco;
entra a participar del gozo de tu señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó
a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y
ganó otros cinco.
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno
solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus
servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó
otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los
otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor,
ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a
participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has
confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien,
servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de
mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres
un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has
esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo
tuyo!"
Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho
donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado
el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le
dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y
rechinar de dientes."»
Palabra del Señor.
6 Para los que se dedicaron a obras de misericordia:
En la medida que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
lo hicieron conmigo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se
sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia,
y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo
del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron;
enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver."
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?"
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo."
Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego
eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y
ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de
paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me
visitaron."
Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento,
de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?"
Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo."
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.»
Palabra del Señor.
7
Aun en medio de la abundancia,
la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 15-21
Jesús dijo a la multitud:
«Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas.»
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer?
No tengo dónde guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí
todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida".
Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será
lo que has amontonado?"
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos
de Dios.»
Palabra del Señor.
8
Ustedes también estén preparados
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 35-40
Jesús dijo a sus discípulos:
«Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle
apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se
pondrá a servirlos.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!
Entiéndalo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada.»
Palabra del Señor.
9
Cuando des un banquete, invita a los pobres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 14, 12-14
Jesús dijo a uno de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos,
ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!»
Palabra del Señor.
10
Había un pobre llamado Lázaro
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 16, 19-31
Jesús dijo a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía
espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado
Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los
perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también
murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio
de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten
piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y
refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan."
"Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y
Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el
tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que
los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede
pasar de allí hasta aquí".
El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi
padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos
también caigan en este lugar de tormento".
Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen".
"No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos,
se arrepentirán".
Pero Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque
resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán".»
Palabra del Señor.
11
Yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 24-30
Surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.
Jesús les dijo:
«Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre
el pueblo se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al
contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que
gobierna, como un servidor. Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa
o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy
entre ustedes como el que sirve.
Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas. Por
eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí. Y en mi
Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para
juzgar a las doce tribus de Israel.»
Palabra del Señor.
12
Este es mi mandamiento:
amense los unos a los otros, como Yo los he amado
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 9-12
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.»
Palabra del Señor.
14. POR LA PAZ Y LA JUSTICIA
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin
Lectura del libro de Isaías 9, 1-6
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que
habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en
tu presencia como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el
reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su
carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán
presa de las llamas, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa
sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte,
Padre para siempre, Príncipe de la paz.» Su soberanía será grande, y habrá una
paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo
sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre.
El celo del
Señor de los ejércitos hará todo esto.
Palabra de Dios.
2
La obra de la justicia será la paz
Lectura del libro de Isaías 32, 15-18
Será infundido en nosotros un espíritu desde lo alto. Entonces el desierto será
un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y
la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz, y el fruto
de la justicia, la tranquilidad y la seguridad para siempre.
Mi pueblo habitará en un lugar de paz, en moradas seguras, en descansos
tranquilos.
Palabra de Dios.
3
¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca!
Lectura del libro de Isaías 57, 15-19
Así habla él que es alto y excelso, el que habita en una morada eterna, aquel
cuyo Nombre es santo:
Yo habito en una altura santa, pero estoy con el contrito y humillado, para
reavivar los espíritus humillados, para reavivar los corazones contritos. No, yo
no recrimino para siempre ni me irrito eternamente, porque entonces
desfallecerían ante mí el espíritu y el aliento de vida que yo mismo hice.
Por sus ganancias injustas, yo me irrité, y lo herí, ocultándome en mi
irritación, pero el rebelde siguió el camino que quería. Yo he visto sus
caminos, pero lo sanaré, lo guiaré y lo colmaré de consuelos; y de los labios de
los que están de duelo, haré brotar la acción de gracias.
¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca! Yo lo sanaré, dice el Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
La paz de Dios tome bajo su cuidado
vuestros corazones y vuestros pensamientos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 4, 6-9
Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y
a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a
Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará
bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y
puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y
merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en
mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
2
Que la paz de Cristo reine en sus corazones
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas 3, 12-15
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Palabra de Dios.
3
Un fruto de justicia se siembra pacíficamente
para los que trabajan por la paz
Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 13-18
Hermanos:
El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus
actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están
dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanaglorien ni
falten a la verdad.
Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y
demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda
clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo,
pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y
dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se
siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 71, 1-4ab. 7-8. 12-13. 17
R. Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres. R.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz. R.
2 SALMO 84, 9ab. 10-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
3 SALMO 121, 1-2. 4-9
R. ¡Danos, Señor, tu paz!
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
-según es norma en Israel-
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David. R.
Auguren la paz a Jerusalén:
«¡Vivan seguros los que te aman!
¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!» R.
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: «La paz esté contigo.»
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
2 Jn 14, 27a
«Les dejo la paz, les doy mi paz», dice el Señor.
EVANGELIOS
1
Felices los que trabajan por la paz
porque serán llamados hijos de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de
los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie
en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 38-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo
que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una
bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere
hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo
prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.
3
Les doy mi paz
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14, 23-29
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras.
La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo
y les recordará lo que les he dicho.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman ! Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes".
Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.»
Palabra del Señor.
4
¡La paz esté con ustedes!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-23
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos.
Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes"
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió "Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen,
y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Palabra del Señor.
15. POR LA RECONCILIACIÓN
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Busquen al Señor
Lectura del libro del profeta Isaías 55, 1-3. 6-9
Así habla el Señor:
¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga
también! Coman gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y
leche. ¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, en algo
que no sacia? Háganme caso, y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos
manjares.
Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes una
alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David.
¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que
el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva
al Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes
son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la
tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los
pensamientos de ustedes.
Palabra de Dios.
2
No me acordaré más de su pecado
Lectura del libro del profeta Jeremías 31, 31-34
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que estableceré una nueva Alianza con
la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí con
sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de
Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño -oráculo del
Señor- .
Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos
días -oráculo del Señor- : pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus
corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: «Conozcan
al Señor .» Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande -oráculo
del Señor- . Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su
pecado.
Palabra de Dios.
3
Busquen el bien, y vivirán
Lectura de la profecía de Amós 5, 4. 14-15. 21-24
Así habla el Señor:
Búsquenme a mí, y vivirán.
Busquen el bien y no el mal, para que tengan vida, y así el Señor, Dios de los
ejércitos, estará con ustedes, como ustedes dicen. Aborrezcan el mal, amen el
bien, y hagan triunfar el derecho en la Puerta: tal vez el Señor, Dios de los
ejércitos, tenga piedad del resto de José.
Yo aborrezco, desprecio sus fiestas, y me repugnan sus asambleas. Cuando ustedes
me ofrecen holocaustos, no me complazco en sus ofrendas ni miro sus sacrificios
de terneros cebados.
Aleja de mí el bullicio de tus cantos, no quiero oír el sonido de tus arpas. Que
el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Hagan penitencia y convíertanse
Lectura de los Hechos de los apóstoles 3, 13-15. 17-19
En aquellos días,
Pedro dijo al pueblo:
«El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó
a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de
Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad. Ustedes renegaron del
Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida,
mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo
cual nosotros somos testigos.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus
jefes. Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los
profetas: que su Mesías debía padecer.
Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados.»
Palabra de Dios.
2
Déjense reconciliar con Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 5, 17-6,2
Hermanos:
El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser
nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con
él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.
Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no
teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la
reconciliación.
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo:
Déjense reconciliar con Dios. A aquel que no conoció el pecado, Dios lo
identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos
justificados por él.
Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia
de Dios. Porque él nos dice en la Escritura: En el momento favorable te escuché,
y en el día de la salvación te socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el
día de la salvación.
Palabra de Dios.
3
Él es la víctima propiciatoria por nuestros pecados
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima
propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por
los del mundo entero.
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos. El que dice:
«Yo lo conozco», y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no
está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado
verdaderamente a su plenitud.
Esta es la señal de que vivimos en él.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 50, 3-4. 12-15
R. ¡Crea en mí, Dios mío, un corazón puro!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti. R.
2 SALMO 129, 1-8
R. En el Señor se encuentra la misericordia.
Desde lo más profundo te invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor. R.
Porque en Él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Ez 33, 11
Yo no deseo la muerte del malvado,
sino que se convierta de su mala conducta y viva.
2 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
3 Mc 1, 15
El tiempo se ha cumplido:
el Reino de Dios está cerca.
Conviértanse y crean en la Buena Noticia.
EVANGELIOS
1
Alégrense y regocíjense
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a¿Qué debemos hacer?
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 3, 7-18Padre, pequé
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-3. 11b-3216. EN TIEMPO DE GUERRA O REVOLUCIÓN
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Caín se abalanzó sobre su hermano Abel y lo mató
Lectura del libro del Génesis 4, 3-10
Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo, mientras que Abel
le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con agrado a
Abel y su ofrenda, pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró muy
resentido y agachó la cabeza.
El Señor le dijo: «¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja? Si obras
bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la
puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo.»
Caín dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera.» Y cuando estuvieron en el campo, se
abalanzó sobre su hermano y lo mató.
Entonces el Señor preguntó a Caín: «¿Dónde está tu hermano Abel?»
«No lo sé», respondió Caín. «¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?»
Pero el Señor le replicó: «¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano
grita hacia mí desde el suelo.»
Palabra de Dios.
2
No se adiestrarán más para la guerra
Lectura de la profecía de Miqueas
4, 1-4
Sucederá al fin de los tiempos que la montaña de la Casa del Señor será
afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las
colinas.
Los pueblos afluirán hacia ella y acudirán naciones numerosas, que dirán:
«¡Vengan, subamos a la Montaña del Señor y a la Casa del Dios de Jacob! El nos
instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas.»
Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor . El será juez
entre pueblos numerosos y árbitro de naciones poderosas, hasta las más lejanas.
Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la
espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra.
Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, sin que nadie lo perturbe,
porque ha hablado la boca del Señor de los ejércitos.
Palabra de Dios.
3
El arco de guerra será suprimido
Lectura de la profecía de Zacarías
9, 9-10
Así habla el Señor:
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu
Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un
asno, sobre la cría de un asna. El suprimirá los carros de Efraím y los caballos
de Jerusalén; el arco de guerra será suprimido y proclamará la paz a las
naciones. Su dominio se extenderá de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta
los confines de la tierra.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Las obras de la carne son:
enemistades, discordias, sectarismos, disensiones
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia
5, 17-26
Hermanos:
La carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan
entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si
están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y
libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y
violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias,
ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a
repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad,
afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas,
la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la
carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados por el Espíritu,
dejémonos conducir también por él. No busquemos la vanagloria, provocándonos los
unos a los otros y envidiándonos mutuamente.
Palabra de Dios.
2
Eviten la amargura, los arrebatos, la ira
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
4, 30-5, 2
Hermanos:
No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención.
Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.
Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.
Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos.
Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.
Palabra de Dios.
3
Combaten y se hacen la guerra
Lectura de la carta del apóstol Santiago
4, 1-10
Hermanos:
¿De dónde provienen las luchas y las querellas que hay entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que combaten en sus mismos miembros? Ustedes
ambicionan, y si no consiguen lo que desean, matan; envidian, y al no alcanzar
lo que pretenden, combaten y se hacen la guerra. Ustedes no tienen, porque no
piden. O bien, piden y no reciben, porque piden mal, con el único fin de
satisfacer sus pasiones.
¡Corazones adúlteros! ¿No saben acaso que haciéndose amigos del mundo se hacen
enemigos de Dios? Porque el que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de
Dios. No piensen que la Escritura afirma en vano: El alma que Dios puso en
nosotros está llena de deseos envidiosos.
Pero él nos da una gracia más grande todavía, según la palabra de la Escritura
que dice: Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.
Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes. Acérquense a
Dios y él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se
santifiquen los que tienen el corazón dividido. Reconozcan su miseria con dolor
y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en
tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 71, 1-4a. 7-8. 12-13. 17
R. Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres. R.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz. R.
2 SALMO 84, 9ab. 10-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
2 2Cor 1, 3b-4a
Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones.
3 Cf. Jn 13, 34
Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros, como yo los he amado.
EVANGELIO
1
Todo aquel que se enoja contra su hermano
merece ser condenado por un tribunal
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
5, 20-24
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y
fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe
ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita
contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo
insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la
Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu
hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a
reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.»
Palabra del Señor.
2
Este es mi mandamiento:
ámense los unos a los otros, como Yo los he amado
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 9-12
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi
amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.»
