IV. PARA ALGUNAS NECESIDADES
PARTICULARES
27. POR EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Que vuelva al Señor, que es generoso en perdonar
Lectura del libro del profeta Isaías 55, 6-9
¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que
el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva
al Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes
son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la
tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los
pensamientos de ustedes.
Palabra de Dios.
2
Conviértanse y apártense de todas sus rebeldías
Lectura de la profecía de Ezequiel 18, 21-23. 30-32
Así habla el Señor:
Si el malvado se convierte de todos los pecados que ha cometido, observa todos
mis preceptos y practica el derecho y la justicia, seguramente vivirá, y no
morirá. Ninguna de las ofensas que haya cometido le será recordada: a causa de
la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso deseo yo la muerte del pecador
-oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva?
Por eso, casa de Israel, yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta
-oráculo del Señor-. Conviértanse y apártense de todas sus rebeldías, de manera
que nada los haga caer en el pecado. Arrojen lejos de ustedes todas las
rebeldías que han cometido contra mí y háganse un corazón nuevo y un espíritu
nuevo.
¿Por qué quieres morir, casa de Israel? Yo no deseo la muerte de nadie -oráculo
del Señor-.Conviértanse, entonces, y vivirán.
Palabra de Dios.
3
Desgarren su corazón y no sus vestiduras
Lectura de la profecía de Joel 2, 12-18
Pero aún ahora -oráculo del Señor- vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno,
llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al
Señor, su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en
fidelidad, y se arrepiente de sus amenazas. ¡Quién sabe si él no se volverá
atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la
libación para el Señor, su Dios!
¡Toquen la trompeta en Sión, prescriban un ayuno, convoquen a una reunión
solemne, reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos,
reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su
alcoba y la recién casada de su lecho nupcial!
Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor, y
digan: «¡Perdona, Señor, a tu pueblo, no entregues tu herencia al oprobio, y que
las naciones no se burlen de ella! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos:
Dónde está su Dios?»
El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo.
Palabra de Dios.
4
Los ninivitas se convirtieron de su mala conducta
Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos:
«Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te
indicaré.»
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad
enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a
internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de
cuarenta días, Nínive será destruida.»
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de
penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó al
rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se
vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar
en Nínive el siguiente anuncio:
«Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el
ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua;
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus
fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en
sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de
su ira, de manera que no perezcamos.»
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta,
Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Considérense muertos al pecado y vivos para Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 6, 2-14
Hermanos:
¿Cómo es posible que los que hemos muerto al pecado sigamos viviendo en él? ¿No
saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos
sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva.
Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya,
también nos identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo: nuestro
hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este cuerpo de
pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado. Porque el que está muerto,
no debe nada al pecado.
Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos
que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene
poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que
vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús.
No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos
deseos. Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del
pecado, sino ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la
muerte a la Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio
de Dios. Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están
sometidos a la Ley, sino a la gracia.
Palabra de Dios.
2
La sangre de Jesús nos purifica de todo pecado
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2
Queridos hermanos:
La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es
luz, y en él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con él y
caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero
si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos
con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonarnos y purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo
hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima
propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por
los del mundo entero.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 50, 3-6b. 12-13. 14-17
R. ¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.
2 SALMO 102, 1-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
3 SALMO 129, 1-8
R. En el Señor se encuentra la misericordia.
Desde lo más profundo te invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Ez 33, 11a
"Yo no deseo la muerte del malvado,
sino que se convierta de su mala conducta y viva".
dice el Señor.
2 Mc 1, 15
El Reino de Dios está cerca.
Conviértanse y crean en la Buena Noticia.
3 Cf. Apoc 1, 5ab
Jesucristo, eres el testigo fiel,
el Primero que resucitó de entre los muertos,
nos amaste y nos purificaste de nuestros pecados,
por medio de tu sangre.
EVANGELIOS
1
Glorificaban a Dios
por haber dado semejante poder a los hombres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 1-8
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le
presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos
hombres, Jesús dijo al paralítico: «Ten confianza, hijo, tus pecados te son
perdonados.»
Algunos escribas pensaron: «Este hombre blasfema.»
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más
fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? Para que
ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar
los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»
El se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado
semejante poder a los hombres.
Palabra del Señor.
2
Conviértanse y crean en el Evangelio
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 1-8. 14-15
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero
delante de ti para prepararte el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen
el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en
el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los
pecados. Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a
él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se
alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: «Detrás de mí
vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a
sus pies para desatar la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes
con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la
Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios
está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»
Palabra del Señor.
3
Sus numerosos pecados le han sido perdonados
porque ha demostrado mucho amor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 7, 36-50
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la
mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que
Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con
sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con
perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera
profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»
Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» «Di, Maestro», respondió
él.
«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro
cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los
dos lo amará más?.»
Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado bien.» Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón:
«¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en
cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me
besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no
ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus
pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado
mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor.»
Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados.»
Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los
pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Palabra del Señor.
4
Es justo que haya alegría,
porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-3. 11-32
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los
pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo entonces esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la
parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país
lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a
sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa
región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su
hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en
abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". Ahora mismo iré a la casa de
mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser
llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su
padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo
besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser
llamado hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y
vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el
ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto
y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música
y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le
preguntó qué significaba eso.
El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero
engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo".
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él
le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni
una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con
mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus
bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!"
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es
tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".»
Palabra del Señor.
5
Jesús envía a los apóstoles a predicar la conversión
para el perdón de los pecados
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 24, 46-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al
tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas
las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos
de todo esto.»
Palabra del Señor.