5. PARA LA PRIMERA COMUNIÓN DE NIÑOS
Las lecturas pueden tomarse total o parcialmente de la Misa del día, de la Misa para la iniciación cristiana:
Lecturas del antiguo Testamento
1
Así será tu descendencia.
Yo he dado esta tierra a tu descendencia
Lectura del libro del Génesis 15, 1-6. 18a
La palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos términos: «No temas,
Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy grande.»
«Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y
el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?» Después añadió: «Tú no me has
dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero.»
Entonces el Señor le dirigió esta palabra: «No, ese no será tu heredero; tu
heredero será alguien que nacerá de ti.»
Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: «Mira hacia el cielo y, si puedes,
cuenta las estrellas.» Y añadió: «Así será tu descendencia.»
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.
Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abrám diciendo: «Yo he dado esta tierra
a tu descendencia.»
Palabra del Señor.
2
Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia
a través de las generaciones.
Mi alianza será una alianza eterna
Lectura del libro del Génesis 17, 1-8
Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:
«Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Yo haré
una alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa.»
Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:
«Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y
ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar
que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré
extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes.
Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las
generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de
tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes,
toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo
seré su Dios.»
Palabra del Señor.
3
Dejen de lado todos los dioses extraños
que tengan con ustedes
Lectura del libro del Génesis 35, 1-4. 6-7a
Dios dijo a Jacob:
«Sube a Betel y permanece allí. Levanta allí un altar al Dios que se te apareció
cuando huías de tu hermano Esaú.»
Entonces Jacob dijo a sus familiares y a todos los demás que estaban con él:
«Dejen de lado todos los dioses extraños que tengan con ustedes, purifíquense y
cámbiense de ropa. Ahora subiremos a Betel, y allí levantaré un altar al Dios
que me respondió cuando estuve angustiado, y que estuvo conmigo en el viaje que
realicé.» Ellos entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían consigo
y los aros que llevaban en sus orejas, y Jacob los enterró debajo de la encina
que está cerca de Siquém.
Así Jacob llegó a Luz -o sea, Betel- en la tierra de Canaán, junto con toda la
gente que lo acompañaba. Allí erigió un altar, y puso a ese lugar el nombre de
Betel.
Palabra del Señor.
4
Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes
Lectura del libro del Deuteronomio 30, 15-20
Moisés habló al pueblo diciendo:
«Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha. Si
escuchas los mandamientos del Señor, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas al
Señor, tu Dios, y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces
vivirás, te multiplicarás, y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde
ahora vas a entrar para tomar posesión de ella.
Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar y vas a
postrarte ante otros dioses para servirlos, yo les anuncio hoy que ustedes se
perderán irremediablemente, y no vivirán mucho tiempo en la tierra que vas a
poseer después de cruzar el Jordán.
Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra; yo he puesto
delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y
vivirás, tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su
voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu vida y tu larga permanencia en la
tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.»
Palabra de Dios.
5
Serviremos al Señor, ya que él es nuestro Dios
Lectura del libro de Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b-25a
Josué reunió en Siquém a todas las tribus de Israel, y convocó a los ancianos de
Israel, a sus jefes, a sus jueces y a sus escribas, y ellos se presentaron
delante del Señor. Entonces Josué dijo a todo el pueblo: «Si no están dispuestos
a servir al Señor, elijan hoy a quién quieren servir: si a los dioses a quienes
sirvieron sus antepasados al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos,
en cuyo país ustedes ahora habitan. Yo y mi familia serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros
dioses. Porque el Señor, nuestro Dios, es el que nos hizo salir de Egipto, de
ese lugar de esclavitud, a nosotros y a nuestros padres, y el que realizó ante
nuestros ojos aquellos grandes prodigios. El nos protegió en todo el camino que
recorrimos y en todos los pueblos por donde pasamos. Por eso, también nosotros
serviremos al Señor, ya que él es nuestro Dios.»
Entonces Josué dijo al pueblo: «Ustedes no podrán servir al Señor, porque él es
un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará ni las rebeldías ni los pecados
de ustedes. Si abandonan al Señor para servir a dioses extraños, él, a su vez,
los maltratará y los aniquilará, después de haberles hecho tanto bien.»
Pero el pueblo respondió a Josué: «No; nosotros serviremos al Señor.»
Josué dijo al pueblo: «Son testigos contra ustedes mismos, de que han elegido al
Señor para servirlo.»
«Somos testigos», respondieron ellos.
«Entonces dejen de lado los dioses extraños que hay en medio de ustedes, e
inclinen sus corazones al Señor, el Dios de Israel.»
El pueblo respondió a Josué: «Nosotros serviremos al Señor, nuestro Dios y
escucharemos su voz.»
Aquel día Josué estableció una alianza para el pueblo.
Palabra del Señor.
6
Bajó Naamán y se sumergió siete veces en el Jordán,
y quedó limpio
Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 9-15a
Naamán llegó entonces con sus caballos y su carruaje, y se detuvo a la puerta de
la casa de Eliseo. Eliseo mandó un mensajero para que le dijera: «Ve a bañarte
siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarás limpio.»
Pero Naamán, muy irritado, se fue diciendo: «Yo me había imaginado que saldría
él personalmente, se pondría de pie e invocaría el nombre del Señor, su Dios;
luego pasaría su mano sobre la parte afectada y curaría al enfermo de la piel.
¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Parpar, no valen más que todas las
aguas de Israel? ¿No podía yo bañarme en ellos y quedar limpio?» Y dando media
vuelta, se fue muy enojado.