Palabra del Señor.
Pueden también utilizarse las siguientes lecturas:
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin
Lectura del libro de Isaías
9, 1-6
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que
habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en
tu presencia como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el
reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su
carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán
presa de las llamas, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa
sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte,
Padre para siempre, Príncipe de la paz.» Su soberanía será grande, y habrá una
paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo
sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre.
El celo del
Señor de los ejércitos hará todo esto.
Palabra de Dios.
2
La obra de la justicia será la paz
Lectura del libro de Isaías
32, 15-18
Será infundido en nosotros un espíritu desde lo alto. Entonces el desierto será
un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y
la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz, y el fruto
de la justicia, la tranquilidad y la seguridad para siempre.
Mi pueblo habitará en un lugar de paz, en moradas seguras, en descansos
tranquilos.
Palabra de Dios.
3
¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca!
Lectura del libro de Isaías
57, 15-19
Así habla él que es alto y excelso, el que habita en una morada eterna, aquel
cuyo Nombre es santo:
Yo habito en una altura santa, pero estoy con el contrito y humillado, para
reavivar los espíritus humillados, para reavivar los corazones contritos. No, yo
no recrimino para siempre ni me irrito eternamente, porque entonces
desfallecerían ante mí el espíritu y el aliento de vida que yo mismo hice.
Por sus ganancias injustas, yo me irrité, y lo herí, ocultándome en mi
irritación, pero el rebelde siguió el camino que quería. Yo he visto sus
caminos, pero lo sanaré, lo guiaré y lo colmaré de consuelos; y de los labios de
los que están de duelo, haré brotar la acción de gracias.
¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca! Yo lo sanaré, dice el Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
La paz de Dios tome bajo su cuidado
vuestros corazones y vuestros pensamientos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos
4, 6-9
Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y
a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a
Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará
bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y
puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y
merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en
mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
2
Que la paz de Cristo reine en sus corazones
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-15
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Palabra de Dios.
3
Un fruto de justicia se siembra pacíficamente
para los que trabajan por la paz
Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 13-18
Hermanos:
El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus
actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están
dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanaglorien ni
falten a la verdad.
Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y
demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda
clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo,
pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y
dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se
siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 71, 1-4ab. 7-8. 12-13. 17
R. Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres. R.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz. R.
2 SALMO 84, 9ab. 10-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
3 SALMO 121, 1-2. 4-9
R. ¡Danos, Señor, tu paz!
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
-según es norma en Israel-
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David. R.
Auguren la paz a Jerusalén:
«¡Vivan seguros los que te aman!
¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!» R.
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: «La paz esté contigo.»
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
2 Jn 14, 27a
«Les dejo la paz, les doy mi paz», dice el Señor.
EVANGELIOS
1
Felices los que trabajan por la paz
porque serán llamados hijos de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de
los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie
en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
5, 38-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo
que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una
bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere
hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo
prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.
3
Les doy mi paz
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
14, 23-29
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del
Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman !
Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes". Si me amaran, se alegrarían de que
vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.»
Palabra del Señor.
4
¡La paz esté con ustedes!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
20, 19-23
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos.
Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes"
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió "Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes
se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Palabra del Señor.
III. EN DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS
DE ORDEN PÚBLICO
17. COMIENZO DEL AÑO CIVIL
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Que haya astros que señalen las fiestas, los días y los años
Lectura del libro del Génesis 1, 14-18
Dios dijo:
«Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche;
que ellos señalen las fiestas, los días y los años, y que estén como lámparas en
el firmamento del cielo para iluminar la tierra.» Y así sucedió.
Dios hizo los dos grandes astros -el astro mayor para presidir el día y el menor
para presidir la noche- y también hizo las estrellas. Y los puso en el
firmamento del cielo para iluminar la tierra, para presidir el día y la noche, y
para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.
Palabra de Dios.
2
Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y Yo los bendeciré
Lectura del libro de los Números 6, 22-27
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así
bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: Que el Señor te bendiga y te
proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.
Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
La apariencia de este mundo en pasajera
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto 7, 29-31
Lo que quiero decir, hermanos, es esto: queda poco tiempo. Mientras tanto, los
que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no
lloraran; lo que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si
no poseyeran nada; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque
la apariencia de este mundo es pasajera.
Palabra de Dios.
2
¿Saben acaso qué les pasará mañana?
Lectura de la carta del apóstol Santiago 4, 13-15
Hermanos:
Ustedes, los que ahora dicen: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y nos quedaremos
allí todo el año, haremos negocio y ganaremos dinero», ¿saben acaso qué les
pasará mañana? Porque su vida es como el humo, que aparece un momento y luego se
disipa.
Digan más bien: «Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello.»
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 8, 4-9
R. ¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies. R.
Todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas. R.
2 SALMO 48, 2-3. 6-11. 17-18
R. ¡Felices los que tienen alma de pobres!
Oigan esto, todos los pueblos;
escuchen, todos los habitantes del mundo:
tanto los humildes como los poderosos,
el rico lo mismo que el pobre. R.
¿Por qué voy a temer en los momentos de peligro,
cuando me rodea la maldad de mis opresores,
de esos que confían en sus riquezas
y se jactan de su gran fortuna? R.
No, nadie puede rescatarse a sí mismo
ni pagar a Dios el precio de su liberación,
el precio de su rescate es demasiado caro,
y todos desaparecerán para siempre,
para poder seguir viviendo eternamente
sin llegar a ver el sepulcro. R.
Cualquiera ve que mueren los sabios;
necios e ignorantes perecen por igual,
y dejan a otros sus riquezas. R.
No te preocupes cuando un hombre se enriquece
o aumenta el esplendor de su casa:
cuando muera, no podrá llevarse nada,
su esplendor no bajará con él. R.
3 SALMO 89, 2-6. 12-14. 16
R. El Señor haga prosperar la obra de nuestras manos.
Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios. R.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos.»
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche. R.
Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita. R.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos. R.
Aleluia y Versículo antes del Evangelio
1 Ef. 1Crón 29, 10b. 11b
Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel;
a ti, Señor, te pertenecen todas las cosas
en el cielo y en la tierra.
2
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
EVANGELIOS
1
No se inquieten por el día de mañana
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
6, 31-34
Jesús dijo a sus discípulos:
«No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué
nos vestiremos?" Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que
está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por
añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí
mismo. A cada día le basta su aflicción.»
Palabra del Señor.
2
Ustedes también estén preparados
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
12, 35-40
Jesús dijo a sus discípulos:
«Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres
que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas
llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les
aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a
servirlos.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra
así!
Entiéndalo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no
dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora
menos pensada.»
Palabra del Señor.
18. POR LA SANTIFICACIÓN DEL TRABAJO
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Llenen la tierra y sométanla
Lectura del libro del Génesis
1, 26-2, 3
Dios dijo:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén
sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la
tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al
hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los
vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la
tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de
alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a
todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el
pasto verde.» Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era
muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.
Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos.
El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra
que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él
cesó de hacer la obra que había creado.
Palabra de Dios.
2
El Señor puso al hombre en el jardín, para que lo cultivara
Lectura del libro del Génesis
2, 4b-9. 15
Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del
campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no
había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el
suelo, pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del
suelo.
Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su
nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que
había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que
eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de
la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo
cultivara y lo cuidara.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Trabajad con vuestras manos. Así llevaréis una vida digna
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica
4, 1- 2. 9-12
Hermanos:
Les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a
lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a
Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía. Ya
conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.
Acerca del amor fraterno, no es necesario que les escriba, porque Dios mismo les
ha enseñado a amarse los unos a los otros, y así lo están haciendo con todos los
hermanos de Macedonia.
Pero yo los exhorto, hermanos, a hacer mayores progresos todavía. Que sea
cuestión de honor para ustedes vivir en paz, cumpliendo cada uno sus
obligaciones y trabajando con sus manos, de acuerdo con mis directivas. Así
llevarán una vida digna a la vista de los paganos y no les faltará nada.
Palabra de Dios.
2
El que no quiera trabajar, que no coma
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica
3, 6-12. 16
Hermanos:
Les ordenamos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten
de todo hermano que lleve una vida ociosa, contrariamente a la enseñanza que
recibieron de nosotros. Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro
ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes y nadie nos
regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche,
hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque
teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para
imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no
coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven
ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y
los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.
Que el Señor de la paz les conceda la paz, siempre y en toda forma. El Señor
esté con todos ustedes.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 89, 2-4. 12-14. 16
R. El Señor haga prosperar la obra de nuestras manos.
Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre,
Tú eres Dios. R.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos.»
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche. R.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos. R.
2 SALMO 126, 1-2
R. Que el Señor nos edifique la casa y custodie la ciudad.
Si el Señor no edifica la casa,
en vano trabajan los albañiles;
si el Señor no custodia la ciudad,
en vano vigila el centinela. R.
Es inútil que ustedes madruguen;
es inútil que velen hasta muy tarde
y se desvivan por ganar el pan:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 67, 20
¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
El carga con nosotros día tras día.
2 Mt 11, 28
Vengan a mí
todos los que están afligidos y agobiados,
y yo los aliviaré.
EVANGELIOS
1
No se inquieten por el día de mañana
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
6, 31-34
Jesús dijo a sus discípulos:
«No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué
nos vestiremos?" Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que
está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por
añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí
mismo. A cada día le basta su aflicción.»
Palabra del Señor.
2
Respondiste fielmente en lo poco;
entra a participar del gozo de tu señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó
a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y
ganó otros cinco.
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno
solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus
servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó
otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los
otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor,
ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a
participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has
confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien,
servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de
mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres
un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has
esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo
tuyo!"
Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho
donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado
el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le
dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y
rechinar de dientes."»
Palabra del Señor.
19. EN LA SIEMBRA DEL CAMPO
Lecturas del Antiguo Testamento
1
La tierra hizo brotar vegetales,
hierba que da semilla según su especie
Lectura del libro del Génesis 1, 11-12
Dios dijo:
«Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales,
que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro.» Y
así sucedió.
La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y
árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que
esto era bueno.
Palabra de Dios.
2
Da la semilla al sembrador y el pan al que come
Lectura del libro de Isaías
55, 6-13
¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que
el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva
al Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes
son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la
tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los
pensamientos de ustedes.
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber
empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la
semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de
mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y
cumple la misión que yo le encomendé.
Sí, ustedes saldrán gozosamente y serán conducidos en paz; al paso de ustedes,
las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de alegría, y aplaudirán todos
los árboles del campo.
En lugar de zarzas brotarán cipreses, y mirtos en lugar de ortigas: esto dará al
Señor un gran renombre, será una señal eterna, que no se borrará.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Dios les dará el pan que alimenta
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
9, 8-11
Hermanos:
Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan
lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras.
Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su
justicia permanece eternamente.
El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a
ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. Así,
serán colmados de riquezas y podrán dar con toda generosidad; y esa generosidad,
por intermedio nuestro, se transformará en acciones de gracias a Dios.
Palabra de Dios.
2
El sembrador espera el fruto precioso de la tierra
Lectura de la carta del apóstol Santiago
5, 7-8. 16c-18
Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador
espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan
las lluvias del otoño y de la primavera. Tengan paciencia y anímense, porque la
Venida del Señor está próxima.
La oración perseverante del justo es poderosa. Elías era un hombre como
nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no
llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Después volvió a orar;
entonces el cielo dio la lluvia, y la tierra produjo frutos.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 64, 10-14
R. ¡Tú nos escuchas, Salvador nuestro!
Visitas la tierra, la haces fértil
y la colmas de riquezas;
los canales de Dios desbordan de agua,
y así preparas sus trigales. R.
Riegas los surcos de la tierra,
emparejas sus terrones;
la ablandas con aguaceros
y bendices sus brotes. R.
Tú coronas el año con tus bienes,
y a tu paso rebosa la abundancia.
Rebosan los pastos del desierto
y las colinas se ciñen de alegría. R.
Visitas la tierra, la haces fértil.
Las praderas se cubren de rebaños
y los valles se revisten de trigo:
todos ellos aclaman y cantan. R.
2 SALMO 103, 1-2a. 14-15. 24. 27-28
R. ¡La tierra está llena de tus criaturas, Señor!
Bendice al Señor, alma mía:
¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
Estás vestido de esplendor y majestad
y te envuelves con un manto de luz. R.
