24 de septiembre
Nuestra Señora de la Merced
Memoria
Dios envió su Hijo, nacido de una mujer
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia
4, 4-7
Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una
mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y
hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones
el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo ¡Abba!, es decir, ¡Padre!
Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia
de Dios.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 112, 1-2. 3-4.5-6. 7-8 (R.: cf. 2)
R. Bendito sea el nombre del Señor para siempre.
O bien:
Aleluia.
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R.
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo. R.
ALELUIA Cf. Lc 1, 28
Alégrate, María, llena de gracia,
el Señor está contigo,
bendita tú eres entre las mujeres.
EVANGELIO
Y la madre de Jesús estaba allí
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
2, 1-11
Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba
vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer,
¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.» Pero su madre
dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los
judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes:
«Llenen de agua estas tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora,
agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete.» Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo
sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo:
«Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae
el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este
momento.»
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así
manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.