2. DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA
PRIMERA LECTURA
Leían el libro de la Ley, interpretando el sentido
Lectura del libro de Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10
El sacerdote Esdras trajo la Ley ante la Asamblea, compuesta por los hombres,
las mujeres y por todos los que podían entender lo que se leía. Era el primer
día del séptimo mes.
Luego, desde el alba hasta promediar el día, leyó el libro en la plaza que está
ante la puerta del Agua, en presencia de los hombres, de las mujeres y de todos
los que podían entender. Y todo el pueblo seguía con atención la lectura del
libro de la Ley.
Esdras, el escriba, estaba de pie sobre una tarima de madera que habían hecho
para esa ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -porque
estaba más alto que todos- y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie.
Esdras bendijo al Señor, el Dios grande y todo el pueblo, levantando las manos,
respondió: «¡Amén! ¡Amén!» Luego se inclinaron y se postraron delante del Señor
con el rostro en tierra.
Los levitas exponían la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. Ellos
leían el libro de la Ley de Dios, con claridad, e interpretando el sentido, de
manera que se comprendió la lectura.
Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote escriba, y los levitas
que instruían al pueblo, dijeron a todo el pueblo: «Este es un día consagrado al
Señor, su Dios: no estén tristes ni lloren.» Porque todo el pueblo lloraba al
oír las palabras de la Ley.
Después añadió: «Ya pueden retirarse; coman bien, beban un buen vino y manden
una porción al que no tiene nada preparado, porque este es un día consagrado a
nuestro Señor. No estén tristes, porque la alegría en el Señor es la fortaleza
de ustedes.»
Palabra de Dios.
SALMO 18, 8-10. 15 (R.: cf. Jn 6, 63c)
R. ¡Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida!
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor! R.
Segundas lecturas del Nuevo Testamento
1
Ustedes son templo de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 3, 9c-11. 16-17
Hermanos:
Ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios. Según la gracia que Dios me
ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica
encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. El fundamento ya
está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo.
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en
ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el
templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
Palabra del Señor.
2
Todo el edificio se eleva para constituir
un templo santo en el Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 2, 19-22
Hermanos:
Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de
los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los
apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular
es el mismo Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para
constituir un templo santo en el Señor.
En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una
morada de Dios en el Espíritu.
Palabra del Señor.
3
Ustedes se han acercado a la montaña de Sión
a la ciudad del Dios viviente
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24
Hermanos:
Ustedes no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente,
oscuridad, tinieblas, tempestad, sonido de trompeta, y un estruendo tal de
palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera
hablando.
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios
viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta
solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el
cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de
los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva
Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.
Palabra del Señor.
4
A manera de piedras vivas, sois edificados
como una casa espiritual
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-9
Queridos hermanos:
Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y
preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son
edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.
Porque dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y
preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido.
Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio,
para los incrédulos, la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser
la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan
porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa,
un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las
tinieblas a su admirable luz.
Palabra de Dios.
Durante el tiempo pascual, también puede elegirse:
1
Esta es la morada de Dios entre los hombres
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la
primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios,
embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Esta es la morada de Dios entre
los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios
estará con ellos. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena,
ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.»
Palabra del Señor.
2
Te mostraré a la Esposa del Cordero
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 9b-14
El Ángel me dijo:
«Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero.»
Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad
santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios
estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una
piedra de jaspe cristalino.
Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre
ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de
Israel. Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres
al oeste. La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno
de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.
Palabra de Dios.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 2Crón 7, 16
Yo he elegido y consagrado esta Casa,
a fin de que mi Nombre resida en ella para siempre.
2 Is 66, 1
El cielo es mi trono,
y la tierra, el estrado de mis pies.
¿Qué casa podrán edificarme?
3 Ez 37, 27
Mi morada estará junto a ellos:
yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
4 Cf. Mt 7, 8
En mi casa, el que pide recibe,
el que busca encuentra, y al que llama se le abrirá.
5 Mt 16, 18
Tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
EVANGELIOS
1
Tu eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los Cielos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, Jeremías o alguno de los profetas.»
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?»
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo.»
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha
revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te
digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la
Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los
Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que
desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Hoy ha llegado la salvación a esta casa
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 19, 1-10
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico
llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. El quería ver quién era
Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar
por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa.» Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió
con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un
pecador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de
mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces
más.»
Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este
hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar
lo que estaba perdido.»
Palabra del Señor.
3
Se refería al templo de su cuerpo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el
Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados
delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo,
junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas,
derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no
hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio.»
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me
consumirá.
Entonces los judíos le preguntaron: «¿Qué signo nos das para obrar así?»
Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a
levantar.»
Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir
este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él se refería al templo de su cuerpo.
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho
esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.
Palabra del Señor.
4
Los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 4, 19-24
En aquel tiempo, la mujer samaritana dijo a Jesús:
«Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y
ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar.»
Jesús le respondió: «Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni
en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros
adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora
se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.
Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.»
Palabra del Señor.