Haces brotar la hierba para el ganado
y las plantas que el hombre cultiva,
para sacar de la tierra el pan
y el vino que alegra el corazón del hombre,
para que él haga brillar su rostro con el aceite
y el pan reconforte su corazón. R.
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas!
Todos esperan de ti
que les des la comida a su tiempo:
se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados. R.
3 SALMO 106, 35-38. 41-42
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno!
Convirtió el desierto en un lago,
y la tierra reseca en un oasis:
allí puso a los hambrientos,
y ellos fundaron una ciudad habitable. R.
Sembraron campos y plantaron viñas,
que produjeron frutos en las cosechas;
él los bendijo y se multiplicaron,
y no dejó que les faltara el ganado. R.
Levantó a los pobres de la miseria
y multiplicó sus familias como rebaños.
Que los justos lo vean y se alegren,
y enmudezcan todos los malvados. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 84, 13
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
2 Sal 125, 5
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
EVANGELIOS
1
El sembrador salió a sembrar
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 1-9
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran
multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse
en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló
extensamente por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas
cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno
pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra
era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz,
se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras
cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del Señor.
2
Echa la semilla, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
4, 26-29
Jesús decía a la multitud:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que
duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin
que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una
espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él
aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha.»
Palabra del Señor.
Pueden también utilizarse las lecturas de la Misa por la santificación del trabajo.
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Llenen la tierra y sométanla
Lectura del libro del Génesis 1, 26-2, 3
Dios dijo:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén
sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la
tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al
hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
Y los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y
sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los
vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y continuó diciendo: «Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la
tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de
alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a
todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el
pasto verde.» Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era
muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.
Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos.
El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra
que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él
cesó de hacer la obra que había creado.
Palabra de Dios.
2
El Señor puso al hombre en el jardín, para que lo cultivara
Lectura del libro del Génesis 2, 4b-9. 15
Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del
campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no
había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el
suelo, pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del
suelo.
Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su
nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que
había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que
eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de
la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo
cultivara y lo cuidara.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Trabajad con vuestras manos. Así llevaréis una vida digna
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica
4, 1- 2. 9-12
Hermanos:
Les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a
lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a
Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía. Ya
conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.
Acerca del amor fraterno, no es necesario que les escriba, porque Dios mismo les
ha enseñado a amarse los unos a los otros, y así lo están haciendo con todos los
hermanos de Macedonia.
Pero yo los exhorto, hermanos, a hacer mayores progresos todavía. Que sea
cuestión de honor para ustedes vivir en paz, cumpliendo cada uno sus
obligaciones y trabajando con sus manos, de acuerdo con mis directivas. Así
llevarán una vida digna a la vista de los paganos y no les faltará nada.
Palabra de Dios.
2
El que no quiera trabajar, que no coma
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica
3, 6-12. 16
Hermanos:
Les ordenamos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten
de todo hermano que lleve una vida ociosa, contrariamente a la enseñanza que
recibieron de nosotros. Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro
ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes y nadie nos
regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche,
hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque
teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para
imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no
coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven
ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y
los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.
Que el Señor de la paz les conceda la paz, siempre y en toda forma. El Señor
esté con todos ustedes.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 89, 2-4. 12-14. 16
R. El Señor haga prosperar la obra de nuestras manos.
Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre,
Tú eres Dios. R.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos.»
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche. R.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos. R.
2 SALMO 126, 1-2
R. Que el Señor nos edifique la casa y custodie la ciudad.
Si el Señor no edifica la casa,
en vano trabajan los albañiles;
si el Señor no custodia la ciudad,
en vano vigila el centinela. R.
Es inútil que ustedes madruguen;
es inútil que velen hasta muy tarde
y se desvivan por ganar el pan:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 67, 20
¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
El carga con nosotros día tras día.
2 Mt 11, 28
Vengan a mí
todos los que están afligidos y agobiados,
y yo los aliviaré.
EVANGELIOS
1
No se inquieten por el día de mañana
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
6, 31-34
Jesús dijo a sus discípulos:
«No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué
nos vestiremos?" Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que
está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por
añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí
mismo. A cada día le basta su aflicción.»
Palabra del Señor.
2
Respondiste fielmente en lo poco;
entra a participar del gozo de tu señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó
a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y
ganó otros cinco.
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno
solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus
servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó
otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los
otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor,
ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a
participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has
confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien,
servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de
mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres
un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has
esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo
tuyo!"
Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho
donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado
el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le
dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y
rechinar de dientes."»
Palabra del Señor.
20. DESPUÉS DE LA COSECHA
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Acuérdate del Señor, tu Dios,
porque él te da la fuerza necesaria
Lectura del libro del Deuteronomio
8, 7-18
Moisés habló al pueblo diciendo:
El Señor, tu Dios, te va a introducir en una tierra fértil, un país de
torrentes, de manantiales y de aguas profundas que brotan del valle y de la
montaña; una tierra de trigo y cebada, de viñedos, de higueras y granados, de
olivares, de aceite y miel; un país donde comerás pan en abundancia y donde nada
te faltará, donde las piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre.
Allí comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra fértil
que él te dio.
Pero ten cuidado: no olvides al Señor, tu Dios, ni dejes de observar sus
mandamientos, sus leyes y sus preceptos, que yo te prescribo hoy.
Y cuando comas hasta saciarte, cuando construyas casas confortables y vivas en
ellas, cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando tengas plata y oro
en abundancia y se acrecienten todas tus riquezas, no te vuelvas arrogante, ni
olvides al Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de
esclavitud, y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes
abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra
sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca, y en el desierto te
alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres.
Así te afligió y te puso a prueba, para que tuvieras un futuro dichoso. No
pienses entonces: "Mi propia fuerza y el poder de mi brazo me han alcanzado esta
prosperidad." Acuérdate del Señor, tu Dios, porque él te da la fuerza necesaria
para que alcances esa prosperidad, a fin de confirmar la alianza que juró a tus
padres, como de hecho hoy sucede.»
Palabra de Dios.
2
Las eras se llenarán de trigo
Lectura de la profecía de Joel
2, 21-24. 26-27
¡No temas, tierra, alégrate y regocíjate, porque el Señor ha hecho grandes
cosas! ¡No teman, animales del campo! Los pastizales de la estepa han
reverdecido, los árboles producen sus frutos, la higuera y la viña dan sus
riquezas.
¡Alégrense, habitantes de Sión, regocíjense en el Señor, su Dios! Porque él les
ha dado la lluvia de otoño en su justa medida, e hizo caer sobre ustedes, como
en otros tiempos, el aguacero de otoño y de primavera.
Las eras se llenarán de trigo, y los lagares desbordarán de vino nuevo y aceite
fresco. Comerán abundantemente hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor,
su Dios, que ha hecho maravillas con ustedes. ¡Mi pueblo jamás quedará
confundido!
Así ustedes sabrán que yo estoy en medio de Israel, que yo soy el Señor, su
Dios, y no hay otro. ¡Mi pueblo jamás quedará confundido!
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
2
El que ha hecho crecer es Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto 3, 6-10
Hermanos:
Yo planté y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios. Ni el que planta ni
el que riega valen algo, sino Dios, que hace crecer. No hay ninguna diferencia
entre el que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario de
acuerdo con el trabajo que haya realizado. Porque nosotros somos cooperadores de
Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios.
Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen
arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien de qué manera
construye.
Palabra de Dios.
3
A los ricos, recomiéndales que no pongan su confianza
en la inseguridad de las riquezas
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo
6, 6-11. 17-19
Querido hijo:
Es verdad que la piedad reporta grandes ganancias, pero solamente si va unida al
desinterés. Porque nada trajimos cuando vinimos al mundo, y al irnos, nada
podremos llevar. Contentémonos con el alimento y el abrigo. Los que desean ser
ricos se exponen a la tentación, caen en la trampa de innumerables ambiciones, y
cometen desatinos funestos que los precipitan a la ruina y a la perdición.
Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse llevar por ella,
algunos perdieron la fe y se ocasionaron innumerables sufrimientos.
En lo que a ti concierne, hombre de Dios, huye de todo esto. Practica la
justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad.
A los ricos de este mundo, recomiéndales que no sean orgullosos. Que no pongan
su confianza en la inseguridad de las riquezas, sino en Dios, que nos provee de
todas las cosas en abundancia a fin de que las disfrutemos. Que practiquen el
bien, que sean ricos en buenas obras, que den con generosidad y sepan compartir
sus riquezas. Así adquirirán para el futuro un tesoro que les permitirá alcanzar
la verdadera Vida.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 66, 2-3. 5. 7-8
R. ¡Que los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones. R.
Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto:
el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra. R.
2 SALMO 125, 2b-6
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
Hasta los mismos paganos decían:
«¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría! R.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones. R.
El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 125, 5
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
EVANGELIOS
1
Aun en medio de la abundancia,
la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
12, 15-21
Jesús dijo a la multitud:
«Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un
hombre no está asegurada por sus riquezas.»
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían
producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde
guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros,
construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y
diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa,
come, bebe y date buena vida".
Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será
lo que has amontonado?"
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos
de Dios.»
Palabra del Señor.
2
Se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra,
dándole gracias
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
17, 11-19
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al
entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron
a distancia y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de
nosotros!»
Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes.» Y en el
camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en
voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole
gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros
nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este
extranjero?» Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado.»
Palabra del Señor.
Pueden también utilizarse las lecturas de la Misa en acción de gracias:
Lecturas del Antiguo Testamento
1
¡Bendito sea el Señor, que ha dado a su pueblo el descanso!
Lectura del primer libro de los Reyes
8, 55-61
El rey Salomón, puesto de pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea de Israel,
diciendo: «¡Bendito sea el Señor, que ha dado a su pueblo el descanso, conforme
a todo lo que había dicho! No ha caído por tierra ninguna de las promesas que él
hizo por medio de su servidor Moisés.
¡Que el Señor, nuestro Dios, esté con nosotros como lo estuvo con nuestros
padres, que no nos abandone ni nos rechace! ¡Que incline nuestro corazón hacia
él, para que vayamos por todos sus caminos y observemos sus mandamientos, sus
preceptos y sus leyes, que él dio a nuestros padres!
Que estas súplicas que yo he pronunciado en presencia del Señor, nuestro Dios,
estén presentes ante él día y noche, para que haga justicia a su servidor y a su
pueblo Israel, según la necesidad de cada día. Así sabrán todos los pueblos de
la tierra que el Señor es Dios, y no hay otro; y el corazón de ustedes
pertenecerá íntegramente al Señor, nuestro Dios, para caminar según sus
preceptos y observar sus mandamientos, como en el día de hoy.»
Palabra de Dios.
2
Dios hace grandes cosas por todas partes
Lectura del libro del Eclesiástico
50, 22-24
Bendigan al Dios del universo que hace grandes cosas por todas partes, al que
nos exaltó desde el seno materno y nos trató según su misericordia.
Que él nos dé la alegría del corazón, y conceda la paz en nuestros días, a
Israel, por los siglos de los siglos. Que su misericordia permanezca fielmente
con nosotros y que nos libre en nuestros días.
Palabra de Dios.
3
Recordaré la gran bondad del Señor
hacia la familia de Israel
Lectura del libro de Isaías
63, 7-9
Recordaré los favores del Señor, alabaré sus proezas, por todo el bien que él
nos hizo en su gran bondad hacia la familia de Israel, y por todo el bien que
nos hizo en su compasión y en la abundancia de su misericordia.
El dijo: «Realmente son mi Pueblo, son hijos que no decepcionarán.» Y él fue
para ellos un salvador en todas sus angustias. No intervino ni un emisario ni un
mensajero: él mismo, en persona, los salvó; por su amor y su clemencia, él mismo
los redimió; los levantó y los llevó en todos los tiempos pasados.
Palabra de Dios.
4
El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti
Lectura de la profecía de Sofonías
3, 14-15
¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de todo
corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que pesaban
sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en
medio de ti: ya no temerás ningún mal.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
1, 3-9
Hermanos:
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido
en Cristo Jesús. En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de
riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el
testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la
Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. El
los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la
Venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir
en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Palabra de Dios.
2
Para alabanza de la gloria de su gracia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
1, 3-14
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en
él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio
en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los
pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio
misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el
previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser
aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de
la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y
prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su
gloria.
Palabra de Dios.
