Lecturas de la decimoctava semana durante el año

Año par

Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado



Lunes

Ananías, el Señor no te ha enviado,
y tú has infundido confianza al pueblo
valiéndote de una mentira

Lectura del libro del profeta Jeremías     28, 1-17

Aquel mismo año, al comienzo del reinado de Sedecías, rey de Judá, el cuarto año, en el quinto mes, Ananías, hijo de Azur, que era un profeta de Gabaón, me habló así en la Casa del Señor, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
«Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ¡Yo he quebrado el yugo del rey de Babilonia! Dentro de dos años, devolveré a este lugar los objetos de la Casa del Señor que Nabucodonosor, rey de Babilonia, sacó de este lugar y se llevó a Babilonia. Y también a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, y a todos los deportados de Judá que fueron a Babilonia, los haré volver a este lugar -oráculo del Señor- cuando yo quiebre el yugo del rey de Babilonia.»
Entonces el profeta Jeremías se dirigió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo, que estaban de pie en la Casa del Señor, y el profeta Jeremías dijo: «¡Amén! ¡Que así lo haga el Señor ! Que el Señor cumpla tus palabras, las que tú has profetizado, haciendo volver los objetos de la Casa del Señor y a todos los deportados, de Babilonia a este lugar. Sin embargo, escucha bien esta palabra que yo digo a tus oídos y a los oídos de todo el pueblo: Los profetas que nos han precedido desde siempre, a mí y a ti, profetizaron la guerra, el hambre y la peste a numerosos países y contra grandes reinos. Pero si un profeta profetiza la paz, sólo cuando se cumple la palabra de ese profeta, él es reconocido como profeta verdaderamente enviado por el Señor.»
El profeta Ananías tomó la barra que estaba sobre el cuello de Jeremías y la quebró. Luego dijo, en presencia de todo el pueblo: «Así habla el Señor : De esta misma manera, dentro de dos años, yo quebraré el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que está encima del cuello de todas las naciones.» Y el profeta Jeremías se fue por su camino.
Después que el profeta Ananías quebró la barra que estaba sobre el cuello del profeta Jeremías, la palabra del Señor llegó a Jeremías, en estos términos: «Ve a decirle a Ananías: Así habla el Señor : Tú has quebrado barras de madera, pero yo pondré en lugar de ellas barras de hierro. Porque así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo he puesto un yugo de hierro sobre todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y ellas lo servirán; hasta los animales del campo se los he dado.»
El profeta Jeremías dijo al profeta Ananías: «¡Escucha bien, Ananías! El Señor no te ha enviado, y tú has infundido confianza a este pueblo valiéndote de una mentira. Por eso, así habla el Señor : Yo te enviaré lejos de la superficie del suelo: este año morirás, porque has predicado la rebelión contra el Señor.»
El profeta Ananías murió ese mismo año, en el séptimo mes.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 118, 29. 43. 79. 80. 95. 102 (R.: 68b)

R.
Señor, enséñame tus mandamientos.

Apártame del camino de la mentira,
y dame la gracia de conocer tu ley. R.

No quites de mi boca la palabra verdadera,
porque puse mi esperanza en tus juicios. R.

Que se vuelvan hacia mí tus fieles;
los que tienen en cuenta tus prescripciones. R.

Que mi corazón cumpla íntegramente tus preceptos,
para que yo no quede confundido. R.

Los malvados están al acecho para perderme,
pero yo estoy atento a tus prescripciones. R.

No me separo de tus juicios,
porque eres tú el que me enseñas. R.


ALELUIA     Mt 4, 4b

Aleluia.
El hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Aleluia.


EVANGELIO

Levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición
y dio los panes a sus discípulos,
y ellos los distribuyeron entre la multitud

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     14, 13-21

Al enterarse de la muerte de Juan el Bautista, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.»
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Palabra del Señor.

En el Año A, por haberse leído este Evangelio en el domingo precedente, hoy se lee:

Mándame ir a tu encuentro sobre el agua

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     14, 22-36

Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»
Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.» «Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.

Palabra del Señor.

