Lecturas de la vigésima semana durante el año

Año impar

Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

 

Lunes

El Señor suscitaba jueces,
pero los israelitas no los escuchaban

Lectura del libro de los Jueces     2, 11-19
 
    Los israelitas hicieron lo que es malo a los ojos del Señor y sirvieron a los Baales. Abandonaron al Señor, el Dios de sus padres, que los había hecho salir de Egipto; fueron detrás de otros dioses -los dioses de los pueblos vecinos- y se postraron delante de ellos, provocando así la indignación del Señor. Abandonaron al Señor para servir a Baal y a Astarté.
    Por eso, la ira del Señor se encendió contra Israel: él los puso en manos de salteadores, que los despojaron; los entregó a los enemigos que tenían a su alrededor, y no pudieron oponerles resistencia. En todas las campañas, la mano del Señor se ponía en contra de ellos para hacerles mal, como el mismo Señor lo había dicho y jurado. Así se encontraron en una situación muy angustiosa.
    Entonces el Señor suscitaba jueces, que salvaban a los israelitas del poder de los salteadores. Pero los israelitas no escuchaban a sus jueces, sino que se prostituían, yendo detrás de otros dioses y postrándose delante de ellos. Se desviaban muy pronto del camino seguido por sus padres, que habían obedecido los mandamientos del Señor. Ellos, en cambio, no hacían lo mismo.
    Cuando el Señor les suscitaba jueces, estaba con el juez y los salvaba de las manos de sus enemigos mientras vivía el juez, porque se compadecía de los gemidos que les provocaban sus opresores y perseguidores. Pero cuando moría el juez, volvían a pervertirse más aún que sus antepasados: iban detrás de otros dioses para servirlos y postrarse delante de ellos, sin renunciar en nada a sus malas acciones y a su conducta obstinada.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 105, 34-35. 36-37. 39-40. 43ab y 44 (R.: 4a)
 
R.
¡Acuérdate de mí, Señor!
 
No exterminaron a los pueblos
como el Señor les había mandado;
se mezclaron con los paganos
e imitaron sus costumbres. R.
 
Rindieron culto a sus ídolos,
que fueron para ellos una trampa.
Sacrificaron en honor de los demonios
a sus hijos y a sus hijas. R.
 
Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con su mala conducta;
por eso el Señor se indignó contra su pueblo
y abominó de su herencia. R.
 
El Señor los libró muchas veces,
pero ellos se obstinaron en su actitud.
Sin embargo, el miró su aflicción
y escuchó sus lamentos. R.
 
 
ALELUIA     Mt 5, 3
 
Aleluia.
Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes:
así tendrás un tesoro en el cielo

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 16-22
 
    Se le acercó un hombre y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»
    Jesús le dijo: «¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos.»
    «¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
    El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.»
    Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
 
Palabra del Señor.

Martes

¡Gedeón, salvarás a Israel! Soy Yo el que te envío

Lectura del libro de los Jueces     6, 11-24a
 
    El Angel del Señor fue a sentarse bajo la encina de Ofrá, que pertenecía a Joás de Abiézer. Su hijo Gedeón estaba moliendo trigo en el lagar, para ocultárselo a los madianitas. El Angel del Señor se le apareció y le dijo: «El Señor está contigo, valiente guerrero.»
    «Perdón, señor, le respondió Gedeón; pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos contaron nuestros padres, cuando nos decían: "El Señor nos hizo subir de Egipto"? Pero ahora él nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián.»
    El Señor se volvió hacia él y le dijo: «Ve, y con tu fuerza salvarás a Israel del poder de los madianitas. Soy yo el que te envío.»
    Gedeón le respondió: «Perdón, Señor, pero ¿cómo voy a salvar yo a Israel, si mi clan es el más humilde de Manasés y yo soy el más joven en la casa de mi padre?»
    «Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre.»
    Entonces Gedeón respondió: «Señor, si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres realmente tú el que está hablando conmigo. Te ruego que no te muevas de aquí hasta que yo regrese. En seguida traeré mi ofrenda y la pondré delante de ti.»
    El Señor le respondió: «Me quedaré hasta que vuelvas.»
    Gedeón fue a cocinar un cabrito y preparó unos panes sin levadura con una medida de harina. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla; los llevó debajo de la encina y se los presentó.
    El Angel del Señor le dijo: «Toma la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre esta roca y derrama sobre ellos el caldo.»
    Así lo hizo Gedeón. Entonces el Angel del Señor tocó la carne y los panes ácimos con la punta del bastón que llevaba en la mano, y salió de la roca un fuego que los consumió. En seguida el Angel del Señor desapareció de su vista.
    Gedeón reconoció entonces que era el Angel del Señor, y exclamó: «¡Ay de mí, Señor, porque he visto cara a cara al Angel del Señor!» Pero el Señor le respondió: «Quédate en paz. No temas, no morirás.» Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó: «El Señor es la paz.»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 84, 9. 11-12. 13-14 (R.: 9b)
 
