Lecturas de la décimoprimera semana durante el año
Año par
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Lunes
Nabot fue apedreado y murió
Lectura del primer libro de los Reyes 21, 1-19
Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel, al lado del palacio de Ajab, rey
de Samaría. Ajab dijo a Nabot: «Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que
está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si
prefieres, te pagaré su valor en dinero.»
Pero Nabot respondió a Ajab: «¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis
padres!»
Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho
Nabot, el izreelita: «No te daré la herencia de mis padres.» Se tiró en su
lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado.
Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó: «¿Por qué estás tan
malhumorado y no comes nada?»
El le dijo: «Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: "Véndeme tu
viña o, si quieres, te daré otra a cambio." Pero él respondió: "No te daré mi
viña."»
Su esposa Jezabel le dijo: «¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate,
come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!»
En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y
la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot.
En esa carta escribió: «Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan
sentar a Nabot en primera fila. Hagan sentar enfrente a dos malvados, que
atestigüen contra él, diciendo: "Tú has maldecido a Dios y al rey." Luego
sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas.»
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot,
obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba
escrito en la carta que les había enviado. Proclamaron un ayuno e hicieron
sentar a Nabot en primera fila. En seguida llegaron dos malvados que se le
sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo: «Nabot ha maldecido a Dios
y al rey.» Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. Y
mandaron decir a Jezabel: «Nabot fue apedreado y murió.»
Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab:
«Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, esa que él se negaba a venderte,
porque Nabot ya no vive: está muerto.»
Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita,
para tomar posesión de ella.
Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos:
«Baja al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaría. Ahora está en la viña de
Nabot: ha bajado allí para tomar posesión de ella. Tú le dirás: Así habla el
Señor: ¡Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo ajeno! Por eso así
habla el Señor: En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot,
allí también lamerán tu sangre».
Palabra de Dios.
SALMO Sal 5, 2-3a. 5-6. 7 (R.: 2b)
R. Señor, atiende a mis gemidos.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
oye mi clamor, mi Rey y mi Dios. R.
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada. R.
Tú detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor! R.
ALELUIA Sal 118, 105
Aleluia.
Tu palabra es una lámpara para mis pasos
y una luz en mi camino.
Aleluia.
EVANGELIO
Yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 38-42Has hecho pecar a Israel
Lectura del primer libro de los Reyes 21, 17-29
Después que murió Nabot, la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en
estos términos: «Baja al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaría. Ahora está
en la viña de Nabot: ha bajado allí para tomar posesión de ella. Tú le dirás:
Así habla el Señor: ¡Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo
ajeno! Por eso, así habla el Señor: En el mismo sitio donde los perros lamieron
la sangre de Nabot, allí también lamerán tu sangre.»
Ajab respondió a Elías: «¡Me has sorprendido, enemigo mío!»
«Sí, repuso Elías, te he sorprendido, porque te has prestado a hacer lo que es
malo a los ojos de Señor. Yo voy a atraer la desgracia sobre ti: barreré hasta
tus últimos restos y extirparé a todos los varones de la familia de Ajab,
esclavos o libres en Israel. Dejaré tu casa como la de Jeroboám, hijo de Nebat,
y como la de Basá, hijo de Ajías, porque has provocado mi indignación y has
hecho pecar a Israel. Y el Señor también ha hablado contra Jezabel, diciendo:
Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de Izreel. Al de la
familia de Ajab que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera
en despoblado, se lo comerán los pájaros del cielo.»
No hubo realmente nadie que se haya prestado como Ajab para hacer lo que es malo
a los ojos del Señor, instigado por su esposa Jezabel. El cometió las peores
abominaciones, yendo detrás de los ídolos, como lo habían hecho los amorreos que
el Señor había desposeído delante de los israelitas.
Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre
su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno.
Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos:
«¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí, no atraeré la desgracia
mientras él viva, sino que la haré venir sobre su casa en tiempos de su hijo.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 50, 3-4. 5-6a. 11 y 16
(R.: cf. 3a)
R. Ten piedad, Señor, porque hemos pecado.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia! R.
ALELUIA
Jn 13, 34
Aleluia.
Dice el Señor: Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado.
Aleluia.
EVANGELIO
Amad a vuestros enemigos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 43-48
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor.
Un carro de fuego los separó y Elías subió al cielo
Lectura del segundo libro de los Reyes 2, 1. 6-14
Esto es lo que sucedió cuando el Señor arrebató a Elías y lo hizo subir al cielo en el torbellino.
Elías y Eliseo partieron de Guilgal, y Elías le dijo: «Quédate aquí, porque el
Señor me ha enviado al Jordán.» Pero Eliseo respondió: «Juro por la vida del
Señor y por tu propia vida que no te dejaré.» Y se fueron los dos.
Cincuenta hombres de la comunidad de profetas fueron y se pararon enfrente, a
una cierta distancia, mientras los dos estaban de pie a la orilla del Jordán.
Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó las aguas. Estas se dividieron
hacia uno y otro lado, y así pasaron los dos por el suelo seco. Cuando cruzaban,
Elías dijo a Eliseo: «Pide lo que quieres que haga por ti antes de que sea
separado de tu lado.»
Eliseo respondió: «¡Ah, si pudiera recibir las dos terceras partes de tu
espíritu!»
«¡No es nada fácil lo que pides!, dijo Elías; si me ves cuando yo sea separado
de tu lado, lo obtendrás; de lo contrario, no será así.»
Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos
también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió al cielo en el
torbellino.
Al ver esto, Eliseo gritó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su
caballería!» Y cuando no lo vio más, tomó sus vestiduras y las rasgó en dos
pedazos. Luego recogió el manto que se le había caído a Elías de encima, se
volvió y se detuvo al borde del Jordán.
Después, con el manto que se le había caído a Elías, golpeó las aguas, pero
estas no se dividieron. Entonces dijo: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?»
El golpeó otra vez las aguas; estas se dividieron hacia uno y otro lado, y
Eliseo cruzó.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 30, 20. 21. 24 (R.: 25)
R. Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor.
¡Qué grande es tu bondad, Señor!
Tú la reservas para tus fieles;
y la brindas a los que se refugian en ti,
en la presencia de todos. R.
Tú los ocultas al amparo de tu rostro
de las intrigas de los hombres;
y los escondes en tu Tienda de campaña,
lejos de las lenguas pendencieras. R.
Amen al Señor, todos sus fieles,
porque él protege a los que son leales
y castiga con severidad a los soberbios. R.
ALELUIA Jn 14, 23
Aleluia.
Dice el Señor: El que me ama será fiel a mi palabra,
y mi Padre lo amará e iremos a él.
Aleluia.
EVANGELIO
Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 1-6. 16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser
vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que
está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando
delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para
ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la
derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto,
te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie
en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro
que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y
ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que
desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya
han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu
ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Palabra del Señor.
Cuando Elías fue llevado en un torbellino,
Eliseo quedó lleno de su espíritu
Lectura del libro del Eclesiástico 48, 1-14
Después surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una
antorcha. El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego
de lo alto. ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede
jactarse de ser igual a ti?
Tú despertaste a un hombre de la muerte y de la morada de los muertos, por la
palabra de Altísimo. Tú precipitaste a reyes en la ruina y arrojaste de su lecho
a hombres insignes; tú escuchaste un reproche en el Sinaí y en el Horeb una
sentencia de condenación; tú ungiste reyes para ejercer la venganza y profetas
para ser tu sucesores; tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un
carro con caballos de fuego.
De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que
estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y
restablecer las tribus de Jacob.
¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también
nosotros poseeremos la vida!
Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu.
Durante su vida ningún jefe lo hizo temblar, y nadie pudo someterlo.