3
Dando gracias por Cristo a Dios Padre
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-17
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que
puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando
gracias por él a Dios Padre.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO Crón 29, 10b-12
R. ¡Alabamos tu Nombre glorioso, Señor!
¡Bendito seas, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
desde siempre y para siempre! R.
Tuya, Señor, es la grandeza, la fuerza,
la gloria, el esplendor y la majestad;
porque a ti pertenece
todo lo que hay en el cielo y en la tierra. R.
Tuyo, Señor, es el reino;
tú te elevas por encima de todo.
De ti proceden la riqueza y la gloria. R.
Tú lo gobiernas todo,
en tu mano están el poder y la fuerza,
y es tu mano la que engrandece
y afianza todas las cosas.
R.
2 SALMO 112, 1-8
R. ¡Bendito sea el nombre del Señor para siempre!
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R.
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo. R.
3 SALMO 137, 1-5
R. ¡Daré gracias a tu Nombre, Señor!
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque has oído las palabras de mi boca.
Te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
4 SALMO 144, 2-11
R. ¡Bendeciré tu nombre eternamente, Señor!
Día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable! R.
Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas. R.
Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 65, 16
Vengan a escuchar,
yo les contaré lo que hizo por mí.
2 Cf. Sal 137, 1ab
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque has oído las palabras de mi boca.
3 Cf. Mt 11, 25
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.
4 Lc 1, 49
El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
5 Jn 15, 11
"Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes,
y ese gozo sea perfecto", dice el Señor.
6 Ef 1, 3
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en el cielo.
7 1Ts 5, 18
Den gracias a Dios en toda ocasión:
esto es lo que Dios quiere de todos ustedes,
en Cristo Jesús.
8
A ti, Dios, te alabamos y cantamos;
a ti la Iglesia santa te alaba
por todos los confines de la tierra.
EVANGELIO
1
El que pide recibe
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 7-11
Jesús dijo a sus discípulos:
«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo
el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide
un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a
sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se
las pidan!»
Palabra del Señor.
2
Has ocultado estas cosas a los sabios
y las has revelado a los pequeños
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
11, 25-30
Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas
a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así
como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de
corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.»
Palabra del Señor.
3
Cuenta todo lo que el Señor hizo contigo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
5, 18-20
En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que
lo dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu
casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al
compadecerse de ti.» El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la
Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.
Palabra del Señor.
4
Mi alma canta la grandeza del Señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
1, 39-55
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la
casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño
saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu
saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se
cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en
Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En
adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he
hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de
generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su
brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos
con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su
misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y
de su descendencia para siempre.»
Palabra del Señor.
5
Alegrense de que sus nombres estén escritos en el cielo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
10, 17-24
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los
demonios se nos someten en tu Nombre.»
El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder
de caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del
enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus
se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el
cielo.»
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y
dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas
cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí,
Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie
sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos:
«¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas
y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen
y no lo oyeron!»
Palabra del Señor.
6
Se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra,
dándole gracias
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
17, 11-19
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al
entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron
a distancia y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de
nosotros!»
Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes.» Y en el
camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en
voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole
gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros
nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este
extranjero?» Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado.»
Palabra del Señor.
7
Lo que Yo les mando es que se amen los unos a los otros
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 9-17
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi
amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No
hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora
lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y
los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo
que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Palabra del Señor.
8
Tendrán una alegría que nadie les podrá quitar
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
16, 20-22
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio,
se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero
cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que
ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una
alegría que nadie les podrá quitar.»
Palabra del Señor.
21. EN TIEMPO DE HAMBRE
O POR LOS QUE PADECEN HAMBRE
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Si olvidas una gavilla,
será para el extranjero, el huérfano y la viuda
Lectura del libro del Deuteronomio
24, 17-22
Moisés habló al pueblo diciendo:
«No conculcarás el derecho del extranjero o del huérfano, ni tomarás en prenda
el vestido de la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu
Dios, te rescató de allí. Por eso te ordeno obrar de esta manera.
Cuando recojas la cosecha en tu campo, si olvidas en él una gavilla, no vuelvas
a buscarla. Será para el extranjero, el huérfano y la viuda, a fin de que el
Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas.
Cuando sacudas tus olivos, no revises después las ramas. El resto será para el
extranjero, el huérfano y la viuda. Cuando recojas los racimos de tu viña, no
vuelvas a buscar lo que haya quedado. Eso será para el extranjero, el huérfano y
la viuda.
Acuérdate siempre que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno obrar de esta
manera.»
Palabra de Dios.
2
Si comí yo solo mi pedazo de pan,
sin que el huérfano lo compartiera
Lectura del libro de Job
31, 16-20. 24-25. 31-32. 40
Si rehusé a los pobres lo que ellos deseaban y dejé desfallecer los ojos de la
viuda; si comí yo solo mi pedazo de pan, sin que el huérfano lo compartiera -yo,
que desde mi juventud lo crié como un padre y lo guié desde el vientre de mi
madre- si vi a un miserable sin ropa o a un indigente sin nada para cubrirse, y
no me bendijeron en lo íntimo de su ser por haberse calentado con el vellón de
mis corderos.
Si deposité mi confianza en el oro y dije al oro fino: «Tú eres mi seguridad»;
si me alegré de tener muchas riquezas y de haber adquirido una enorme fortuna.
¿No decían los hombres de mi carpa: «¿Hay alguien que no se sació con su carne?»
Ningún extranjero pasaba la noche afuera, y yo abría mi puerta al caminante.
¡Que en lugar de trigo salgan espinas, y en vez de cebada, ortigas punzantes!
Palabra de Dios.
3
Comparte tu pan con el hambriento
Lectura del libro de Isaías
58, 6-11
Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas,
desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los
yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo;
cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar;
delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: "¡Aquí
estoy!". Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra
maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu
luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y
llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una
vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda
a los hermanos de Judea,
cada uno según sus posibilidades
Lectura de los Hechos de los apóstoles
11, 27-30
En esos días, unos profetas llegaron de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos,
llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y anunció que el hambre
asolaría toda la tierra. Esto ocurrió bajo el reinado de Claudio.
Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda a los hermanos de Judea, cada
uno según sus posibilidades. Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los
presbíteros por intermedio de Bernabé y de Saulo.
Palabra de Dios.
2
La abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
8, 1-5. 9-15
Hermanos:
Queremos informarles acerca de la gracia que Dios ha concedido a las
Iglesias de Macedonia. Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que
fueron probadas, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en
tesoros de generosidad. Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar
según sus posibilidades y más todavía: por propia iniciativa, ellos nos
pidieron, con viva insistencia, que les permitiéramos participar de este
servicio en favor de los hermanos de Jerusalén.
Y superando nuestras esperanzas, ellos se entregaron, en primer lugar al Señor,
y luego a nosotros, por la voluntad de Dios.
Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo
pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. Por eso, quiero
darles un consejo que les será provechoso, ya que ustedes, el año pasado, fueron
los primeros, no sólo en emprender esta obra, sino también en decidir su
realización. Llévenla ahora a término, para que los hechos respondan, según las
posibilidades de cada uno, a la decisión de la voluntad. Porque cuando existe
esa decisión, a uno se lo acepta con lo que tiene y no se hace cuestión de lo
que no tiene.
No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la
abundancia, sino de que haya igualdad. En el caso presente, la abundancia de
ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos
supla la necesidad de ustedes.
Así habrá igualdad, de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había
recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.
Palabra de Dios.
3
Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón,
no de mala gana o por la fuerza
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
9, 6-15
Hermanos:
Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio,
el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente.
Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o
por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría.
Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que
siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de
buenas obras. Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus bienes: dio a
los pobres y su justicia permanece eternamente.
El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a
ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. Así,
serán colmados de riquezas y podrán dar con toda generosidad; y esa generosidad,
por intermedio nuestro, se transformará en acciones de gracias a Dios. Porque
este servicio sagrado, no sólo satisface las necesidades de los santos, sino que
también es una fuente abundante de acciones de gracias a Dios.
En efecto, al comprobar el verdadero carácter de la ayuda que ustedes les
prestan, ellos glorificarán a Dios por la obediencia con que ustedes confiesan
la Buena Noticia de Cristo y por la generosidad con que están unidos a ellos y a
todos. Y la oración que ellos harán por ustedes pondrá de manifiesto el cariño
que les profesan, a causa de la gracia sobreabundante que Dios derramó sobre
ustedes. ¡Demos gracias a Dios por su don inefable!
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 21, 23-24. 26-28. 31-32
R. Los pobres comerán hasta saciarse.
Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«Alábenlo, los que temen al Señor,
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel. R.
Te alabaré en la gran asamblea
y cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse
y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre! R.
Todos los confines de la tierra
se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos
se postrarán en su presencia.
Hablarán del Señor a la generación futura,
anunciarán su justicia a los que nacerán después,
porque esta es la obra del Señor.» R.
2 SALMO 106, 2-9
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno!
Que lo digan los redimidos por el Señor,
los que él rescató del poder del enemigo
y congregó de todas las regiones:
del norte y del sur, del oriente y el occidente. R.
Los que iban errantes por el desierto solitario,
sin hallar el camino hacia un lugar habitable.
Estaban hambrientos, tenían sed
y ya les faltaba el aliento. R.
Pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
los llevó por el camino recto,
y así llegaron a un lugar habitable. R.
Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
porque él sació a los que sufrían sed
y colmó de bienes a los hambrientos. R.
3 SALMO 111, 1-9
R. ¡Feliz el hombre que da a los pobres!
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida. R.
En su casa habrá abundancia y riqueza,
su generosidad permanecerá para siempre.
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas:
es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.
Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.
No tendrá que temer malas noticias.
Su corazón está firme, confiado en el Señor. R.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
Él da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad. R.
Aleluia y Versículo antes del Evangelio
1 Mt 25, 34
¡Vengan, benditos de mi Padre,
y reciban en herencia el Reino que les fue preparado
desde el comienzo del mundo!
2 2Cor 8, 9b
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros,
a fin de enriquecernos con su pobreza.
EVANGELIOS
1
Tuve hambre y me dieron de comer
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se
sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia,
y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo
del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron;
enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver."
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?"
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo."
Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego
eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y
ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de
paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me
visitaron."
Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento,
de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?"
Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo."
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.»
Palabra del Señor.
2
Denles de comer ustedes mismos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
6, 34-44
Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas
sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un
lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a las
poblaciones cercanas a comprar algo para comer.»
El respondió: «Denles de comer ustedes mismos.»
Ellos le dijeron: «Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para
dar de comer a todos.»
Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver.»
Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados.»
El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la
gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al
cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus
discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre
la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de
pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor.
3
Cuando des un banquete, invita a los pobres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
14, 12-14
Jesús dijo a uno de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des
un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así
tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los
paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu
recompensa en la resurrección de los justos!»
Palabra del Señor.
4
Había un pobre llamado Lázaro
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
16, 19-31
Jesús dijo a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía
espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado
Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los
perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también
murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio
de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten
piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y
refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan."
"Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y
Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el
tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que
los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede
pasar de allí hasta aquí".
El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi
padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos
también caigan en este lugar de tormento".
Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen".
"No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos,
se arrepentirán".
Pero Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque
resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán".»
Palabra del Señor.
22. POR LOS PRÓFUGOS Y EXILIADOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Dios ama al extranjero y le da ropa y alimento
Lectura del libro del Deuteronomio
10, 17-19
Moisés habló al pueblo diciendo:
El Señor, su Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande,
valeroso y temible, que no hace acepción de personas ni se deja sobornar. El hace
justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da ropa y alimento.
También ustedes amarán al extranjero, ya que han sido extranjeros en Egipto.
Palabra de Dios.
2
Si olvidas una gavilla, será para el extranjero
Lectura del libro del Deuteronomio
24, 17-22
Moisés habló al pueblo diciendo:
«No conculcarás el derecho del extranjero o del huérfano, ni tomarás en prenda
el vestido de la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu
Dios, te rescató de allí. Por eso te ordeno obrar de esta manera.
Cuando recojas la cosecha en tu campo, si olvidas en él una gavilla, no vuelvas
a buscarla. Será para el extranjero, el huérfano y la viuda, a fin de que el
Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas.
Cuando sacudas tus olivos, no revises después las ramas. El resto será para el
extranjero, el huérfano y la viuda. Cuando recojas los racimos de tu viña, no
vuelvas a buscar lo que haya quedado. Eso será para el extranjero, el huérfano y
la viuda.