R.
El Señor promete la paz para su pueblo.
 

Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón. R.
 
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
 
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
 
 
ALELUIA     2Co 8, 9
 
Aleluia.
Jesucristo, siendo rico,
se hizo pobre por nosotros,
a fin de enriquecernos con su pobreza.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja,
que un rico entre en el Reino de los Cielos

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 23-30
 
    Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
    Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
    Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.»
    Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?»
    Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
    Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.»
 
Palabra del Señor.

Miércoles

Me dijeron: «¡Que reine un rey sobre nosotros!»,
siendo así que tienen como rey al Señor

Lectura del libro de los Jueces     9, 6-15
 
    Se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está en Siquém.
    Cuando le llevaron la noticia a Jotám, este se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente: «Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes:
        Los árboles se pusieron en camino
        para ungir a un rey que los gobernará.
        Entonces dijeron al olivo:
        "Sé tú nuestro rey."
        Pero el olivo les respondió:
        "¿Voy a renunciar a mi aceite
        con el que se honra a los dioses y a los hombres,
        para ir a mecerme por encima de los árboles?"
 
        Los árboles dijeron a la higuera:
        "Ven tú a reinar sobre nosotros."
        Pero la higuera les respondió:
        "¿Voy a renunciar a mi dulzura
        y a mi sabroso fruto,
        para ir a mecerme por encima de los árboles?"
 
        Los árboles dijeron a la vid:
        "Ven tú a reinar sobre nosotros."
        Pero la vid les respondió:
        "¿Voy a renunciar a mi mosto
        que alegra a los dioses y a los hombres,
        para ir a mecerme por encima de los árboles?."
 
        Entonces, todos los árboles
        dijeron a la zarza:
        "Ven tú a reinar sobre nosotros."
        Pero la zarza respondió a los árboles:
        "Si de veras quieren ungirme
        para que reine sobre ustedes,
        vengan a cobijarse bajo mi sombra;
        de lo contrario, saldrá fuego de la zarza
        y consumirá los cedros del Líbano."»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 20, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 2a)
 
R.
¡El rey se regocija por tu fuerza, Señor!
 
Señor, el rey se regocija por tu fuerza,
¡y cuánto se alegra por tu victoria!
Tú has colmado los deseos de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R.
 
Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito
y pones en su cabeza una corona de oro puro.
Te pidió larga vida y se la diste:
días que se prolongan para siempre. R.
 
Su gloria se acrecentó por tu triunfo,
tú lo revistes de esplendor y majestad;
le concedes incesantes bendiciones,
lo colmas de alegría en tu presencia. R.
 
 
ALELUIA     Heb 4, 12
 
Aleluia.
La Palabra de Dios es viva y eficaz;
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 30--20, 16
 
    Jesús dijo a sus discípulos:
    Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros. Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
    Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo." Y ellos fueron.
    Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?." Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado." Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña."
    Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros."
    Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada."
    El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?"
    Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.»
 
Palabra del Señor.

Jueves

Dios nos libró del poder de las tinieblas
y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas     1, 9-144
 
    Hermanos:
    Oramos y pedimos sin cesar por ustedes, para que Dios les haga conocer perfectamente su voluntad, y les dé con abundancia la sabiduría y el sentido de las cosas espirituales. Así podrán comportarse de una manera digna del Señor, agradándolo en todo, fructificando en toda clase de obras buenas y progresando en el conocimiento de Dios. Fortalecidos plenamente con el poder de su gloria, adquirirán una verdadera firmeza y constancia de ánimo, y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos. Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido, en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 97, 2-3b. 3c-4. 5-6 (R.: 2a)
 
R.
¡El Señor manifestó su victoria!
 
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
 
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
 
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.
 
