Lecturas de la vigesimoséptima semana durante el año

Año impar

Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

 

Lunes

Jonás partió para huir lejos de la presencia del Señor

Principio de la profecía de Jonás     1, 1 -- 2, 1. 11
 
    La palabra del Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos: «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella, porque su maldad ha llegado hasta mí.»
    Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Bajó a Jope y encontró allí un barco que zarpaba hacia Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor.
    Pero el Señor envió un fuerte viento sobre el mar, y se desencadenó una tempestad tan grande que el barco estaba a punto de partirse. Los marineros, aterrados, invocaron cada uno a su dios, y arrojaron el cargamento al mar para aligerar la nave. Mientras tanto, Jonás había descendido al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente. El jefe de la tripulación se acercó a él y le preguntó: «¿Qué haces aquí dormido? Levántate e invoca a tu dios. Tal vez ese dios se acuerde de nosotros, para que no perezcamos.» Luego se dijeron unos a otros: «Echemos suertes para saber por culpa de quién nos viene esta desgracia.» Así lo hicieron, y la suerte recayó sobre Jonás.
    Entonces le dijeron: «Explícanos por qué nos sobrevino esta desgracia. ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿A qué pueblo perteneces?»
    Él les respondió: «Yo soy hebreo y venero al Señor, el Dios del cielo, el que hizo el mar y la tierra.» Aquellos hombres sintieron un gran temor, y le dijeron: «¡Qué has hecho!», ya que comprendieron, por lo que él les había contado, que huía de la presencia del Señor. Y como el mar se agitaba cada vez más, le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme?»
    Jonás les respondió: «Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se les calmará. Yo sé muy bien que por mi culpa les ha sobrevenido esta gran tempestad.»
    Los hombres se pusieron a remar con fuerza, para alcanzar tierra firme; pero no lo consiguieron, porque el mar se agitaba cada vez más contra ellos. Entonces invocaron al Señor, diciendo: «¡Señor, que no perezcamos a causa de la vida de este hombre! No nos hagas responsables de una sangre inocente, ya que tú, Señor, has obrado conforme a tu voluntad.» Luego, levantaron a Jonás, lo arrojaron al mar, y en seguida se aplacó la furia del mar. Los hombres, llenos de un gran temor al Señor, le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos.
 
    El Señor hizo que un gran pez se tragara a Jonás, y este permaneció en el vientre del pez tres días y tres noches.
    Entonces el Señor dio una orden al pez, y este arrojó a Jonás sobre la tierra firme.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Jon 2, 3. 4. 5. 8 (R.: 7c)
 
R.
¡Me hiciste salir vivo de la fosa, Señor!
 
Desde mi angustia invoqué al Señor,
y él me respondió;
desde el seno del Abismo, pedí auxilio,
y tú escuchaste mi voz. R.
 
Tú me arrojaste a lo más profundo,
al medio del mar:
la corriente me envolvía,
¡todos tus torrentes y tus olas
pasaron sobre mí! R.
 
Entonces dije: He sido arrojado
lejos de tus ojos,
pero yo seguiré mirando
hacia tu santo Templo. R.
 
Cuando mi alma desfallecía,
me acordé del Señor,
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo Templo. R.
 
 
ALELUIA     Jn 13, 34
 
Aleluia.
Les doy un mandamiento nuevo:
ámense los unos a los otros, como Yo los he amado.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

¿Quién es mi prójimo?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 25-37
 
    Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
    Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.»
    «Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida.»
    Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?»
    Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver."
    ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?»
    «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor.
    Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera.»
 
Palabra del Señor.

Martes

Los ninivitas se convirtieron de su mala conducta
y Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho

Lectura de la Profecía de Jonás     3, 1-10
 
    La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: «Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré.»
    Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: «Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida.»
    Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.
    Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos.»
    Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 129, 1-2. 3-4. 6c-8 (R.: 3)
 
R.
¡Yo pongo mi esperanza en ti, Señor!
 

Desde lo más profundo te invoco, Señor,
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria. R.
 
Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿Quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido. R.
 
Como el centinela espera la aurora,
espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
él redimirá a Israel
de todos sus pecados. R.
 
