28 de abril
San Pedro Chanel
presbítero y mártir
Dios quiso salvar a los que creen
por la locura de la predicación
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Corinto 1, 18-25
Hermanos:
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que
se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios. Porque está escrito: Destruiré la
sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes. ¿Dónde está
el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador sutil de este mundo?
¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del mundo es una necedad? En
efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que
manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la
predicación. Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de
sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo
para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para
los que han sido llamados, tanto judíos como griegos. Porque la locura de Dios
es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más
fuerte que la fortaleza de los hombres.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 116, 1. 2
R. Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia.
O bien:
Aleluia.
¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.
ALELUIA Mc 1, 17
Dice el Señor:
Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.
EVANGELIO
Os haré pescadores de hombres
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 14-20
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la
Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios
está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»
Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano
Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les
dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.» Inmediatamente, ellos
dejaron sus redes y lo siguieron.
Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que
estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y con
ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
Palabra del Señor.