 
ALELUIA     Mt 4, 19
 
Aleluia.
«Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres»,
dice el Señor.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Abandonándolo todo, lo siguieron

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     5, 1-11
 
    En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes.»
    Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes.» Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
    Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador.» El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.
    Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres.»
    Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
 
Palabra del Señor.

Viernes

Noemí regresó a Belén con la moabita Rut

Principio del libro de Rut     1, 1-2a. 3-6. 14b-16. 22
 
    Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos.
    El hombre se llamaba Elimélec; su esposa, Noemí; y sus dos hijos Majlón y Quilión.
    Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos. Estos se casaron con mujeres moabitas -una se llamaba Orpá y la otra Rut- y así vivieron unos diez años. Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola, sin hijos y sin esposo.
    Entonces se decidió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de Moab, porque se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento.
    Mientras regresaban al país de Judá, Noemí dijo a sus nueras:«Váyanse, vuelvan cada una a la casa de su madre. ¡Qué el Señor tenga misericordia de ustedes, como ustedes la tuvieron con mis hijos muertos y conmigo!».
    Orpá despidió a su suegra con un beso, mientras que Rut se quedó a su lado. Noemí le dijo: «Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella.» Pero Rut le respondió: «No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.»
    Así regresó Noemí con su nuera, la moabita Rut, la que había venido de los campos de Moab. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada.
 
Palabra de Dios.
 

SALMO
    Sal 145, 5-6. 7. 8-9a. 9b-10 (R.: 1)

R.
¡Alaba, alma mía, al Señor!
 
O bien:
 
Aleluia.
 
Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob
y pone su esperanza en el Señor, su Dios:
él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos. R.
 
Él mantiene su fidelidad para siempre.
Hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos. R.
 
Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
y protege a los extranjeros. R.
 
Sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones. R.
 
 
ALELUIA     Sal 24, 4b. 5a
 
Aleluia.
Señor, enséñame tus senderos,
guíame por el camino de tu fidelidad.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Amarás al Señor, tu Dios,
y a tu prójimo como a ti mismo

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     22, 34-40
 
    Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»
    Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.»
 
Palabra del Señor.

Sábado

El Señor hoy no te deja faltar quien responda por ti.
Este fue el padre de Jesé, el padre de David

Lectura del libro de Rut     2, 1-3. 8-11; 4, 13-17

    Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente muy rico llamado Booz, de la familia de Elimélec.
    Rut, la moabita, dijo una vez a Noemí: «Déjame ir a recoger espigas al campo, detrás de alguien que me haga ese favor.» «Puedes ir, hija mía», le respondió ella. Entonces Rut se puso a recoger espigas en el campo, detrás de los que cosechaban, y tuvo la suerte de hacerlo en una parcela perteneciente a Booz, el de la familia de Elimélec.
    Entonces Booz dijo a Rut: «¡Ã“yeme bien, hija mía! No vayas a recoger espigas a otro campo ni te alejes para nada de aquí; quédate junto a mis servidores. Fíjate en qué terreno cosechan y ve detrás de ellos. Ya di orden a mis servidores para que no te molesten. Si tienes sed, ve a beber en los cántaros el agua que ellos saquen.»
    Rut se postró con el rostro en tierra y exclamó: «¿Por qué te he caído en gracia para que te fijes en mí, si no soy más que una extranjera?»
    Booz le respondió: «Me han contado muy bien todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido, y cómo has dejado a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, para venir a un pueblo desconocido.»
    Booz se casó con Rut y se unió a ella. El Señor hizo que ella concibiera y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres dijeron a Noemí: «¡Bendito sea el Señor, que hoy no te deja faltar quien responda por ti! Su nombre será proclamado en Israel. El te reconfortará y será tu apoyo en la vejez, porque te lo ha engendrado tu nuera que te quiere tanto y que vale para ti más que siete hijos.»
    Noemí tomó al niño, lo puso sobre su regazo y se encargó de criarlo.
    Las vecinas le dieron un nombre, diciendo: «Le ha nacido un hijo a Noemí», y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 127, 1-2. 3. 4. 5 (R.: 4)

R.
¡Bendito el que teme al Señor!

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.

¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén. R.


ALELUIA     Mt 23, 9b. 10b

Aleluia.
No tienen sino un padre: el Padre celestial;
sólo tienen un doctor, que es el Mesías.
Aleluia.


EVANGELIO

No hacen lo que dicen

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     23, 1-12

    Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
    «Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
    Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.
    En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
    El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

Palabra del Señor.