 
ALELUIA     Lc 11, 28
 
Aleluia.
Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Marta lo recibió en su casa.
María eligió la mejor parte

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 38-42
 
    Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
    Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
    Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada.»
 
Palabra del Señor.

Miércoles

Tú me conmueves por ese ricino, y yo,
¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad?

Lectura de la profecía de Jonás     3, 10 . 4, 1-11
 
    Cuando Dios vio todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
    Jonás se disgustó mucho y quedó muy enojado. Entonces oró al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir antes que seguir viviendo.»
    El Señor le respondió: «¿Te parece que tienes razón para enojarte?»
    Jonás salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí levantó una choza y se sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad. Entonces el Señor hizo crecer allí una planta de ricino, que se levantó por encima de Jonás para darle sombra y librarlo de su disgusto. Jonás se puso muy contento al ver esa planta. Pero al amanecer del día siguiente, Dios hizo que un gusano picara el ricino y este se secó. Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: «Prefiero morir antes que seguir viviendo.»
    Dios le dijo a Jonás: «¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?» Y él respondió: «Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte.»
    El Señor le replicó: «Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 85, 3-4. 5-6. 9-10 (R.: 15b)
 
R.
¡Tú eres rico en misericordia, Señor!
 
Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque te invoco todo el día;
reconforta el ánimo de tu servidor,
porque a ti, Señor, elevo mi alma. R.
 
Tú, Señor, eres bueno e indulgente,
rico en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende, Señor, a mi plegaria,
escucha la voz de mi súplica! R.
 
Todas las naciones que has creado
vendrán a postrarse delante de ti,
y glorificarán tu Nombre, Señor,
porque tú eres grande, Dios mío,
y eres el único que hace maravillas. R.
 
 
ALELUIA     Rom 8, 15bc
 
Aleluia.
Han recibido el espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, ¡Padre!
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Señor, enséñanos a orar

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 1-4
 
    Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
    Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan:
        Padre, santificado sea tu Nombre,
        que venga tu Reino,
        danos cada día nuestro pan cotidiano;
        perdona nuestros pecados,
        porque también nosotros perdonamos
        a aquellos que nos ofenden;
        y no nos dejes caer en la tentación.»
 
Palabra del Señor.

Jueves

Llega el día, abrasador como un horno

Lectura de la profecía de Malaquías     3, 13-20a
 
    Ustedes hablan duramente contra mí,
    dice el Señor,
    y todavía preguntan: «Qué hemos dicho contra ti?»
    Ustedes dicen: «Es inútil servir a Dios,
    ¿y qué ganamos con observar sus mandamientos
    o con andar enlutados delante del Señor de los ejércitos?
    Por eso llamamos felices a los arrogantes:
    ¡prosperan los que hacen el mal;
    desafían a Dios, y no les pasa nada!»
 
    Entonces se hablaron unos a otros los que temen al Señor.
    El Señor prestó atención y escuchó:
    ante él se escribió un memorial,
    en favor de los que temen al Señor y respetan su Nombre.
    Ellos serán mi propiedad exclusiva,
    dice el Señor de los ejércitos,
    en el Día que yo preparo.
    Yo tendré compasión de ellos,
    como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve.
    Ustedes volverán a ver la diferencia entre el justo y el impío,
    entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.
 
    Porque llega el Día, abrasador como un horno.
    Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja;
    el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos,
    hasta no dejarles raíz ni rama.
    Pero para ustedes, los que temen mi Nombre,
    brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 399, 5a)
 
R.
¡Feliz el que pone su confianza en el Señor!
 
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
    y la medita de día y de noche! R.
 
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. R.
 
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. R.
 
 
ALELUIA     Cf. Hech 16, 14b
 
Aleluia.
Señor, abre nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Pedid y se os dará

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 5-13
 
    Jesús dijo a sus discípulos:
    Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos.»
    Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
    También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
    ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
    Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!
 
Palabra del Señor.