Acuérdate siempre que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno obrar de esta
manera.»
Palabra de Dios.
Lectura del Nuevo Testamento
1
Practiquen generosamente la hospitalidad
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
12, 9-16a
Hermanos:
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense
cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con
solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la
esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración.
Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente
la hospitalidad.
Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. Alégrense con
los que están alegres, y lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con
otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes.
Palabra de Dios.
2
Demuestran claramente que buscan una patria
Lectura de la carta a los Hebreos
11, 13-16
Hermanos:
Todos nuestros antepasados murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las
promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y
peregrinos en la tierra. Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria;
y si hubieran pensado en aquella de la que habían salido, habrían tenido oportunidad de
regresar. Pero aspiraban a una patria mejor, nada menos que la celestial. Por eso, Dios
no se avergüenza de llamarse «su Dios» y, de hecho, les ha preparado una Ciudad.
Palabra de Dios.
3
No se olviden de practicar la hospitalidad
Lectura de la carta a los Hebreos
13, 1-3. 14-16
Hermanos:
Perseveren en el amor fraternal. No se olviden de practicar la hospitalidad, ya
que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles. Acuérdense
de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que
son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo.
Porque no tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura.
Y por medio de él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, es
decir, el fruto de los labios que confiesan su Nombre. Hagan siempre el bien y
compartan lo que poseen, porque esos son sacrificios agradables a Dios.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO Tob 13, 2-4. 7. 8
R. ¡Bendito sea Dios, que vive eternamente!
El castiga y tiene compasión,
hace bajar hasta el Abismo
y hace subir de la gran Perdición,
sin que nadie escape de su mano. R.
¡Celébrenlo ustedes, israelitas,
delante de todas las naciones!
Porque él los ha dispersado en medio de ellas,
pero allí les ha mostrado su grandeza.
Exáltenlo ante todos los vivientes
porque él es nuestro Señor, nuestro Dios y nuestro Padre,
él es Dios por todos los siglos. R.
Miren lo que ha hecho con ustedes
y celébrenlo en alta voz.
Bendigan al Señor de la justicia
y glorifiquen al Rey de los siglos. R.
Yo lo celebro en el país del destierro,
y manifiesto su fuerza y su grandeza
a un pueblo pecador.
Glorifiquen al Rey de los siglos. R.
¡Conviértanse, pecadores,
y practiquen la justicia en su presencia!
¡Quién sabe si él no les será favorable
y tendrá misericordia de ustedes! R.
2 SALMO 106, 33-36. 41-42
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
El hizo de los ríos un desierto
y de los oasis, una tierra estéril;
transformó el suelo fértil en una salina,
por la maldad de sus habitantes. R.
Convirtió el desierto en un lago,
y la tierra reseca en un oasis:
allí puso a los hambrientos,
y ellos fundaron una ciudad habitable. R.
Levantó a los pobres de la miseria
y multiplicó sus familias como rebaños.
Que los justos lo vean y se alegren,
y enmudezcan todos los malvados. R.
3 SALMO 120, 1-8
R. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor.
Levanto mis ojos a las montañas:
¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
El no dejará que resbale tu pie:
¡tu guardián no duerme!
No, no duerme ni dormita
el guardián de Israel. R.
El Señor es tu guardián,
es la sombra protectora a tu derecha:
de día, no te dañará el sol,
ni la luna de noche. R.
El Señor te protegerá de todo mal
y cuidará tu vida.
El te protegerá en la partida y el regreso,
ahora y para siempre. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 2Cor 1, 3b-4a
Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones.
2 Heb 13, 14
No tenemos aquí abajo una ciudad permanente,
sino que buscamos la futura.
EVANGELIOS
1
Toma al niño y a su madre, huye a Egipto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
2, 13-15. 19-23
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a
José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece
allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el
Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que
estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a
la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del
niño.»
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero
al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo
de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se
estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido
anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.
Palabra del Señor.
2
Para los que se dedicaron a obras de misericordia:
En la medida que ustedes lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
lo hicieron conmigo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se
sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia,
y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo
del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron;
enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver."
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?"
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo."
Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego
eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y
ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de
paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me
visitaron."
Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento,
de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?"
Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo."
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.»
Palabra del Señor.
3
¿Quién es mi prójimo?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
10, 25-37
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro,
¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?.»
El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti
mismo.»
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta
pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?.»
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a
Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron
y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un
sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y
siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él,
lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con
aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue
y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al
dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré
al volver".
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por
los ladrones?.»
«El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor.
Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera.»
Palabra del Señor.
23. POR LOS PRISIONEROS
POR LOS PRESOS
Lecturas del Antiguo Testamento
Pueden utilizarse las lecturas de la Misa para cualquier necesidad:
1
Cambia nuestro duelo en alegría
Lectura del libro de Ester
4, 17b- 17e. 17i- 17l
Mardoqueo, recordando todas las obras del Señor, le dirigió esta oración:
«Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie
que pueda oponerse a ti, si tú quieres salvar a Israel. Porque tú has hecho el
cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo el cielo; tú eres el Señor
de todas las cosas, y no hay nadie que te resista, Señor. Tú lo conoces todo, y
sabes muy bien, Señor, que no ha sido por arrogancia, ni por soberbia o amor
propio, que yo me negué a postrarme ante el orgulloso Amán:
Y ahora, Señor, Dios y Rey, Dios de Abraham, perdónale la vida a tu pueblo,
porque están mirando cómo destruirnos y ansían exterminar la herencia que ha
sido tuya desde siempre. No menosprecies tu porción escogida, la que has
rescatado para ti del país de Egipto. Presta atención a mi plegaria, muéstrate
propicio con tu heredad, cambia nuestro duelo en alegría, para que vivamos y
cantemos himnos a tu Nombre, Señor. ¡No hagas enmudecer la boca de los que te
alaban!»
Palabra de Dios.
2
Es bueno esperar en silencio
la salvación que viene del Señor
Lectura del libro de las Lamentaciones
3, 17-26
Ya no hay paz para mi alma, me olvidé de la felicidad. Por eso dije: «Se ha
agotado mi fuerza y la esperanza que me venía del Señor.»
Recordar mi opresión y mi vida errante es ajenjo y veneno. Mi alma no hace más
que recordar y se hunde dentro de mí; pero me pongo a pensar en algo y esto me
llena de esperanza: la misericordia del Señor no se extingue ni se agota su
compasión; ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad!
El Señor es mi parte, dice mi alma, por eso espero en él.
El Señor es bondadoso con los que esperan en él, con aquellos que lo buscan. Es
bueno esperar en silencio la salvación que viene del Señor.
Palabra de Dios.
3
Líbranos conforme a tus obras maravillosas
Lectura de la profecía de Daniel
3, 25. 34-43
Azarías, de pie en medio del fuego, tomó la palabra y oró así:
«No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre, no anules tu Alianza, no
apartes tu misericordia de nosotros, por amor a Abraham, tu amigo, a Isaac, tu
servidor, y a Israel, tu santo, a quienes prometiste una descendencia numerosa
como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.
Señor, hemos llegado a ser más pequeños que todas las naciones, y hoy somos
humillados en toda la tierra a causa de nuestros pecados. Ya no hay más en este
tiempo, ni jefe, ni profeta, ni príncipe, ni holocausto, ni sacrificio, ni
oblación, ni incienso, ni lugar donde ofrecer las primicias, y así, alcanzar tu
favor.
Pero que nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humillado nos hagan
aceptables como los holocaustos de carneros y de toros, y los millares de
corderos cebados; que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que
nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en
ti.
Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu rostro. No nos
cubras de vergüenza, sino trátanos según tu benignidad y la abundancia de tu
misericordia. Líbranos conforme a tus obras maravillosas, y da gloria a tu
Nombre, Señor.»
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
8, 18-30
Hermanos:
Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con
la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera
ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la
vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero
conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la
esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos
de Dios.
Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de
parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro
cuerpo. Porque solamente en esperanza estamos salvados.
Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede
esperar lo que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con
constancia.
Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no
sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos
inefables. Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que
su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo
aman, de aquellos que él llamó según su designio.
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó;
y a los que justificó, también los glorificó.
Palabra de Dios.
2
Ni la muerte ni la vida podrá separarnos jamás del amor de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él
toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el
que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que
murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por
nosotros?
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las
angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como
dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se
nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos
una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los
principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo
alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de
Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra de Dios.
3
Feliz el hombre que soporta la prueba
Lectura de la carta del apóstol Santiago
1, 2-4. 12
Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de
pruebas, sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia. Y la paciencia
debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección
y a la madurez, sin que les falte nada.
Feliz el hombre que soporta la prueba, porque después de haberla superado, recibirá
la corona de Vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Palabra de Dios.
4
No habrá más pena, ni queja, ni dolor
Lectura del libro del Apocalipsis
21, 1-5a. 6b-7
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la
primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios,
embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios entre
los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios
estará con ellos. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena,
ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas. Yo
soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de
beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas
cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.»
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 79, 2ac. 3b. 5-7
R. Que brille tu rostro, Señor, y seremos salvados.
Escucha, Pastor de Israel,
tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos. R.
Señor de los ejércitos, ¿Hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?
Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.
2 SALMO 84, 2-8
R. Manifiéstanos, Señor, tu misericordia,
y danos tu salvación.
Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados;
reprimiste toda tu indignación
y aplacaste el ardor de tu enojo. R.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente? R.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
3 SALMO 122, 1-2
R. ¡Ten piedad, Señor, ten piedad de nosotros!
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor. R.
Como los ojos de la servidora
están en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 32, 22
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
2 2Cor 1, 3b-4a
Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones.
3 Sant 1, 12
Feliz el hombre que soporta la prueba,
porque después de haberla superado,
recibirá la corona de Vida.
EVANGELIOS
1
El que pide recibe
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 7-11
Jesús dijo a sus discípulos:
«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide,
recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da
una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!»
Palabra del Señor.
2
¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
4, 35-41
Al atardecer de aquel día, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra
orilla.»
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había
otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se
iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo
despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?.»
Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!.» El
viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?.» Entonces
quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es este, que hasta el
viento y el mar le obedecen?»
Palabra del Señor.
3
Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
18, 1-8
Jesús enseñó a sus discípulos con una parábola que era necesario orar siempre sin
desanimarse:
«En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y
en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: "Te ruego que
me hagas justicia contra mi adversario."
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: "Yo no temo a Dios ni
me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para
que no venga continuamente a fastidiarme."»
Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a
sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que
en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?»
Palabra del Señor.
4
Estaba preso, y me viniste a ver
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se
sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia,
y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo
del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron;
enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver."
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?"
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo."
Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego
eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y
ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de
paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me
visitaron."
Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento,
de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?"
Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo."
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.»
Palabra del Señor.
24. POR LOS ENFERMOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
He visto tus lágrimas. Yo te voy a sanar
Lectura del segundo libro de los Reyes
20, 1-6
En aquellos días, Ezequías cayó gravemente enfermo. El profeta Isaías, hijo de
Amós, fue a verlo y le dijo: «Así habla el Señor: Ordena todos los asuntos de tu
casa, porque vas a morir. Ya no vivirás más.»
Ezequías volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor!
Recuerda que yo he caminado delante de ti con fidelidad e integridad de corazón,
y que hice lo que es bueno a tus ojos.» Y Ezequías se deshizo en llanto.
Isaías no había salido aún del patio central, cuando le llegó la palabra del
Señor: «Vuelve y dile a Ezequías, el jefe de mi pueblo: Así habla el Señor, el
Dios de tu padre David: He oído tu súplica, he visto tus lágrimas. Yo te voy a
sanar: dentro de tres días subirás a la Casa del Señor.
Añadiré otros quince años a tu vida; te libraré, a ti y a esta ciudad, de manos
del rey de Asiria, y defenderé a esta ciudad por mi honor y el de mi servidor
David.»
Palabra de Dios.
2
El soportaba nuestros sufrimientos
Lectura del libro del profeta Isaías
53, 1-5. 10-11
¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor?
El creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida,
sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos.
Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento,
como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada.
Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo
considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue traspasado por nuestras
rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él
y por sus heridas fuimos sanados.
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación,
verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él.
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado.
Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Se presentaron a Pablo los otros enfermos de la isla
y fueron curados
Lectura de los Hechos de los apóstoles
28, 7-10
Cuando el barco en que viajaba Pedro naufragó, todos los tripulantes y pasajeros
fueron arrojados a la costa de una isla llamada Malta.
