DOMINGO SÉPTIMO DE PASCUA

Año "C"

Veo al Hijo del hombre de pie
a la derecha de Dios

Lectura de los Hechos de los apóstoles     6, 8-9; 7, 55-60

Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo. Algunos miembros de la sinagoga llamada "de los Libertos", como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él. Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre, y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y al decir esto, expiró.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 96, 1-2ab. 6-7c. 9

R.
El Señor reina, sobre toda la tierra.

O bien:

Aleluia.

¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
La Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.

Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Todos los dioses se postran ante él. R.

Porque tú, Señor, eres el Altísimo:
estás por encima de toda la tierra,
mucho más alto que todos los dioses. R.

¡Ven, Señor Jesús!

Lectura del libro del Apocalipsis     22, 12-14.16-17.20

Yo, Juan, escuché una voz que me decía:
Pronto regresaré trayendo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin. ¡Felices los que lavan sus vestiduras para tener derecho a participar del árbol de la vida y a entrar por las puertas de la Ciudad!
Yo Jesús, he enviado a mi mensajero para dar testimonio de estas cosas a las Iglesias. Yo soy el Retoño de David y su descendencia, la Estrella radiante.
El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!», y el que escucha debe decir: «¡Ven!» Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida.
El que garantiza estas cosas afirma: «¡Sí, volveré pronto!»
¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

Palabra de Dios.


ALELUIA
    Cf. Jn 14, 18

Aleluia.
Dice el Señor: No los dejaré huérfanos,
me voy y volveré a ustedes,
y se alegrará su corazón.
Aleluia.


EVANGELIO

Que sean perfectamente uno

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     17, 20-26

Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo:
«Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.»

Palabra del Señor.