Pero sus servidores se acercaron para decirle: «Padre, si el profeta te hubiera
mandado una cosa extraordinaria ¿no la habrías hecho? ¡Cuánto más si él te dice
simplemente: Báñate y quedarás limpio!»
Entonces bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del
hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó
limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se
presentó delante de él y le dijo: «Ahora reconozco que no hay Dios en toda la
tierra, a no ser en Israel.»
Palabra del Señor.
7
Derramaré mi espíritu sobre tu descendencia
Lectura del libro del profeta Isaías 44, 1-3
Y ahora escucha, Jacob, mi servidor, Israel, a quien yo elegí. Así habla el
Señor, el que te hizo, el que te formó desde el seno materno y te ayuda.
No temas, Jacob, mi servidor, Iesurún, a quien yo elegí. Porque derramaré agua
sobre el suelo sediento y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi espíritu
sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos.
Palabra del Señor.
8
Escribiré mi Ley en sus corazones
Lectura del libro del profeta Jeremías 31, 31-34
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que estableceré una nueva Alianza con
la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí con
sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de
Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño -oráculo del
Señor- .
Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos
días -oráculo del Señor- : pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus
corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: «Conozcan
al Señor .» Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande -oráculo
del Señor- . Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su
pecado.
Palabra del Señor.
9
Yo los rociaré con agua pura
y quedarán purificados de todas sus impurezas
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 24-28
Así habla el Señor:
«Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y
los llevaré a su propio suelo. Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán
purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les
daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su
cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi
espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen
mis leyes.
Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi
Pueblo y yo seré su Dios.»
Palabra de Dios.
También pueden utilizarse las lecturas del Antiguo
Testamento propuestas para la Vigilia pascual.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Háganse bautizar en el nombre de Jesucristo
Lectura de los Hechos de los apóstoles 2, 14a. 36-40a. 41-42
El día de Pentecostés, Pedro, poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y
dijo:
«Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes
crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.»
Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a
los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?»
Pedro les respondió: «Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo
para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu
Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos
aquellos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar.»
Y con muchos otros argumentos les daba testimonio. Los que recibieron su palabra
se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil.
Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y
participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Palabra del Señor.
2
Aquí hay agua, ¿qué me impide ser bautizado?
Lectura de los Hechos de los apóstoles 8, 26-38
El Ángel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino
que baja de Jerusalén a Gaza: es un camino desierto.» El se levantó y partió.
Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace, la reina de
Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén y se volvía, sentado en su
carruaje, leyendo al profeta Isaías.
El Espíritu Santo dijo a Felipe: «Acércate y camina junto a su carro.»
Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó: «¿Comprendes
lo que estás leyendo?»
El respondió: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?»
Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él. El pasaje de la
Escritura que estaba leyendo era el siguiente:
Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que no se queja ante el que
lo esquila, así él no abrió la boca. En su humillación, le fue negada la
justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, ya que su vida es arrancada de
la tierra?
El etíope preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿de quién dice esto el Profeta?
¿De sí mismo o de algún otro?»
Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la Escritura, le
anunció la Buena Noticia de Jesús.
Siguiendo su camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el etíope dijo:
«Aquí hay agua, ¿qué me impide ser bautizado?» Y ordenó que detuvieran el carro;
ambos descendieron hasta el agua, y Felipe lo bautizó.
Palabra del Señor.
3
Por el bautismo, sepultados con él en la muerte,
llevemos una vida nueva
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 6, 3-11
Hermanos:
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos
sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva.
Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya,
también nos identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo: nuestro
hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este cuerpo de
pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado. Porque el que está muerto,
no debe nada al pecado.
Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos
que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene
poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que
vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
O bien más breve:
Lectura de la carta de apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 6, 3-4. 8-11
Hermanos:
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos
sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte,
para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros
llevemos una Vida nueva.
Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos
que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene
poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que
vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado y
vivos para Dios en Cristo Jesús.
Palabra del Señor.
4
¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 28-32. 35. 37-39
Hermanos:
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo
aman, de aquellos que él llamó según su designio.
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó;
y a los que justificó, también los glorificó.
¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará
contra nosotros? El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores? ¿Quién podrá
entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la
persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Pero en todo esto
obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los
principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo
alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de
Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra del Señor.
5
Todos hemos sido bautizados en un solo
Espíritu
para formar un solo Cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 12, 12-13
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos
miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también
sucede con Cristo.
Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo
Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un
mismo Espíritu.
Palabra del Señor.
6
Los que fuisteis bautizados, habéis sido revestidos de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Galacia 3, 26-28
Hermanos:
Todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús, porque habiendo
sido bautizados en Cristo, han quedado revestidos de Cristo.
Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni
mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús.
Palabra del Señor.
7
Nos predestinó a ser hijos adoptivos
por medio de Jesucristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 1, 3-10. 13-14
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en
él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en
su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al
beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio
en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los
pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros,
dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio
misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la
plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.
En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de
la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y
prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su
gloria.
Palabra del Señor.
8
Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 4, 1-6
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Palabra del Señor.
9
Como elegidos de Dios, revistanse del hombre nuevo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas
3, 9b-17
Hermanos:
Ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del
hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose
constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni
judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre
libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de
profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la
paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que
alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan
ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la
perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados,
porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en
la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con
gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados.
Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús,
dando gracias por él a Dios Padre.
Palabra de Dios.