Había en los alrededores una propiedad perteneciente al principal de la isla,
llamado Publio. Este nos recibió y nos brindó cordial hospitalidad durante tres
días. El padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo fue a
verlo, oró, le impuso las manos y lo curó.
A raíz de esto, se presentaron los otros enfermos de la isla y fueron curados.
Nos colmaron luego de toda clase de atenciones y cuando nos embarcamos, nos
proveyeron de lo necesario.
Palabra de Dios.
2
Siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
4, 10-18
Hermanos:
Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la
muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro
cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa
de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la
vida.
Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por
eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros
sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos
reunirá a su lado junto con ustedes.
Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el
número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.
Por eso, no nos desanimamos: aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo,
nuestro hombre interior se va renovando día a día. Nuestra angustia, que es leve
y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda medida. Porque no
tenemos puesta la mirada en las cosas visibles, sino en las invisibles: lo que
se ve es transitorio, lo que no se ve es eterno.
Palabra de Dios.
3
Te basta mi gracia,
porque mi poder triunfa en la debilidad
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
12, 7b-10
Hermanos:
Para que no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás
que me hiere.
Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió:
«Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad.»
Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el
poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en
las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de
Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Palabra de Dios.
4
La oración que nace de la fe salvará al enfermo
Lectura de la carta del apóstol Santiago
5, 13-16
Hermanos:
Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos. Si está
enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo
unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración que nace de la fe salvará al
enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados.
Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser
curados. La oración perseverante del justo es poderosa.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO Is 38, 10-12abcd. 16
R. ¡Tú has preservado mi vida, Señor!
Yo decía: En lo mejor de mis días
me tengo que ir:
he sido destinado a las puertas del Abismo
por el resto de mis años. R.
Yo decía: Ya no contemplaré al Señor
en la tierra de los vivientes;
no veré más a los hombres
entre los habitantes del mundo. R.
Arrancan mi morada y me la arrebatan,
como una carpa de pastores.
Como un tejedor, yo enrollaba mi vida,
pero él me corta de la trama. R.
Los que el Señor protege, vivirán,
y su espíritu animará todo lo que hay en ellos:
tú me restablecerás y me harás revivir. R.
2 SALMO 101, 2-3. 24-25. 19-21
R. ¡Señor, escucha mi oración!
Señor, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor;
no me ocultes tu rostro
en el momento del peligro;
inclina hacia mí tu oído,
respóndeme pronto, cuando te invoco. R.
Mis fuerzas se debilitaron por el camino
y se abreviaron mis días;
pero yo digo: «Dios mío,
no me lleves en la mitad de mi vida,
tú que permaneces para siempre.» R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 8, 17b
Cristo tomó nuestras debilidades
y cargó sobre sí nuestras enfermedades
2 2Cor 1, 3b-4a
Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones.
3 Col 1, 24b
Completo en mi carne
lo que falta a los padecimientos de Cristo,
para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia.
EVANGELIOS
1
El tomó nuestras debilidades
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
8, 14-17
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre.
Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los
espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que había
sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí
nuestras enfermedades.
Palabra del Señor.
2
Impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
16, 15-20
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice,
se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán
nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les
hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.»
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los
milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.
3
Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
22, 39-44a
Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos. Cuando llegaron,
les dijo:
«Oren, para no caer en la tentación.»
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la angustia, él oraba más
intensamente.
Palabra del Señor.
4
Al sarmiento que da fruto, lo poda para que dé más todavía
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos
que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya
están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo
permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece
en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja
al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos.»
Palabra del Señor.
Por los moribundos, pueden utilizarse las lecturas para la administración de los sacramentos a los enfermos y moribundos:
25. EN TIEMPO DE TERREMOTO
PARA PEDIR LA LLUVIA
PARA PEDIR BUEN TIEMPO
PARA ALEJAR LAS TEMPESTADES
PARA CUALQUIER NECESIDAD
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Cambia nuestro duelo en alegría
Lectura del libro de Ester
4, 1-5. 8-10
Mardoqueo, recordando todas las obras del Señor, le dirigió esta oración:
«Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie
que pueda oponerse a ti, si tú quieres salvar a Israel. Porque tú has hecho el
cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo el cielo; tú eres el Señor
de todas las cosas, y no hay nadie que te resista, Señor. Tú lo conoces todo, y
sabes muy bien, Señor, que no ha sido por arrogancia, ni por soberbia o amor
propio, que yo me negué a postrarme ante el orgulloso Amán:
Y ahora, Señor, Dios y Rey, Dios de Abraham, perdónale la vida a tu pueblo,
porque están mirando cómo destruirnos y ansían exterminar la herencia que ha
sido tuya desde siempre. No menosprecies tu porción escogida, la que has
rescatado para ti del país de Egipto. Presta atención a mi plegaria, muéstrate
propicio con tu heredad, cambia nuestro duelo en alegría, para que vivamos y
cantemos himnos a tu Nombre, Señor. ¡No hagas enmudecer la boca de los que te
alaban!»
Palabra de Dios.
2
Es bueno esperar en silencio
la salvación que viene del Señor
Lectura del libro de las Lamentaciones
3, 17-26
Ya no hay paz para mi alma, me olvidé de la felicidad. Por eso dije: «Se ha
agotado mi fuerza y la esperanza que me venía del Señor.»
Recordar mi opresión y mi vida errante es ajenjo y veneno. Mi alma no hace más
que recordar y se hunde dentro de mí; pero me pongo a pensar en algo y esto me
llena de esperanza: la misericordia del Señor no se extingue ni se agota su
compasión; ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad!
El Señor es mi parte, dice mi alma, por eso espero en él.
El Señor es bondadoso con los que esperan en él, con aquellos que lo buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación que viene del Señor.
Palabra de Dios.
3
Líbranos conforme a tus obras maravillosas
Lectura de la profecía de Daniel
3, 25. 34-43
Azarías, de pie en medio del fuego, tomó la palabra y oró así:
«No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre, no anules tu Alianza, no
apartes tu misericordia de nosotros, por amor a Abraham, tu amigo, a Isaac, tu
servidor, y a Israel, tu santo, a quienes prometiste una descendencia numerosa
como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.
Señor, hemos llegado a ser más pequeños que todas las naciones, y hoy somos
humillados en toda la tierra a causa de nuestros pecados. Ya no hay más en este
tiempo, ni jefe, ni profeta, ni príncipe, ni holocausto, ni sacrificio, ni
oblación, ni incienso, ni lugar donde ofrecer las primicias, y así, alcanzar tu
favor.
Pero que nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humillado nos hagan
aceptables como los holocaustos de carneros y de toros, y los millares de
corderos cebados; que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que
nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en
ti.
Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu rostro. No nos
cubras de vergüenza, sino trátanos según tu benignidad y la abundancia de tu
misericordia. Líbranos conforme a tus obras maravillosas, y da gloria a tu
Nombre, Señor.»
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
8, 18-30
Hermanos:
Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con
la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera
ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la
vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero
conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la
esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos
de Dios.
Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de
parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro
cuerpo. Porque solamente en esperanza estamos salvados.
Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede
esperar lo que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con
constancia.
Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no
sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos
inefables. Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que
su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo
aman, de aquellos que él llamó según su designio.
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó;
y a los que justificó, también los glorificó.
Palabra de Dios.
2
Ni la muerte ni la vida podrá separarnos jamás del amor de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él
toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el
que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que
murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por
nosotros?
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las
angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como
dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se
nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos
una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los
principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo
alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de
Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra de Dios.
3
Feliz el hombre que soporta la prueba
Lectura de la carta del apóstol Santiago
1, 2-4. 12
Hermanos:
Alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas,
sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia. Y la paciencia debe ir
acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a
la madurez, sin que les falte nada.
Feliz el hombre que soporta la prueba, porque después de haberla superado,
recibirá la corona de Vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Palabra de Dios.
4
No habrá más pena, ni queja, ni dolor
Lectura del libro del Apocalipsis
21, 1-5a. 6b-7
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera
tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios,
embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios entre
los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará
con ellos. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja,
ni dolor, porque todo lo de antes pasó.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas. Yo soy el
Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber
gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El vencedor heredará estas cosas, y
yo seré su Dios y él será mi hijo.»
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 79, 2ac. 3b. 5-7
R. ¡Que brille tu rostro, Señor, y nos salve!
Escucha, Pastor de Israel,
tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos. R.
Señor de los ejércitos, ¿Hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?
Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.
2 SALMO 84, 2-8
R. ¡Manifiéstanos tu misericordia, Señor!
Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados. R.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente? R.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
3 SALMO 122, 1-2
R. ¡Levanto mis ojos hacia ti, Señor!
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor. R.
Como los ojos de la servidora
están en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 32, 22
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
2 2Cor 1, 3b-4a
¡Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones!
3 Sant 1, 12
¡Feliz el hombre que soporta la prueba,
porque después de haberla superado,
recibirá la corona de Vida!
EVANGELIOS
1
El que pide recibe
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 7-11
Jesús dijo a sus discípulos:
«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo
el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide
un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a
sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se
las pidan!»
Palabra del Señor.
2
¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
4, 35-41
Al atardecer de aquel día, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla.»
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas
junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando
de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron:
«¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?.»
Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!.» El viento se
aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?.» Entonces quedaron atemorizados
y se decían unos a otros: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Palabra del Señor.
3
Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
18, 1-8
Jesús enseñó a sus discípulos con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
«En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad
vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: "Te ruego que me hagas justicia contra mi
adversario."
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: "Yo no temo a Dios ni me importan los
hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a
fastidiarme."»
Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que
claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les
hará justicia.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?»
Palabra del Señor.
26. EN ACCIÓN DE GRACIAS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
¡Bendito sea el Señor, que ha dado a su pueblo el descanso!
Lectura del primer libro de los Reyes
8, 55-61
El rey Salomón, puesto de pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea de Israel,
diciendo: «¡Bendito sea el Señor, que ha dado a su pueblo el descanso, conforme
a todo lo que había dicho! No ha caído por tierra ninguna de las promesas que él
hizo por medio de su servidor Moisés.
¡Que el Señor, nuestro Dios, esté con nosotros como lo estuvo con nuestros
padres, que no nos abandone ni nos rechace! ¡Que incline nuestro corazón hacia
él, para que vayamos por todos sus caminos y observemos sus mandamientos, sus
preceptos y sus leyes, que él dio a nuestros padres!
Que estas súplicas que yo he pronunciado en presencia del Señor, nuestro Dios,
estén presentes ante él día y noche, para que haga justicia a su servidor y a su
pueblo Israel, según la necesidad de cada día. Así sabrán todos los pueblos de
la tierra que el Señor es Dios, y no hay otro; y el corazón de ustedes
pertenecerá íntegramente al Señor, nuestro Dios, para caminar según sus
preceptos y observar sus mandamientos, como en el día de hoy.»
Palabra de Dios.
2
Dios hace grandes cosas por todas partes
Lectura del libro del Eclesiástico
50, 22-24
Bendigan al Dios del universo que hace grandes cosas por todas partes, al que
nos exaltó desde el seno materno y nos trató según su misericordia.
Que él nos dé la alegría del corazón, y conceda la paz en nuestros días, a
Israel, por los siglos de los siglos. Que su misericordia permanezca fielmente
con nosotros y que nos libre en nuestros días.
Palabra de Dios.
3
Recordaré la gran bondad del Señor
hacia la familia de Israel
Lectura del libro de Isaías 63, 7-9
Recordaré los favores del Señor, alabaré sus proezas, por todo el bien que él
nos hizo en su gran bondad hacia la familia de Israel, y por todo el bien que
nos hizo en su compasión y en la abundancia de su misericordia.
El dijo: «Realmente son mi Pueblo, son hijos que no decepcionarán.» Y él fue
para ellos un salvador en todas sus angustias. No intervino ni un emisario ni un
mensajero: él mismo, en persona, los salvó; por su amor y su clemencia, él mismo
los redimió; los levantó y los llevó en todos los tiempos pasados.
Palabra de Dios.
4
El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti
Lectura de la profecía de Sofonías
3, 14-15
¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Aclama, Israel! ¡Alégrate y regocíjate de
todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado las sentencias que
pesaban sobre ti y ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor,
está en medio de ti: ya no temerás ningún mal.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
1, 3-9
Hermanos:
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido
en Cristo Jesús. En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de
riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el
testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la
Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. El
los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la
Venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir
en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Palabra de Dios.
