9. POR LOS LAICOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Yo los reuniré de entre todos los países.
Les daré un corazón nuevo
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 24-28
Así habla el Señor:
«Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y
los llevaré a su propio suelo. Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán
purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les
daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su
cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi
espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen
mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi
Pueblo y yo seré su Dios.»
Palabra del Señor.
2
Derramaré mi espíritu sobre todos los hombres
Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5
Así habla el Señor:
Yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus hijos y sus hijas
profetizarán, sus ancianos tendrán sueños proféticos y sus jóvenes verán
visiones. También sobre los esclavos y las esclavas derramaré mi espíritu en
aquellos días.
Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. El
sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del
Señor, día grande y terrible.
Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre el
monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el Señor, y
entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar
Lectura de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De
pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que
resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas
lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas
lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al
oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno
los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían:
«¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de
nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que
habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en
Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los
peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos
proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.»
Palabra del Señor.
2
Considerense muertos al pecado y vivos para Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 6, 2-4. 12-14
Hermanos:
¿Cómo es posible que los que hemos muerto al pecado sigamos viviendo en él? ¿No
saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos
sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva.
No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos
deseos. Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del
pecado, sino ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la
muerte a la Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio
de Dios. Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están
sometidos a la Ley, sino a la gracia.
Palabra del Señor.
3
Ni la muerte ni la vida podrá separarnos jamás del amor de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 31b-39
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no escatimó a
su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él
toda clase de favores? ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el
que justifica. ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que
murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por
nosotros?
¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las
angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como
dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se
nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos
una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los
principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo
alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de
Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra del Señor.
4
Ofrézcanse a ustedes mismos
como una víctima viva, santa y agradable a Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 12, 1-13
Hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos
como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que
deben ofrecer.
No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente
renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de
Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
En virtud de la gracia que me fue dada, le digo a cada uno de ustedes: no se
estimen más de lo que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable,
según la medida de la fe que Dios repartió a cada uno. Porque así como en un
solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también todos
nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno,
somos miembros los unos de los otros.
Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes.
El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. El
que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que
enseñe. El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus
bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con
solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría.
Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Amense
cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con
solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la
esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración.
Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente
la hospitalidad.
Palabra del Señor.
5
Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu
para formar un solo Cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu
Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu.
Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de
actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el
Espíritu se manifiesta para el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos
miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también
sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para
formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos
hemos bebido de un mismo Espíritu.
Palabra del Señor.
6
Nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 1, 3-14
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en
él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio
en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los
pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio
misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el
previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser
aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de
la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y
prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su
gloria.
Palabra del Señor.
7
Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 4, 1-6
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Palabra del Señor.
8
A manera de piedras vivas, ustedes son edificados como una casa espiritual
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-10
Queridos hermanos:
Al acercarse a él, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y
preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son
edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.
Porque dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y
preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido.
Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio,
para los incrédulos, la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser
la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan
porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa,
un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las
tinieblas a su admirable luz: ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el
Pueblo de Dios; ustedes, que antes no habían obtenido misericordia, ahora la han
alcanzado.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 84, 2-8
R. ¡Manifiéstanos tu misericordia, Señor!
Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados. R.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente? R.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
2 SALMO 99, 1-5
R. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
3 SALMO 102, 1-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
4 SALMO 112, 1-8
R. ¡Bendito sea el nombre del Señor para siempre!
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R.
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
¡Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios!
2 Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la Vida.
3 Jn 15, 4a. 5b
Permanezcan en mí,
como Yo permanezco en ustedes.
El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto.
4 Cf. Jn 15, 16ab
Yo los elegí del mundo,
para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero.
5 Sant 1, 12
Feliz el hombre que soporta la prueba,
porque después de haberla superado,
recibirá la corona de Vida.
6
La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador es Cristo;
el que lo encuentra permanece para siempre.
EVANGELIOS
1
Alégrense y regocíjense,
porque tendréis una gran recompensa en el cielo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de
los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie
en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo.»
Palabra del Señor.
2
El que pierda su vida a causa de mí la encontrará
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 24-27
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda
su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el
mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus
ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.»
Palabra del Señor.
3
Respondiste fielmente en lo poco;
entra a participar del gozo de tu señor
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó
a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro
dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y
ganó otros cinco.
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno
solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus
servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó
otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los
otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor,
ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a
participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has
confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien,
servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de
mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres
un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has
esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo
tuyo!"
Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho
donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado
el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le
dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y
rechinar de dientes."»
Palabra del Señor.
4
El que hace la voluntad de Dios,
ése es mi hermano, mi hermana y mi madre
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 31-35
Llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La
multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus
hermanos te buscan ahí afuera.»
El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y dirigiendo
su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi
madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano,
mi hermana y mi madre.»
Palabra del Señor.
5
El sembrador salió a sembrar
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4, 1-9
Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió
junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en
ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. El les enseñaba muchas
cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:
«¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla
cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte
cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque
la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de
raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no
dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo
y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por
uno.» Y decía: «¡El que tenga oídos para oír, que oiga!»
Palabra del Señor.
6
El que permanece en mi, y Yo en él,
da mucho fruto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Juan 15, 1-8
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para
que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede
dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca;
después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos.
Palabra del Señor.
7
Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 18-21
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del
mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que
yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me
persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi
palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de
mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»
Palabra del Señor.