II. PARA LA CELEBRACIÓN
DEL ORDEN SAGRADO
Las lecturas pueden tomarse todas o en parte, de la misa del día o de las siguientes.
Lecturas del Antiguo Testamento
1
Para diáconos:
Pondrás a la tribu de Leví para servir al sacerdote Aarón
Lectura del libro de los Números 3, 5-9
El Señor dijo a Moisés:
Manda a la tribu de Leví que se acerque, y tú la pondrás a disposición del
sacerdote Aarón, para servirlo. Ellos realizarán tareas para él y para toda la
comunidad de Israel, delante de la Carpa del Encuentro, encargándose del
servicio de la Morada. Tendrán a su cargo todo el mobiliario de la Carpa del
Encuentro y realizarán tareas para los israelitas, encargándose del servicio de
la Morada. Tu pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos: así
ellos estarán dedicados a él exclusivamente, de parte de los israelitas.
Palabra del Señor.
2
Para presbíteros:
Les comunicaré el espíritu que tú posees.
Así podrán compartir contigo el peso de este pueblo
Lectura del libro de los Números 11, 11b-12. 14-17. 24-25a
Moisés dijo al Señor:
«¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo
este pueblo? ¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo
dio a luz, para que me digas: "Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un
niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres"?
Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para
tanto. Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré
libre de mis males.»
El Señor respondió a Moisés: «Reúneme a setenta de los ancianos de Israel
-deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo-
llévalos a la Carpa del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo. Yo
bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para
comunicárselo a ellos. Así podrán compartir contigo el peso de este pueblo, y no
tendrás que soportarlo tú solo.»
Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a
setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor
de la Carpa.
Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo
del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas
el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis.
Palabra del Señor.
3
Para obispos y presbíteros:
El Señor me ha ungido.
El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres
y a darles el óleo de la alegría
Lectura del libro de Isaías 61, 1-3a
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a
llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a
proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a
proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a
consolar a todos los que están de duelo a cambiar su ceniza por una corona, su
ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de
alabanza.
Palabra del Señor.
4
Tu irás adonde yo te envíe
Lectura del libro del profeta Jeremías 1, 4-9
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras
del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las
naciones.»
Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»
El Señor me dijo: «No digas: "Soy demasiado joven", porque tú irás adonde yo te
envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del
Señor-.»
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu
boca.»
Palabra de Dios.
Lectura del Nuevo Testamento
1
Para diáconos:
Eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo
Lectura de los Hechos de los apóstoles 6, 1-7b
Como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar
contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria
de los alimentos.
Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: «No es justo
que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las
mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de
buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les
encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al
ministerio de la Palabra.»
La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y
del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a
Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos,
después de orar, les impusieron las manos.
Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos
aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.
Palabra del Señor.
2
Para diáconos:
Comenzando por este texto de la Escritura,
le anunció el Evangelio de Jesús
Lectura de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40
El Angel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino
que baja de Jerusalén a Gaza: es un camino desierto.» El se levantó y partió.
Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace, la reina de
Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén y se volvía, sentado en su
carruaje, leyendo al profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y camina junto a su carro.»
Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó: «¿Comprendes
lo que estás leyendo?»
El respondió: «¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?»
Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él. El pasaje de la
Escritura que estaba leyendo era el siguiente:
Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero que no se queja ante el que
lo esquila, así él no abrió la boca. En su humillación, le fue negada la
justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, ya que su vida es arrancada de
la tierra?
El etíope preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿de quién dice esto el Profeta?
¿De sí mismo o de algún otro?»
Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la Escritura, le
anunció la Buena Noticia de Jesús.
Siguiendo su camino, llegaron a un lugar donde había agua, y el etíope dijo:
«Aquí hay agua, ¿qué me impide ser bautizado?» Y ordenó que detuvieran el carro;
ambos descendieron hasta el agua, y Felipe lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y el etíope
no lo vio más, pero seguía gozoso su camino.
Felipe se encontró en Azoto, y en todas las ciudades por donde pasaba iba
anunciando la Buena Noticia, hasta que llegó a Cesarea.
Palabra del Señor.
3
Nosotros somos testigos de todo lo que
hizo Jesús
en el país de los judíos y en Jerusalén
Lectura de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43
Pedro, tomando la palabra, dijo: «Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda
Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo
Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El
pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del
demonio, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en
Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios lo
resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el pueblo,
sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos
con él, después de su resurrección.