2
Para alabanza de la gloria de su gracia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso
1, 3-14
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en
él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio
en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los
pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio
misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el
previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser
aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de
la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y
prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su
gloria.
Palabra de Dios.
3
Dando gracias por Cristo a Dios Padre
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-17
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que
puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando
gracias por él a Dios Padre.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO Crón 29, 10b-12
R. ¡Alabamos tu Nombre glorioso, Señor!
¡Bendito seas, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
desde siempre y para siempre! R.
Tuya, Señor, es la grandeza, la fuerza,
la gloria, el esplendor y la majestad;
porque a ti pertenece
todo lo que hay en el cielo y en la tierra. R.
Tuyo, Señor, es el reino;
tú te elevas por encima de todo.
De ti proceden la riqueza y la gloria. R.
Tú lo gobiernas todo,
en tu mano están el poder y la fuerza,
y es tu mano la que engrandece
y afianza todas las cosas.
R.
2 SALMO 112, 1-8
R. ¡Bendito sea el nombre del Señor para siempre!
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R.
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo. R.
3 SALMO 137, 1-5
R. ¡Daré gracias a tu Nombre, Señor!
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque has oído las palabras de mi boca.
Te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo. R.
Daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
4 SALMO 144, 2-11
R. ¡Bendeciré tu nombre eternamente, Señor!
Día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable! R.
Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas. R.
Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 65, 16
Vengan a escuchar,
yo les contaré lo que hizo por mí.
2 Cf. Sal 137, 1ab
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque has oído las palabras de mi boca.
3 Cf. Mt 11, 25
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.
4 Lc 1, 49
El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
5 Jn 15, 11
"Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes,
y ese gozo sea perfecto", dice el Señor.
6 Ef 1, 3
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en el cielo.
7 1Ts 5, 18
Den gracias a Dios en toda ocasión:
esto es lo que Dios quiere de todos ustedes,
en Cristo Jesús.
8
A ti, Dios, te alabamos y cantamos;
a ti la Iglesia santa te alaba
por todos los confines de la tierra.
EVANGELIO
1
El que pide recibe
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 7-11
Jesús dijo a sus discípulos:
«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide,
recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da
una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!»
Palabra del Señor.
2
Has ocultado estas cosas a los sabios
y las has revelado a los pequeños
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
11, 25-30
Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios
y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce
al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes
mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.»
Palabra del Señor.
3
Cuenta todo lo que el Señor hizo contigo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
5, 18-20
En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara
quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu casa con tu familia,
y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.» El hombre se fue y
comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos
quedaban admirados.
Palabra del Señor.
4
Mi alma canta la grandeza del Señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
1, 39-55
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría
en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo,
el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que
te fue anunciado de parte del Señor.»
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me
llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó
la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos
vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido
a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
Palabra del Señor.
5
Alegrense de que sus nombres estén escritos en el cielo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
10, 17-24
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu Nombre.»
El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder de caminar
sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá
dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más
bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.»
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios
y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie
sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos
que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que
ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»
Palabra del Señor.
6
Se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra,
dándole gracias
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
17, 11-19
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un
poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a
gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»
Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes.» Y en el camino quedaron
purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se
arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?» Y agregó: «Levántate y vete, tu fe
te ha salvado.»
Palabra del Señor.
7
Lo que Yo les mando es que se amen los unos a los otros
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 9-17
Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos
de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor
más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo
les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor;
yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los
destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al
Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Palabra del Señor.
8
Tendrán una alegría que nadie les podrá quitar
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
16, 20-22
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará.
Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace
el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al
mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que
nadie les podrá quitar.»
Palabra del Señor.
IV. PARA ALGUNAS NECESIDADES
PARTICULARES
27. POR EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Que vuelva al Señor, que es generoso en perdonar
Lectura del libro del profeta Isaías
55, 6-9
¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que
el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva
al Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes
son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la
tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los
pensamientos de ustedes.
Palabra de Dios.
2
Conviértanse y apártense de todas sus rebeldías
Lectura de la profecía de Ezequiel
18, 21-23. 30-32
Así habla el Señor:
Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos
mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no
morirá. Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de
la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso deseo yo la muerte del pecador
-oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva?
Por eso, casa de Israel, yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta
-oráculo del Señor-. Conviértanse y apártense de todas sus rebeldías, de manera
que nada los haga caer en el pecado. Arrojen lejos de ustedes todas las
rebeldías que han cometido contra mí y háganse un corazón nuevo y un espíritu
nuevo.
¿Por qué quieres morir, casa de Israel? Yo no deseo la muerte de nadie -oráculo
del Señor-.Conviértanse, entonces, y vivirán.
Palabra de Dios.
3
Desgarren su corazón y no sus vestiduras
Lectura de la profecía de Joel
2, 12-18
Pero aún ahora -oráculo del Señor- vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno,
llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al
Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en
fidelidad, y se arrepiente de sus amenazas. ¡Quién sabe si él no se volverá
atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la
libación para el Señor, su Dios!
¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión
solemne, reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos,
reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su
alcoba y la recién casada de su lecho nupcial!
Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y
digan: «¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que
las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos:
Dónde está su Dios?»
El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo.
Palabra de Dios.
4
Los ninivitas se convirtieron de su mala conducta
Lectura de la profecía de Jonás
3, 1-10
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos:
«Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te
indicaré.»
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad
enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a
internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de
cuarenta días, Nínive será destruida.»
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de
penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó al
rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se
vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar
en Nínive el siguiente anuncio:
«Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el
ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua;
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus
fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en
sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de
su ira, de manera que no perezcamos.»
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta,
Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Considérense muertos al pecado y vivos para Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
6, 2-14
Hermanos:
¿Cómo es posible que los que hemos muerto al pecado sigamos viviendo en él? ¿No
saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos
sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva.
Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya,
también nos identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo: nuestro
hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este cuerpo de
pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado. Porque el que está muerto,
no debe nada al pecado.
Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos
que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene
poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que
vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús.
No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos
deseos. Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del
pecado, sino ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la
muerte a la Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio
de Dios. Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están
sometidos a la Ley, sino a la gracia.
Palabra de Dios.
2
La sangre de Jesús nos purifica de todo pecado
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
1, 5-2, 2
Queridos hermanos:
La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es
luz, y en él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con él y
caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero
si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos
con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonarnos y purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo
hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima
propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por
los del mundo entero.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 50, 3-6b. 12-13. 14-17
R. ¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.
2 SALMO 102, 1-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
3 SALMO 129, 1-8
R. En el Señor se encuentra la misericordia.
Desde lo más profundo te invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Ez 33, 11a
"Yo no deseo la muerte del malvado,
sino que se convierta de su mala conducta y viva".
dice el Señor.
2 Mc 1, 15
El Reino de Dios está cerca.
Conviértanse y crean en la Buena Noticia.
3 Cf. Apoc 1, 5ab
Jesucristo, eres el testigo fiel,
el Primero que resucitó de entre los muertos,
nos amaste y nos purificaste de nuestros pecados,
por medio de tu sangre.
EVANGELIOS
1
Glorificaban a Dios
por haber dado semejante poder a los hombres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
9, 1-8
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a
un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico:
«Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados.»
Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema.»
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir:
"Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? Para que ustedes
sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al
paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
El se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder
a los hombres.
Palabra del Señor.
2
Conviértanse y crean en el Evangelio
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
1, 1-8. 14-15
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero
delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen
el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en
el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los
pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a
él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se
alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: «Detrás de mí
vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a
sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes
con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la
Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios
está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»
Palabra del Señor.
3
Sus numerosos pecados le han sido perdonados
porque ha demostrado mucho amor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
7, 36-50
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la
mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que
Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con
sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con
perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera
profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»
Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» «Di, Maestro», respondió
él.
«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro
cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los
dos lo amará más?.»
Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón:
«¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en
cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me
besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no
ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus
pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado
mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor.»
Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados.»
Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los
pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor.
4
Es justo que haya alegría,
porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
15, 1-3. 11-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los
pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo entonces esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la
parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país
lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a
sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa
región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su
hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". Ahora mismo iré a la casa de
mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser
llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su
padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo
besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser
llamado hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y
vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el
ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto
y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música
y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le
preguntó qué significaba eso.
El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero
engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo".
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él
le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni
una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con
mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus
bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!"
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es
tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".»
Palabra del Señor.
5
Jesús envía a los apóstoles a predicar la conversión
para el perdón de los pecados
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
24, 46-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al
tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas
las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos
de todo esto.»
Palabra del Señor.
28. PARA PEDIR LA CARIDAD
PARA PROMOVER LA CONCORDIA
POR LOS FAMILIARES Y AMIGOS
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Conforme a la gracia, todos tenemos dones diferentes
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
12, 3-13
Hermanos:
En virtud de la gracia que me fue dada, le digo a cada uno de ustedes: no se
estimen más de lo que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable,
según la medida de la fe que Dios repartió a cada uno. Porque así como en un
solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también todos
nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno,
somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios nos ha dado,
todos tenemos aptitudes diferentes. El que tiene el don de la profecía, que lo
ejerza según la medida de la fe. El que tiene el don del ministerio, que sirva.
El que tiene el don de enseñar, que enseñe. El que tiene el don de exhortación,
que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la
comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga
con alegría.
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense
cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con
solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la
esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración.
Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente
la hospitalidad.
Palabra de Dios.
2
Existen la fe, la esperanza y el amor,
pero la más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
12, 31-13, 13
Hermanos:
Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto
todavía.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo
amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera
el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque
tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy
nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara
mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no
se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no
tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la
ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías,
limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como
un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara.
Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la
más grande de todas es el amor.
Palabra de Dios.
3
Debemos dar la vida por nuestros hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
3, 14-18
Queridos hermanos:
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a
nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su
hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida
eterna.
En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por
eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.
Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le
cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios?
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras
y de verdad.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 84, 7-9. 11-12
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
2 SALMO 99, 1b-5
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 132, 1
¡Qué bueno y agradable
es que los hermanos vivan unidos!
2 Jn 15, 12
Este es mi mandamiento:
Ámense los unos a los otros,
como yo los he amado.
EVANGELIO
1
Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre,
yo estoy en medio de ellos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la
declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad.
Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que
desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre
que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre,
yo estoy presente en medio de ellos.»
Palabra del Señor.
2
Lo que yo les mando
es que se amen los unos a los otros
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 12-17
Jesús dijo a sus discípulos:
«Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No
hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora
lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y
los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo
que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
Palabra del Señor.
29. POR LA FAMILIA
Pueden utilizarse las lecturas de la Misa de la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José:
Año A
El que teme al Señor honra a su padre
Lectura del libro del Eclesiástico
3, 3-7. 14-17
El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como
quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos
y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el
que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su
padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación
por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se
disolverán tus pecados como la escarcha con el calor.
El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es
maldecido por el Señor.
Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a
Dios.
Palabra de Dios.
1 SALMO 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: cf. 1)
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén! R.
La vida de familia vivida en el Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que
puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando
gracias por él a Dios Padre.
Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a
sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos,
para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.
1 Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo reine en sus corazones;
que la palabra de Cristo resida en ustedes
con toda su riqueza.
EVANGELIO
Toma al niño y a su madre, huye a Egipto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
2, 13-15. 19-23
Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a
José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece
allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el
Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que
estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a
la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del
niño.»
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero
al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo
de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se
estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido
anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.
Palabra del Señor.
Año B
El que teme al Señor honra a su padre
Lectura del libro del Eclesiástico
3, 3-7. 14-17
El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como
quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos
y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el
que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su
padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación
por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se
disolverán tus pecados como la escarcha con el calor.
El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es
maldecido por el Señor.
Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Palabra de Dios.
1 SALMO 127, 1-5
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén! R.
La vida de familia vivida en el Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que
puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando
gracias por él a Dios Padre.
Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a
sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos,
para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.
1 Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo reine en sus corazones;
que la palabra de Cristo resida en ustedes
con toda su riqueza.
EVANGELIO
El niño crecía, lleno de sabiduría
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
2, 22-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron
al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo
varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio
un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y
esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había
revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo
Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para
cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y
alabó a Dios, diciendo:
«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los
pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón,
después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y
de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma
una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los
pensamientos íntimos de muchos.»