Viernes

El Día del Señor, día de tinieblas y oscuridad

Lectura de la profecía de Joel     1, 13-15; 2, 1-2
 
¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes!
¡Giman, servidores del altar!
¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia,
ministros de mi Dios!
Porque se ha privado a la Casa de su Dios
de ofrenda y libación.
Prescriban un ayuno,
convoquen a una reunión solemne,
congreguen a los ancianos
y a todos los habitantes del país,
en la Casa del Señor, su Dios,
y clamen al Señor.
¡Ah, que Día!
Porque está cerca el Día del Señor,
y viene del Devastador como una devastación.
 
¡Toquen la trompeta en Sión,
hagan sonar la alarma en mi Montaña santa!
¡Tiemblen todos los habitantes del país,
porque llega el Día del Señor,
porque está cerca!
¡Día de tinieblas y oscuridad,
día nublado y de sombríos nubarrones!
Como la aurora que se extiende sobre las montañas,
avanza un pueblo numeroso y fuerte
como no lo hubo jamás,
ni lo habrá después de él,
hasta en las generaciones más lejanas.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 9, 2-3. 6 y 16. 8-9 (R.: 9a)
 
R.
El Señor gobierna al mundo con justicia.
 
Te doy gracias, Señor, de todo corazón
y proclamaré todas tus maravillas.
Quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo. R.
 
Escarmentaste a las naciones,
destruiste a los impíos
    y borraste sus nombres para siempre.
Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron,
su pie quedó atrapado en la red que ocultaron. R.
 
Pero el Señor reina eternamente
y establece su trono para el juicio:
él gobierna al mundo con justicia
y juzga con rectitud a las naciones. R.
 
 
ALELUIA     Jn 12, 31b-32
 
Aleluia.
«Ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera;
y cuando Yo sea levantado en alto sobre la tierra,
atraeré a todos hacia mí», dice el Señor.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Si expulso los demonios con el poder de Dios,
quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 15-26
 
    Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
    Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
    Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
    El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
    Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: "Volveré a mi casa, de donde salí." Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio.»
 
Palabra del Señor.

Sábado

Pongan mano a la hoz: la mies está madura

Lectura de la profecía de Joel     4, 12-21
 
    Así habla el Señor:
    ¡Que despierten y suban las naciones
    al valle de Josafat!
    Porque allí me sentaré para juzgar
    a todas las naciones de alrededor.
    Pongan mano a la hoz:
    la mies está madura;
    vengan a pisar:
    el lagar está lleno;
    las cubas desbordan:
    ¡tan grande es su maldad!
    ¡Multitudes innumerables
    en el valle de la Decisión!
    Porque se acerca el Día del Señor
    en el valle de la Decisión.
    El sol y la luna se oscurecen,
    las estrellas pierden su brillo.
    El Señor ruge desde Sión
    y desde Jerusalén hace oír su voz:
    ¡tiemblan el cielo y la tierra!
    ¡Pero el Señor será un refugio para su pueblo,
    un resguardo para los israelitas!
 
    Así ustedes sabrán que yo soy el Señor, su Dios,
    que habito en Sión, mi santa Montaña.
    Jerusalén será un lugar santo,
    y los extranjeros no pasarán más por ella.
 
    Aquel día,
    las montañas destilarán vino nuevo
    y manará leche de las colinas;
    por todos los torrentes de Judá
    correrán las aguas,
    y brotará un manantial de la Casa del Señor,
    que regará el valle de las Acacias.
    Egipto se convertirá en una desolación
    y Edóm en un desierto desolado,
    a causa de la violencia cometida contra las hijos de Judá,
    cuya sangre inocente derramaron en su país.
    Pero Judá será habitada para siempre
    y Jerusalén por todas las generaciones.
    Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune,
    y el Señor tendrá su morada en Sión.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12 (R.: 12a)
 
R.
¡Alégrense, justos, en el Señor!
 
¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
 
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
 
Nace la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, en el Señor
y alaben su santo Nombre. R.
 
 
ALELUIA     Lc 11, 28
 
Aleluia.
Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

¡Feliz el seno que te llevó!
Felices más bien los que escuchan la palabra de Dios

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 27-28
 
    Jesús estaba hablando y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!»
    Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.»
 
Palabra del Señor.