Nada era demasiado difícil para él y hasta en la tumba profetizó su cuerpo. En
su vida, hizo prodigios y en su muerte, realizó obras admirables.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7 (R.: 12a)
R. Alégrense, justos, en el Señor.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Un fuego avanza ante él
y abrasa a los enemigos a su paso;
sus relámpagos iluminan el mundo;
al verlo, la tierra se estremece. R.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Se avergüenzan los que sirven a los ídolos,
los que se glorían en dioses falsos;
todos los dioses se postran ante él. R.
ALELUIA Rm 8, 15bc
Aleluia.
Han recibido el espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace llamar a Dios ¡Abba!,
es decir, ¡Padre!
Aleluia.
EVANGELIO
Vosotros orad de esta manera
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho
hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el
cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado
sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en
el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros
perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino
líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los
perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los
perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.
Ungieron a Joás y todos aclamaron: «¡Viva el rey!»
Lectura del segundo libro de los Reyes 11, 1-4. 9-18. 20
Atalía, la madre de Ocozías, al ver que había muerto su hijo, empezó a
exterminar a todo el linaje real. Pero Josebá, hija del rey Jorám y hermana de
Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, lo sacó secretamente de en medio de los
hijos del rey que iban a ser masacrados, y lo puso con su nodriza en la sala que
servía de dormitorio. Así lo ocultó a los ojos de Atalía y no lo mataron. El
estuvo con ella en la Casa del Señor, oculto durante seis años, mientras Atalía
reinaba sobre el país.
El séptimo año, Iehoiadá mandó buscar a los centuriones de los carios y de la
guardia, y los hizo comparecer ante él en la Casa del Señor. Hizo con ellos un
pacto, comprometiéndolos bajo juramento, y les mostró al hijo del rey.
Los centuriones ejecutaron exactamente todo lo que les había ordenado el
sacerdote Iehoiadá. Cada uno de ellos tomó a sus hombres -los que entraban de
servicio y los que eran relevados el día sábado- y se presentaron ante el
sacerdote Iehoiadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los
escudos del rey David que estaban en la Casa del Señor. Los guardias se
apostaron, cada uno con sus armas en la mano, desde el lado sur hasta el lado
norte de la Casa, delante del altar y delante de la Casa, para formar un círculo
alrededor del rey. Entonces Iehoiadá hizo salir al hijo del rey y le impuso la
diadema y el Testimonio. Se lo constituyó rey, se lo ungió, y todos aplaudieron,
aclamando: «¡Viva el rey!»
Atalía oyó el griterío de la gente que corría, y se dirigió hacia la Casa del
Señor, donde estaba el pueblo. Y al ver al rey de pie sobre el estrado, como era
costumbre, a los jefes y las trompetas junto al rey, y a todo el pueblo del país
que estaba de fiesta y tocaba las trompetas, rasgó sus vestiduras y gritó:
«¡Traición!»
Entonces el sacerdote Iehoiadá impartió órdenes a los centuriones encargados de
la tropa, diciéndoles: «¡Háganla salir de entre las filas! Si alguien la sigue,
que sea pasado al filo de la espada.» Porque el sacerdote había dicho: «Que no
lo maten en la Casa del Señor.» La llevaron a empujones, y por el camino de la
entrada de los Caballos llegó a la casa del rey; allí la mataron.
Iehoiadá selló la alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, comprometiéndose
este a ser el pueblo del Señor; y también selló una alianza entre el rey y el
pueblo. Luego, todo el pueblo del país se dirigió al templo de Baal, lo derribó
y destrozó por completo sus altares y sus imágenes. Y a Matán, el sacerdote de
Baal, lo mataron delante de los altares.
El sacerdote estableció puestos de guardia en la Casa del Señor.
Toda la gente del país se alegró y la ciudad permaneció en calma. A Atalía la
habían pasado al filo de la espada en la casa del rey.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 131, 11. 12. 13-14. 17-18 (R.: 13)
R. El Señor eligió a Sión para que fuera su morada.
El Señor hizo un juramento a David,
una firme promesa, de la que no se retractará:
«Yo pondré sobre tu trono
a uno de tus descendientes. R.