Y nos envió a predicar al pueblo, y atestiguar que él fue constituido por Dios
Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de él, declarando que
los que creen en él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre.»
Palabra del Señor.
4
Para obispos y presbíteros:
Velen por ustedes, y por todo el rebaño
sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes
para apacentar la Iglesia de Dios
Lectura de los Hechos de los apóstoles 20, 17-18a. 28-32. 36
Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Efeso.
Cuando estos llegaron, Pablo les dijo:
«Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha
constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al
precio de su propia sangre. Yo sé que después de mi partida se introducirán
entre ustedes lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y aun de entre ustedes
mismos, surgirán hombres que tratarán de arrastrar a los discípulos con
doctrinas perniciosas.
Velen, entonces, y recuerden que durante tres años, de noche y de día, no he
cesado de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes.
Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para
construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con
todos los que han sido santificados.»
Después de decirles esto, se arrodilló y oró junto a ellos.
Palabra del Señor.
5
Conforme a la gracia que Dios nos ha dado,
todos tenemos dones diferentes
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 12, 4-8
Hermanos:
Así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones,
también todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a
cada uno, somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios
nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes. El que tiene el don de la
profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. El que tiene el don del
ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que enseñe. El que tiene
el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con
sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que
practica misericordia, que lo haga con alegría.
Palabra del Señor.
6
Predicamos a Cristo Jesús,
y nosotros no somos más
que los servidores de ustedes por amor de Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 4, 1-2. 5-7
Hermanos:
Investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos y
nunca hemos callado nada por vergüenza, ni hemos procedido con astucia o
falsificando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando abiertamente la
verdad, nos recomendamos a nosotros mismos, delante de Dios, frente a toda
conciencia humana.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y
nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. Porque el
mismo Dios que dijo: «Brille la luz en medio de las tinieblas», es el que hizo
brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la
gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo. Pero nosotros llevamos ese
tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder
extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios.
Palabra del Señor.
7
Nos confió el ministerio de la reconciliación
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 5, 14-20
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos,
entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no
vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Por
eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios
puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más
así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un
ser nuevo se ha hecho presente.
Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo
y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en
Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los
hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación.
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo:
Déjense reconciliar con Dios.
Palabra del Señor.
8
Para la obra del ministerio,
en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 4, 1-7. 11-13
Hermanos:
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia,
sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la
que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, lo penetra todo y está en todos.
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que
Cristo los ha distribuido.
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros
predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los
santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la
plenitud de Cristo.
Palabra del Señor.
9
Para diáconos:
Que conserven el misterio de la fe con una conciencia pura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a Timoteo 3, 8-10. 12-13
Los diáconos deben ser hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el
uso del vino y enemigos de ganancias deshonestas. Que conserven el misterio de
la fe con una conciencia pura. Primero se los pondrá a prueba, y luego, si no
hay nada que reprocharles, se los admitirá al diaconado.
Los diáconos deberán ser hombres casados una sola vez, que gobiernen bien a sus
hijos y su propia casa. Los que desempeñan bien su ministerio se hacen
merecedores de honra y alcanzan una gran firmeza en la fe de Jesucristo.
Palabra del Señor.
10
Para obispos:
No malogres el don espiritual que te fue conferido
por la imposición de las manos del presbítero
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a Timoteo 4, 12-16
Querido hermano:
Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo para
los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la
pureza de vida.
Hasta que yo llegue, dedícate a la proclamación de las Escrituras, a la
exhortación y a la enseñanza.
No malogres el don espiritual que hay en ti y que te fue conferido mediante una
intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio.
Reflexiona sobre estas cosas y dedícate enteramente a ellas, para que todos vean
tus progresos. Vigila tu conducta y tu doctrina, y persevera en esta actitud. Si
obras así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen.
Palabra de Dios.
O bien:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a Timoteo 4, 12b-16
Querido hermano:
Trata de ser un modelo para los que creen, en la conversación, en la conducta,
en el amor, en la fe, en la pureza de vida.
Hasta que yo llegue, dedícate a la proclamación de las Escrituras, a la
exhortación y a la enseñanza.
No malogres el don espiritual que hay en ti y que te fue conferido mediante una
intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio.
Reflexiona sobre estas cosas y dedícate enteramente a ellas, para que todos vean
tus progresos. Vigila tu conducta y tu doctrina, y persevera en esta actitud. Si
obras así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen.
Palabra del Señor.
