17 de febrero
Los siete santos Fundadores
de la Orden de los Siervos de la Virgen María
A los que justificó, también los glorificó
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 26-30
Hermanos:
El mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar
como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables. Y
el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su
intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo
aman, de aquellos que él llamó según su designio.
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó;
y a los que justificó, también los glorificó.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 2a; o bien: 9a)
R. Bendeciré al Señor en todo tiempo.
O bien:
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Angel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.
Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
ALELUIA Mt 5, 3
Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
EVANGELIO
Vosotros, que me habéis seguido, recibiréis cien veces más
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Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 27-29