14. POR LA PAZ Y LA JUSTICIA
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin
Lectura del libro de Isaías 9, 1-6
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que
habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en
tu presencia como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el
reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su
carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán
presa de las llamas, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa
sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte,
Padre para siempre, Príncipe de la paz.» Su soberanía será grande, y habrá una
paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo
sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre.
El celo del
Señor de los ejércitos hará todo esto.
Palabra de Dios.
2
La obra de la justicia será la paz
Lectura del libro de Isaías 32, 15-18
Será infundido en nosotros un espíritu desde lo alto. Entonces el desierto será
un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y
la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz, y el fruto
de la justicia, la tranquilidad y la seguridad para siempre.
Mi pueblo habitará en un lugar de paz, en moradas seguras, en descansos
tranquilos.
Palabra de Dios.
3
¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca!
Lectura del libro de Isaías 57, 15-19
Así habla él que es alto y excelso, el que habita en una morada eterna, aquel
cuyo Nombre es santo:
Yo habito en una altura santa, pero estoy con el contrito y humillado, para
reavivar los espíritus humillados, para reavivar los corazones contritos. No, yo
no recrimino para siempre ni me irrito eternamente, porque entonces
desfallecerían ante mí el espíritu y el aliento de vida que yo mismo hice.
Por sus ganancias injustas, yo me irrité, y lo herí, ocultándome en mi
irritación, pero el rebelde siguió el camino que quería. Yo he visto sus
caminos, pero lo sanaré, lo guiaré y lo colmaré de consuelos; y de los labios de
los que están de duelo, haré brotar la acción de gracias.
¡Paz al que está lejos, paz al que está cerca! Yo lo sanaré, dice el Señor.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
La paz de Dios tome bajo su cuidado
vuestros corazones y vuestros pensamientos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Filipos 4, 6-9
Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y
a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a
Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará
bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y
puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y
merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en
mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.
2
Que la paz de Cristo reine en sus corazones
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Colosas 3, 12-15
Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Palabra de Dios.
3
Un fruto de justicia se siembra pacíficamente
para los que trabajan por la paz
Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 13-18
Hermanos:
El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus
actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están
dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanaglorien ni
falten a la verdad.
Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y
demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda
clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo,
pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y
dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se
siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 71, 1-4ab. 7-8. 12-13. 17
R. Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.
Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres. R.
Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.
Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz. R.
2 SALMO 84, 9ab. 10-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos
y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
3 SALMO 121, 1-2. 4-9
R. ¡Danos, Señor, tu paz!
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
-según es norma en Israel-
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David. R.
Auguren la paz a Jerusalén:
«¡Vivan seguros los que te aman!
¡Haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!» R.
Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: «La paz esté contigo.»
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 5, 9
Felices los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
2 Jn 14, 27a
«Les dejo la paz, les doy mi paz», dice el Señor.
EVANGELIOS
1
Felices los que trabajan por la paz
porque serán llamados hijos de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de
los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie
en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo.»
Palabra del Señor.
2
Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 38-48
Jesús dijo a sus discípulos:
«Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo
que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una
bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere
hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo
prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.
3
Les doy mi paz
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14, 23-29
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y
habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que
ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el
Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les
recordará lo que les he dicho.
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten
ni teman ! Me han oído decir: "Me voy y volveré a ustedes". Si me amaran, se
alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.»
Palabra del Señor.
4
¡La paz esté con ustedes!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-23
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las
puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces
llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con
ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se
llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí,
yo también los envío a ustedes" Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió
"Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se
los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Palabra del Señor.