11
Para obispos:
Reaviva el don de Dios que has recibido
por la imposición de mis manos
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a Timoteo 1, 6-14
Querido hermano:
Te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de
mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor,
sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de
nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte
conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con
la fortaleza de Dios. El nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por
nuestras obras, sino por su propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que
nos concedió en Cristo Jesús, desde toda la eternidad, y que ahora se ha
revelado en la Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo. Porque él destruyó
la muerte e hizo brillar la vida incorruptible, mediante la Buena Noticia, de la
cual he sido constituido heraldo, Apóstol y maestro.
Por eso soporto esta prueba. Pero no me avergüenzo, porque sé en quien he puesto
mi confianza, y estoy convencido de que él es capaz de conservar hasta aquel Día
el bien que me ha encomendado.
Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has
escuchado de mí. Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu
Santo que habita en nosotros.
Palabra del Señor.
12
Dios proclamó a Cristo sumo sacerdote
según el orden de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-10
Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en
favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin
de ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede mostrarse indulgente
con los que pecan por ignorancia y con los descarriados, porque él mismo está
sujeto a la debilidad humana.
Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino
también por sus propios pecados. Y nadie se arroga esta dignidad, si no es
llamado por Dios como lo fue Aarón. Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la
gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: Tú eres
mi Hijo, yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres
sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y
lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su
humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios
sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y
llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, porque
Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Palabra del Señor.
13
Como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 4, 7b-11
Queridos hermanos:
Tengan la moderación y la sobriedad necesarias para poder orar. Sobre todo,
ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los
pecados. Practiquen la hospitalidad, sin quejarse.
Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios. El que ha recibido el don de la
Palabra, que la enseñe como Palabra de Dios. El que ejerce un ministerio, que lo
haga como quien recibe de Dios ese poder, para que Dios sea glorificado en todas
las cosas, por Jesucristo. ¡A él sea la gloria y el poder, por los siglos de los
siglos! Amén.
Palabra de Dios.
14
Apacienten el rebaño de Dios, que les ha sido confiado
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 1-4
Queridos hermanos:
Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como
ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va
a ser revelada. Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen
por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés
mezquino, sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido
encomendados, sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño.
Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de
gloria.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 22, 1- 6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre. R.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. R.
2 SALMO 83, 3- 5. 11
R. Señor, felices los que habitan en tu Casa.
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente. R.
Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey y mi Dios. R.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados. R.
3 SALMO 88, 21-22. 25. 27.
R. ¡Cantaré eternamente tu amor, Señor!
«Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga poderoso. R.
Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora".» R.
4 SALMO 95, 1- 3. 10
R. ¡Hagan que todos los pueblos sean mis discípulos!
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.
Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.
Digan entre las naciones: «¡el Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud.» R.
5 SALMO 99, 2- 5
R.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando.
Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones. R.
6 SALMO 109, 1- 4
R. ¡Tú eres sacerdote para siempre!
Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies.» R.
El Señor extenderá
el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!» R.
«Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.» R.
El Señor lo ha jurado
y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.» R.
7 SALMO 115, 12-13. 17-18
R. El cáliz que bendecimos
es la comunión de la Sangre de Cristo.
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo. R.
8 SALMO 116, 1. 2
R. Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia.
¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 28, 19a-20b
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.
2 Lc 4, 18bc
El Señor me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres,
a anunciar la liberación a los cautivos.
3 Jn 10, 14
Dice el Señor: Yo soy el buen Pastor:
conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí.
4 Jn 15, 15b
Dice el Señor: Yo los llamo amigos,
porque les he dado a conocer
todo lo que oí de mi Padre.
EVANGELIOS
1
Ustedes son la luz del mundo
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 13-16Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 35-38Jesús eligió doce apóstoles y los envió
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 1-5aEl que quiere ser grande que se haga servidor de ustedes
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 20, 25b-28La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 1-9¡Felices los servidores
a quienes el Señor encuentre velando a su llegada!
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 35-44Hagan esto en memoria mía.
Yo estoy entre ustedes como el que sirve
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 14-20. 24-30El buen Pastor da su vida por las ovejas
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 11-16El que quiera servirme, que me siga
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 12, 24-26No son ustedes los que me eligieron a mí,
sino Yo el que los elegí a ustedes
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 9-17Por ellos me consagro,
para que también ellos sean consagrados en la verdad
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 17, 6. 14-19Como el Padre me envió a mí, yo
también los envío a ustedes:
Reciban el Espíritu Santo
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-23Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 21, 15-17