Martes

Porque tus pecados eran graves, yo te hice todo esto.
Yo cambiaré la suerte de las carpas de Jacob

Lectura del libro del profeta Jeremías     30, 1-2. 12-15. 18-22

Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: Así habla el Señor, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que yo te he dirigido.
Porque así habla el Señor : ¡Tu herida es incurable, irremediable tu llaga! Nadie defiende tu causa, no hay remedio para tu herida, tú ya no tienes cura. Todos tus amantes te han olvidado, no se interesan por ti. Porque yo te he golpeado como golpea un enemigo, con un castigo cruel, a causa de tu gran iniquidad, porque tus pecados eran graves. ¿Por qué gritas a causa de tu herida, de tu dolor incurable? A causa de tu gran iniquidad, porque tus pecados eran graves, yo te hice todo esto.
Así habla el Señor : Sí, yo cambiaré la suerte de las carpas del Jacob y tendré compasión de sus moradas; la ciudad será reconstruida sobre sus escombros y el palacio se levantará en su debido lugar. De allí saldrán cantos de alabanza y risas estridentes. Los multiplicaré y no disminuirán, los glorificaré y no serán menoscabados. Sus hijos serán como en los tiempos antiguos, su comunidad será estable ante mí y yo castigaré a todos sus opresores. Su jefe será uno de ellos y de en medio de ellos saldrá su soberano. Yo lo haré acercarse, y él avanzará hacia mí, porque si no, ¿quién se atrevería a avanzar hacia mí? -oráculo del Señor-.
Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: 17)

R.
El Señor reedificará a Sión
y aparecerá glorioso en medio de ella.


Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso en medio de ella;
cuando acepte la oración del desvalido
y no desprecie su plegaria. R.

Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

Los hijos de tus servidores tendrán una morada
y su descendencia estará segura ante ti,
para proclamar en Sión el nombre del Señor
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan los pueblos y los reinos,
y sirvan todos juntos al Señor. R.


ALELUIA     Jn 1, 49b

Aleluia.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el Rey de Israel.
Aleluia.


EVANGELIO

Mándame ir a tu encuentro sobre el agua

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     14, 22-36

Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»
Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.»
«Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.

Palabra del Señor.


O a elección, especialmente en el año A, en que el Evangelio anterior ya se leyó ayer, lunes:

Toda planta que no haya plantado mi Padre
será arrancada de raíz

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     15, 1-2. 10-14

Unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?»
Jesús llamó a la multitud y le dijo: «Escuchen y comprendan. Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella.»
Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?»
El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo.»

Palabra del Señor.

Miércoles

Yo te amé con un amor eterno

Lectura del libro del profeta Jeremías     31, 1-7

En aquel tiempo -oráculo del Señor- yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo.
Así habla el Señor : Halló gracia en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina hacia su descanso. De lejos se le apareció el Señor : Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad. De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente; de nuevo plantarás viñas sobre los montes de Samaría: los que las planten tendrán los primeros frutos. Porque llega el día en que a los vigías gritarán sobre la montaña de Efraím: «¡De pie, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!»
Porque así habla el Señor : ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: «¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!»

Palabra de Dios.


SALMO
    Jer 31, 10. 11-12b. 13 (R.: cf. 10d)

R.
El Señor nos cuidará como un pastor a su rebaño.

¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.» R.

Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.


ALELUIA     Lc 7, 16b

Aleluia.
Un gran profeta ha aparecido
en medio de nosotros
y Dios ha visitado a su Pueblo.
Aleluia.


EVANGELIO

Mujer, ¡qué grande es tu fe!

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     15, 21-28
 
Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.» Pero él no le respondió nada.
Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos.»
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.»
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros.»
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!»
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!» Y en ese momento su hija quedó curada.
 
Palabra del Señor.

Jueves

Estableceré una nueva alianza y no me acordaré más de su pecado

Lectura del libro del profeta Jeremías     31, 31-34

Llegarán los días -oráculo del Señor- en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño -oráculo del Señor-.
Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días -oráculo del Señor-: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: «Conozcan al Señor.» Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande -oráculo del Señor-. Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: 12a)

R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti. R.

Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.


ALELUIA     Mt 16, 18

Aleluia.
Tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella.
Aleluia.


