Lecturas de la decimoquinta semana durante el año

Año impar

Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

 

Lunes

Es preciso tomar precauciones contra Israel,
para impedir que siga multiplicándose

Lectura del libro del Exodo     1, 7-14. 22
 
    Los israelitas fueron fecundos y se multiplicaron, hasta convertirse en una muchedumbre numerosa.
    Mientras tanto, asumió el poder en Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José. El dijo a su pueblo: «El pueblo de los israelitas es más numeroso y fuerte que nosotros. Es preciso tomar precauciones contra él, para impedir que siga multiplicándose. De lo contrario, en caso de guerra se pondrá de parte de nuestros enemigos, combatirá contra nosotros y se irá del país.»
    Entonces los egipcios pusieron a Israel a las órdenes de capataces, para que lo oprimieran con trabajos forzados. Así Israel construyó para el Faraón las ciudades de almacenamiento de Pitóm y Ramsés. Pero a medida que aumentaba la opresión, más se multiplicaba y más se expandía. Esto hizo que la presencia de los israelitas se convirtiera en un motivo de inquietud. Por eso, los egipcios redujeron a los israelitas a la condición de esclavos, y les hicieron insoportable la vida, forzándolos a realizar trabajos extenuantes: la preparación de la arcilla, la fabricación de ladrillos y toda clase de tareas agrícolas.
    Entonces el Faraón dio esta orden a su pueblo: «Arrojen al Nilo a todos los varones recién nacidos, pero dejen con vida a las niñas.»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8 (R.: 8a)
 
R.
¡Nuestra ayuda está en el nombre del Señor!
 
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos
cuando ardió su furor contra nosotros. R.
 
Las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
¡Bendito sea el Señor, que no nos entregó
    como presa de sus dientes! R.
 
Nuestra vida se salvó como un pájaro
    de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
 
 
ALELUIA     Mt 5, 10
 
Aleluia.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

No vine a traer la paz, sino la espada

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     10, 34 -- 11, 1

    Jesús dijo a sus apóstoles:
    «No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
    El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
    El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
    El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
    El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
    El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
    Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa.»
    Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.
 
Palabra del Señor.

Martes

Lo llamó Moisés porque lo había sacado de las aguas;
siendo ya un hombre salió a visitar a sus hermanos

Lectura del libro del Éxodo     2, 1-15a
 
    Un hombre de la familia de Leví se casó con la hija de un levita. La mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era muy hermoso, lo mantuvo escondido durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de papiro y la impermeabilizó con betún y pez. Después puso en ella al niño y la dejó entre los juncos, a orillas del Nilo. Pero la hermana del niño se quedó a una cierta distancia, para ver qué le sucedería.
    La hija del Faraón bajó al Nilo para bañarse, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a su esclava que fuera a recogerla. La abrió, y vio al niño que estaba llorando; y llena de compasión, exclamó: «Seguramente es un niño de los hebreos.»
    Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: «¿Quieres que vaya a buscarte entre las hebreas una nodriza para que te lo críe?»
    «Sí», le respondió la hija del Faraón. La jovencita fue a llamar a la madre del niño, y la hija del Faraón le dijo: «Llévate a este niño y críamelo; yo te lo voy a retribuir.»
    La mujer lo tomó consigo y lo crió; y cuando el niño creció, lo entregó a la hija del Faraón, que lo trató como a un hijo y le puso el nombre de Moisés, diciendo: «Sí, yo lo saqué de las aguas.»
    Siendo ya un hombre, Moisés salió en cierta ocasión a visitar a sus hermanos, y observó los penosos trabajos a que estaban sometidos. También vio que un egipcio maltrataba a un hebreo, a uno de sus hermanos. Entonces dirigió una mirada a su alrededor, y como no divisó a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
    Al día siguiente regresó y encontró a dos hebreos que se estaban pelando. «¿Por qué golpeas a tu compañero?», preguntó al agresor. Pero este le respondió: «¿Quién te ha constituido jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?»
    Moisés sintió temor y pensó: «Por lo visto, el asunto ha trascendido.» En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pero este huyó del Faraón, y llegó al país de Madián.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 68, 3. 14. 30-31. 33-34 (R.: cf. 33)
 
R.
¡Busquen al Señor y vivirán!
 
Estoy hundido en el fango del Abismo
y no puedo hacer pie;
he caído en las aguas profundas,
y me arrastra la corriente. R.
 