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de
Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete
años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y
cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos
y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y
hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad
de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría,
y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
O bien más breve:
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
2, 22. 39-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al
niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de
Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y
la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
A elección para el Año B:
Tu heredero será alguien que nacerá de ti
Lectura del libro del Génesis
15, 1-6; 21, 1-3
En aquellos días, la palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos
términos: «No temas, Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy
grande.»
«Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y
el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?» Después añadió: «Tú no me has
dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero.»
Entonces el Señor le dirigió esta palabra: «No, ese no será tu heredero; tu
heredero será alguien que nacerá de ti.» Luego lo llevó afuera y continuó
diciéndole: «Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas.» Y añadió:
«Así será tu descendencia.»
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.
El Señor visitó a Sara como lo había dicho, y obró con ella conforme a su
promesa. En el momento anunciado por Dios, Sara concibió y dio un hijo a
Abraham, que ya era anciano. Cuando nació el niño que le dio Sara, Abraham le
puso el nombre de Isaac.
1 SALMO 104, 1-6. 8-9
R. El Señor es nuestro Dios,
se acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas! R.
¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro! R.
Recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca.
Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido. R.
El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.
La fe de Abraham, de Sara y de Isaac
Lectura de la carta a los Hebreos
11, 8. 11-12. 17-19
Hermanos:
Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que
iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. También por la fe, Sara
recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de
fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya
cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del
cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar.
Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda:
él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquel de quien se
había anunciado: De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. Y lo
ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aun para resucitar a los muertos.
Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo.
Palabra de Dios.
1 Heb 1, 1-2
Después de haber hablado a nuestros padres
por medio de los profetas,
en este tiempo final,
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.
EVANGELIO
El niño crecía, lleno de sabiduría
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
2, 22-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a
Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito
será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de
pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba
el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría
antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando
los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque
mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para
iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de
bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para
muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el
corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos.»
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser,
mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del
Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento
y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la
redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret,
en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios
estaba con él.
Palabra del Señor.
O bien más breve:
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
2, 22. 39-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al
niño a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de
Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y
la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
Año C
El que teme al Señor honra a su padre
Lectura del libro del Eclesiástico
3, 3-7. 14-17
El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como
quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos
y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el
que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su
padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación
por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se
disolverán tus pecados como la escarcha con el calor.
El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es
maldecido por el Señor.
Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a
Dios.
Palabra de Dios.
1 SALMO 127, 1-5
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén! R.
La vida de familia vivida en el Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que
puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando
gracias por él a Dios Padre.
Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a
sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos,
para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.
1 Col 3, 15a. 16a
Que la paz de Cristo reine en sus corazones;
que la palabra de Cristo resida en ustedes
con toda su riqueza.
EVANGELIO
Jesús entre los doctores de la Ley es hallado por sus padres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
2, 41-52
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la
fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que
ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un
día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo
encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban
asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por
qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de
los asuntos de mi Padre?» Ellos no entendieron lo que les decía.
El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba
estas cosas en su corazón.
Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de
los hombres.
Palabra del Señor.
A elección para el Año C:
Samuel, para toda su vida, queda cedido al Señor
Lectura del primer libro de Samuel
1, 20-22. 24-28
En aquellos días, Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que
puso el nombre de Samuel, diciendo: «Se lo he pedido al Señor.»
El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio
anual y cumplir su voto. Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «No iré
hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré, y el se presentará delante
del Señor y se quedará allí para siempre.»
Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de
tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del
Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se
lo llevaron a Elí.
Ella dijo: «Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que
estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al
Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él:
para toda su vida queda cedido al Señor.»
Después se postraron delante del Señor.
Palabra de Dios.
1 SALMO 83, 2-3. 5-6. 9-10
R. Señor, felices los que habitan en tu Casa.
¡Qué amable es tu Morada,
Señor del Universo!
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente. R.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación! R.
Señor del universo, oye mi plegaria,
escucha, Dios de Jacob;
protege, Dios, a nuestro Escudo
y mira el rostro de tu Ungido. R.
Nos llamamos y somos hijos de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
3, 1-2. 21-24
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros
lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a
él.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha
manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos
acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le
pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos
amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos
permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en
nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Palabra de Dios.
1 Cf. Hech. 16, 14b
Señor, toca nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
EVANGELIO
Jesús entre los doctores de la Ley es hallado por sus padres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
2, 41-52
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la
fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que
ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un
día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo
encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban
asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por
qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de
los asuntos de mi Padre?» Ellos no entendieron lo que les decía.
El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba
estas cosas en su corazón.
Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de
los hombres.
Palabra del Señor.
También pueden utilizarse las lecturas de la Misa por los familiares y amigos:
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Conforme a la gracia, todos tenemos dones diferentes
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
12, 3-13
Hermanos:
En virtud de la gracia que me fue dada, le digo a cada uno de ustedes: no se
estimen más de lo que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable,
según la medida de la fe que Dios repartió a cada uno. Porque así como en un
solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también todos
nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno,
somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios nos ha dado,
todos tenemos aptitudes diferentes. El que tiene el don de la profecía, que lo
ejerza según la medida de la fe. El que tiene el don del ministerio, que sirva.
El que tiene el don de enseñar, que enseñe. El que tiene el don de exhortación,
que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la
comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga
con alegría.
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense
cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con
solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la
esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración.
Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente
la hospitalidad.
Palabra de Dios.
2
Existen la fe, la esperanza y el amor,
pero la más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto
12, 31-13, 13
Hermanos:
Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto
todavía.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo
amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera
el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque
tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy
nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara
mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no
se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no
tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la
ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías,
limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como
un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara.
Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la
más grande de todas es el amor.
Palabra de Dios.
3
Debemos dar la vida por nuestros hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
3, 14-18
Queridos hermanos:
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a
nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su
hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida
eterna.
En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso,
también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.
Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le
cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios?
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y
de verdad.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 84, 7-9. 11-12
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
2 SALMO 99, 1b-5
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Sal 132, 1
¡Qué bueno y agradable
es que los hermanos vivan unidos!
2 Jn 15, 12
Este es mi mandamiento:
Ámense los unos a los otros,
como yo los he amado.
EVANGELIO
1
Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre,
yo estoy en medio de ellos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a
tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto
se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles
caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad,
considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo,
mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres
reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Palabra del Señor.
2
Lo que yo les mando
es que se amen los unos a los otros
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
15, 12-17
Jesús dijo a sus discípulos:
«Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No
hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora
lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y
los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo
que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
Palabra del Señor.
30. POR LOS QUE NOS HACEN SUFRIR
Lecturas del Antiguo Testamento
1
El Señor te entregó en mis manos,
pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor
Lectura del primer libro de Samuel
26, 2. 7-9. 12-14. 22-23
Saúl bajó al desierto de Zif con tres mil hombres, lo más selecto de Israel,
para buscar a David en el desierto.
David y Abisai llegaron de noche, mientras Saúl estaba acostado, durmiendo en el
centro del campamento. Su lanza estaba clavada en tierra, a su cabecera, y Abner
y la tropa estaban acostados alrededor de él.
Abisai dijo a David: «Dios ha puesto hoy a tu enemigo en tus manos. Déjame
clavarlo en tierra con la lanza, de una sola vez; no tendré que repetir el
golpe.» Pero David replicó a Abisai: «¡No, no lo mates! ¿Quién podría atentar
impunemente contra el ungido del Señor?.»
David tomó la lanza y el jarro de agua que estaban a la cabecera de Saúl, y se
fueron. Nadie vio ni se dio cuenta de nada, ni se despertó nadie, porque estaban
todos dormidos: un profundo sueño, enviado por el Señor, había caído sobre
ellos.
Luego David cruzó al otro lado y se puso en la cima del monte, a lo lejos, de
manera que había un gran espacio entre ellos. David respondió, diciendo:
«¡Aquí está la lanza del rey! Que cruce uno de los muchachos y la recoja. El
Señor le pagará a cada uno según su justicia y su lealtad. Porque hoy el Señor
te entregó en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.»
Palabra de Dios.
2
No retiré mi rostro cuando me ultrajaban
Lectura del libro del profeta Isaías
50, 4-9a
El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar
al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para
que yo escuche como un discípulo. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni
me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban
la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí
mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.
Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos
todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí!
Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Señor, no les tengas en cuenta este pecado
Lectura de los Hechos de los apóstoles
7, 55-60
Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la
gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces
exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de
Dios.»
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él
como un solo hombre, y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los
testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi
espíritu.» Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: «Señor, no les
tengas en cuenta este pecado.» Y al decir esto, expiró.
Palabra de Dios.
2
Que la paz de Cristo reine en los corazones de ustedes
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 12-15
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 85, 1-6. 14. 17
R. ¡Señor, escucha la voz de mi súplica!
Inclina tu oído, Señor, respóndeme,
porque soy pobre y miserable;
protégeme, porque soy uno de tus fieles,
salva a tu servidor que en ti confía. R.
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma. R.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica! R.
Dios mío, los orgullosos se levantaron contra mí,
y una banda de forajidos atenta contra mi vida
sin preocuparse para nada de ti. R.
Dame una prueba de tu bondad,
para que mis adversarios queden confundidos,
al ver que tú, Señor, eres mi ayuda y mi consuelo. R.
2 SALMO 102, 1-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
2 Jn 13, 34abc
Dice el Señor: Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado.
EVANGELIOS
1
Amen a sus enemigos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
5, 38-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo
que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una
bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere
hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo
prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
6, 27-38
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los
que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el
manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo
tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a
aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a
aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes,
¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos
de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a
los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio.
Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque
él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y
no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán
perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida,
apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también
se usará para ustedes.»
Palabra del Señor.
31. PARA PEDIR LA GRACIA
DE UNA BUENA MUERTE
Lectura del Antiguo Testamento
1
Destruirá la muerte para siempre
Lectura del libro del profeta Isaías
25, 6-10a
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un
banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares
suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño
tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los
rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha
dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la
salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y
regocijémonos de su salvación! .» Porque la mano del Señor se posará sobre esta
montaña.
Palabra de Dios.
Lectura del Nuevo Testamento
Tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma
14, 7-9. 10c-12
Hermanos:
Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el
Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte,
pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los
vivos y de los muertos.
Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito:
Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios, dice el Señor.
Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
1 SALMO 30, 2ab. 6. 8b-9. 15-17. 25
R. ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. R.
Cuando tú viste mi aflicción
y supiste que mi vida peligraba,
no me entregaste al poder del enemigo,
me pusiste en un lugar espacioso. R.
Pero yo confío en ti, Señor,
y te digo: «Tú eres mi Dios,
mi destino está en tus manos.»
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen. R.
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia.
Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 24, 42a. 44
Estén prevenidos,
porque el Hijo del hombre
vendrá a la hora menos pensada.
2 Lc 21, 36a y c
Estén prevenidos y oren incesantemente,
así podrán comparecer seguros
ante el Hijo del hombre.
3 Jn 13, 1
Sabiendo Jesús que había llegado la hora
de pasar de este mundo al Padre,
él, que había amado a los suyos
que quedaban en el mundo,
los amó hasta el fin.
4 Apoc 2, 10c
Sé fiel hasta la muerte
y te daré la corona de la vida.
dice el Señor.
EVANGELIOS
1
Ya viene el esposo, salid a su encuentro
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
25, 1-13
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al
encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus
lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y
también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a
todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: "Ya viene el esposo,
salgan a su encuentro."
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las
prudentes: "¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?"
Pero estas les respondieron: "No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo
al mercado."
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial
y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: "Señor, señor,
ábrenos", pero él respondió: "Les aseguro que no las conozco."
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.»
Palabra del Señor.
2
El Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
12, 35-40
Jesús dijo a sus discípulos:
«Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que
esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame
a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro
que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!
Entiéndalo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría
perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos
pensada.»
Palabra del Señor.
3
Estén prevenidos y oren incesantemente
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
21, 34-36
Jesús dijo a sus discípulos:
«Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones
de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque
sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir.
Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor.
4
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
23, 39-46
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías?
Sálvate a ti mismo y a nosotros.»
Pero el otro lo increpaba, diciéndole:
«¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos
justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo.» Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino.»
El le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra
hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un
grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.»
Y diciendo esto, expiró.
Palabra del Señor.