EVANGELIO

Tú eres Pedro,
y te daré las llaves del Reino de los Cielos

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     16, 13-23

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.»
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.» Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá.»
Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»

Palabra del Señor.

Viernes

¡Ay de la ciudad sanguinaria!

Lectura de la profecía de Nahúm     2, 1-3; 3, 1-3. 6-7

Miren sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz. Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque el hombre siniestro no pasará más por ti: ha sido exterminado por completo. ¡Un destructor te ataca de frente! ¡Monta guardia en la fortaleza, vigila los accesos, cíñete el cinturón, concentra todas tus fuerzas!
Sí, el Señor ha restaurado la viña de Jacob y la viña de Israel. Los salteadores las habían saqueado y habían destruido sus sarmientos.
¡Ay de la ciudad sanguinaria, repleta de mentira, llena de rapiña, que nunca suelta la presa! ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas, galope de caballos, rodar de carros, carga de caballería, centelleo de espadas, relampagueo de lanzas! ¡Multitud de víctimas, cuerpos a montones, cadáveres por todas partes! ¡Se tropiezan con los cadáveres!
Arrojaré inmundicias sobre ti, te cubriré de ignominia y te expondré como espectáculo. Así, todo el que te vea huirá lejos de ti, diciendo: «¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién se lamentará por ella? ¿Dónde iré a buscar alguien que te consuele?»

Palabra de Dios.


SALMO
    Dt 32, 35c-36b. 39abcd. 41 (R.: 39c)

R.
Yo doy la muerte y la vida.

Está cerca el día de su ruina
y ya se precipita el desenlace.
Sí, el Señor hará justicia con su pueblo
y tendrá compasión de sus servidores. R.

Miren bien que yo, sólo yo soy,
y no hay otro dios junto a mí.
Yo doy la muerte y la vida,
yo hiero y doy la salud. R.

Cuando afile mi espada fulgurante
y mi mano empuñe la justicia,
me vengaré de mis enemigos
y daré su merecido a mis adversarios. R.


ALELUIA     Mt 5, 10

Aleluia.
Felices los que son perseguidos
por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.


EVANGELIO

¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     16, 24-28

Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.»

Palabra del Señor.

Sábado

El justo vivirá por su fidelidad

Lectura de la profecía de Habacuc     1, 12--2, 4

¿No eres tú, Señor, desde los tiempos antiguos, mi Dios, mi Santo, que no muere jamás? Tú, Señor, pusiste a ese pueblo para hacer justicia, tú, mi Roca, lo estableciste para castigar. Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal y no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué, entonces, contemplas a los traidores y callas cuando el impío devora a uno más justo que él?
¡Tú tratas a los hombres como a los peces del mar, como a reptiles, que no tienen jefe! ¡El los pesca a todos con el anzuelo, los barre y los recoge con sus redes! Por eso se alegra y se regocija, y ofrece sacrificios e incienso a sus redes, porque gracias a ellas su porción es abundante y sus manjares, suculentos. ¿Vaciará sus redes sin cesar, masacrando a los pueblos sin compasión?
Me pondré en mi puesto de guardia y me apostaré sobre el muro; vigilaré para ver qué me dice el Señor, y qué responde a mi reproche.
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 9, 8-9. 10-11. 12-13 (R.: 11b)

R.
No abandonas, Señor, a los que te buscan.

El Señor reina eternamente
y establece su trono para el juicio:
él gobierna al mundo con justicia
y juzga con rectitud a las naciones. R

El Señor es un baluarte para el oprimido,
un baluarte en los momentos de peligro.
¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre,
porque tú no abandonas a los que te buscan! R.

Canten al Señor, que reina en Sión,
proclamen entre los pueblos sus proezas.
Porque él pide cuenta de la sangre,
se acuerda de los pobres y no olvida su clamor. R.


ALELUIA     Cf. 2Tim 1, 10b

Aleluia.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia.
Aleluia.


EVANGELIO

Si tuvierais fe, nada sería imposible para vosotros

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     17, 14-20

Cuando se reunieron con la multitud se acercó a Jesús un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar.»
Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí.» Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado.
Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»
«Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: "Trasládate de aquí a allá", y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes.»

Palabra del Señor.