Pero mi oración sube hasta ti, Señor,
en el momento favorable:
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,
sálvame, por tu fidelidad. R.
 
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,
que tu ayuda me proteja:
así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias. R.
 
Que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan al Señor:
porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos. R.
 
 
ALELUIA     Cf. Sal 94, 7d, 8a
 
Aleluia.
No endurezcan su corazón,
sino escuchen la voz del Señor.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

En el día del juicio, Tiro, Sidón y la tierra de Sodoma
serán tratadas menos rigurosamente que ustedes

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     11, 20-24
 
    Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
    Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú.»
 
Palabra del Señor.

Miércoles

El Señor se apareció en una llama de fuego,
que salía de en medio de una zarza

Lectura del libro del Éxodo     3, 1-6. 9-12
 
    Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza.
    Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?»
    Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!» «Aquí estoy», respondió él. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa.» Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.»
    Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.
    Entonces Dios le dijo: «El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto cómo son oprimidos por los egipcios. Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.»
    Pero Moisés dijo a Dios: «¿Quién soy yo para presentarme ante el Faraón y hacer salir de Egipto a los israelitas?»
    «Yo estaré contigo, le dijo Dios, y esta es la señal de que soy yo el que te envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo, ustedes darán culto a Dios en esta montaña.»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7 (R.: 8a)
 
R.
¡El Señor es bondadoso y compasivo!
 
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
 
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
 
El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel. R.
 
 
ALELUIA     Cf. Mt 11, 25
 
Aleluia.
Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Has ocultado estas cosas a los sabios
y se las has revelado a los pequeños

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     11, 25-27
 
    Jesús dijo:
    Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
    Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
 
Palabra del Señor.

Jueves

Yo soy el que soy. «Yo soy» me envió a ustedes

Lectura del libro del Éxodo     3, 13-20
 
    Moisés, después de oír la voz del Señor que le hablaba desde la zarza, dijo a Dios: «Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cual es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?»
    Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy.» Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas: "Yo soy" me envió a ustedes.» Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y así será invocado en todos los tiempos futuros. Ve a reunir a los ancianos de Israel y diles: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: "Yo los he visitado y he visto cómo los maltrataban los egipcios. Por eso decidí librarlos de la opresión que sufren en Egipto, para llevarlos al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, a una tierra que mana leche y miel."
    Ellos te escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto con los ancianos de Israel. Entonces le dirás: "El Señor, el Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios."
    Ya sé que el rey de Egipto no los dejará partir, si no es obligado por la fuerza. Pero yo extenderé mi mano y castigaré a Egipto, realizando ante ellos toda clase de prodigios. Así él los dejará partir.»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27 (R.: 8a)
 
R.
El Señor se acuerda eternamente de su Alianza.
 
O bien:
 
Aleluia.
 
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
recuerden las maravillas que él obró,
sus portentos y los juicios de su boca! R.
 
El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.
 
El Señor hizo a su pueblo muy fecundo,
más fuerte que sus mismos opresores;
cambió el corazón de los egipcios,
para que sintieran odio por su pueblo
y trataran con perfidia a sus servidores. R.
 
Luego envió a Moisés, su servidor,
y a Aarón, que era su elegido;
por su intermedio realizó prodigios,
hizo portentos en la tierra de Cam. R.
 
 
ALELUIA     Mt 11, 28
 
Aleluia.
«Vengan a mí todos
los que están afligidos y agobiados,
y Yo los aliviaré», dice el Señor.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Soy paciente y humilde de corazón

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     11, 28-30
 
    Jesús tomó la palabra y dijo:
    Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
 
Palabra del Señor.

