11 de agosto
Santa Clara
virgen
Memoria
Corro en dirección a la meta,
para alcanzar el premio del llamado celestial
que Dios me ha hecho en Cristo Jesús
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos
3, 8-14
Hermanos:
Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor. Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que
considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con
mi propia justicia -la que procede de la Ley- sino con aquella que nace de la fe
en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. Así podré conocerlo a él,
conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta
hacerme semejante a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la
resurrección de entre los muertos.
Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero
sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado
por Cristo Jesús.
Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del
camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para
alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)
R. Señor, tú eres la parte de mi herencia.
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor:
«Señor, tú eres mi bien.»
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna a tu derecha. R.
ALELUIA Mt 5, 3
Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
EVANGELIO
Vosotros, que me habéis seguido, recibiréis cien veces más
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
19, 27-29
Pedro dijo a Jesús:
«Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará
a nosotros?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el
Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido,
también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y
el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos
o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.»
Palabra del Señor.
O bien:
Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
22, 34-40
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos,
se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó
para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El
segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos
dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.»
Palabra del Señor.