Si tus descendientes observan mi alianza
y los preceptos que yo les enseñaré,
también se sentarán sus hijos
en tu trono para siempre.» R.
Porque el Señor eligió a Sión,
y la deseó para que fuera su Morada.
«Este es mi Reposo para siempre;
aquí habitaré, porque lo he deseado. R.
Allí haré germinar el poder de David:
yo preparé una lámpara para mi Ungido.
Cubriré de vergüenza a sus enemigos,
y su insignia real florecerá sobre él.» R.
ALELUIA Mt 5, 3
Aleluia.
Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.
EVANGELIO
Allí donde esté tu tesoro, estará tu corazón
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 19-23
Jesús dijo a sus discípulos:
No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los
consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio,
tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni
ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu
corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo
estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en
tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
Palabra del Señor.
Zacarías, al que asesinasteis entre el santuario y el altar
Lectura del segundo libro de las Crónicas 24, 17-25
Después de la muerte de Iehoiadá, los jefes de Judá fueron a postrarse delante
del rey, y este se dejó llevar por sus palabras. Entonces abandonaron la Casa
del Señor, el Dios de sus padres, y rindieron culto a los postes sagrados y a
los ídolos. Por este pecado, se desató la indignación del Señor contra Judá y
Jerusalén. Les envió profetas que dieron testimonio contra ellos, para que se
convirtieran al Señor, pero no quisieron escucharlos.
El espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Iehoiadá, y este se
presentó delante del pueblo y les dijo: «Así habla Dios: ¿Por qué quebrantan los
mandamientos del Señor? Así no conseguirán nada. ¡Por haber abandonado al Señor,
él los abandonará a ustedes!»
Ellos se confabularon contra él, y por orden del rey lo apedrearon en el atrio
de la Casa del Señor. El rey Joás no se acordó de la fidelidad que le había
profesado Iehoiadá, padre de Zacarías, e hizo matar a su hijo, el cual exclamó
al morir: «¡Que el Señor vea esto y les pida cuenta!»
Al comenzar el año, el ejército de los arameos subió a combatir contra Joás.
Invadieron Judá y Jerusalén, ejecutaron a todos los jefes que había en el
pueblo, y enviaron el botín al rey de Damasco. Aunque el ejército de Arám había
venido con pocos hombres, el Señor entregó en sus manos a un ejército mucho más
numeroso, por haberlo abandonado a él, el Dios de sus padres. De esta manera,
los arameos hicieron justicia con Joás, y cuando se fueron, lo dejaron
gravemente enfermo. Sus servidores tramaron una conspiración contra él para
vengar la sangre del hijo del sacerdote Iehoiadá, y lo mataron cuando estaba en
su lecho. Así murió, y fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el
sepulcro de los reyes.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 88, 4-5. 29-30. 31-32.
33-34 (R.: 29a)
R. Le aseguraré mi amor eternamente.
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
«Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones.» R.
Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él;
le daré una descendencia eterna
y un trono duradero como el cielo. R.
Si sus hijos abandonan mi enseñanza
y no proceden de acuerdo con mis juicios;
si profanan mis preceptos
y no observan mis mandamientos. R.
Castigaré sus rebeldías con la vara
y sus culpas, con el látigo.
Pero a él no le retiraré mi amor
ni desmentiré mi fidelidad. R.
ALELUIA 2 Cor 8, 9
Aleluia.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros,
a fin de enriquecernos con su pobreza.
Aleluia.
EVANGELIO
No os inquietéis por el día de mañana
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 24-34
Jesús dijo a sus discípulos:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o
bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede
servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por
su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la
comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no
siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está
en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de
ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de
su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van
creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor
de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada
al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué
nos vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que
está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y
su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el
día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Palabra del Señor.