Viernes

Inmolarán un cordero a la hora del crepúsculo;
al ver la sangre yo pasaré de largo

Lectura del libro del Éxodo     11, 10-12, 14
 
    Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios delante del Faraón; pero el Señor le había endurecido el corazón, y él no dejó partir de su país a los israelitas.
    Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto: Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año. Digan a toda la comunidad de Israel: El diez de este mes, consíganse cada uno un animal del ganado menor, uno para cada familia. Si la familia es demasiado reducida para consumir un animal entero, se unirá con la del vecino que viva más cerca de su casa. En la elección del animal tengan en cuenta, además del número de comensales, lo que cada uno come habitualmente.
    Elijan un animal sin ningún defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito. Deberán guardarlo hasta el catorce de este mes, y a la hora del crepúsculo, lo inmolará toda la asamblea de la comunidad de Israel. Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman. Y esa misma noche comerán la carne asada al fuego, con panes sin levadura y verduras amargas. No la comerán cruda ni hervida, sino asada al fuego; comerán también la cabeza, las patas y las entrañas. No dejarán nada para la mañana siguiente, y lo que sobre, lo quemarán al amanecer. Deberán comerlo así: ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano. Y lo comerán rápidamente: es la Pascua del Señor.
    Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se librarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto.
    Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18 (R.: 13)
 
R.
¡Invocaré el nombre del Señor!
 
O bien:
 
Aleluia.
 
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R.
 
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas. R.
 
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo. R.
 
 
ALELUIA     Jn 10, 27
 
Aleluia.
«Mis ovejas escuchan mi voz,
yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor.
.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

El Hijo del hombre es dueño del sábado

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     12, 1-8
 
    Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.
    Al ver esto, los fariseos le dijeron: «Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado».
    Pero Él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
    ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
    Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado.»
 
Palabra del Señor.

Sábado

La noche en que el Señor hizo salir a Israel de Egipto

Lectura del libro del Éxodo     12, 37-42
 
    Los israelitas partieron de Ramsés en dirección a Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar sus familias. Con ellos iba también una multitud heterogénea, y una gran cantidad de ganado mayor y menor. Como la pasta que habían traído de Egipto no había fermentado, hicieron con ella galletas ácimas. Al ser expulsados de Egipto no pudieron demorarse ni preparar provisiones para el camino.
    Los israelitas estuvieron en Egipto cuatrocientos treinta años. Y el día en que se cumplían esos cuatrocientos treinta años, todos los ejércitos de Israel salieron de Egipto. El Señor veló durante aquella noche, para hacerlos salir de Egipto. Por eso, todos los israelitas deberán velar esa misma noche en honor del Señor, a lo largo de las generaciones.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 135, 1 y 23-24. 10-12. 13-15
 
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
R. porque es eterno su amor!
 
Al que en nuestra humillación se acordó de nosotros,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
Y nos libró de nuestros opresores,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
Al que hirió a los primogénitos de Egipto,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
Y sacó de allí a su pueblo,
R.¡porque es eterno su amor!
 
Con mano fuerte y brazo poderoso,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
Al que abrió en dos partes el Mar Rojo,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
Al que hizo pasar por el medio a Israel,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
Y hundió en el Mar Rojo al Faraón con sus tropas,
R. ¡porque es eterno su amor!
 
 
ALELUIA     2Cor 5, 19
 
Aleluia.
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
confiándonos la palabra de la reconciliación.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,
para que se cumpliera lo anunciado por el profeta

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     12, 14-21
 
    Los fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús.
    Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:
        "Este es mi servidor, a quien elegí,
        mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.
        Derramaré mi Espíritu sobre él
        y anunciará la justicia a las naciones.
        No discutirá ni gritará,
        y nadie oirá su voz en las plazas.
        No quebrará la caña doblada
        y no apagará la mecha humeante,
        hasta que haga triunfar la justicia;
        y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre".
 
Palabra del Señor.