DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Primeras lecturas del Antiguo Testamento
1
Al ver la sangre en el dintel y en los dos postes,
el Señor pasará de largo por aquella puerta
Lectura del libro del Exodo 12, 21-27
Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo:
«Vayan a buscar un animal del ganado menor para cada familia e inmolen la
víctima pascual. Luego tomen un manojo de plantas de hisopo, mójenlo en la
sangre recogida en un recipiente, y marquen con la sangre el dintel y los dos
postes de las puertas; y que ninguno de ustedes salga de su casa hasta la mañana
siguiente. Porque el Señor pasará para castigar a Egipto; pero al ver la sangre
en el dintel y en los dos postes, pasará de largo por aquella puerta, y no
permitirá que el Exterminador entre en sus casas para castigarlos.
Cumplan estas disposiciones como un precepto permanente, para ustedes y para sus
hijos. Cuando lleguen a la tierra que el Señor ha prometido darles, observen
este rito.
Y cuando sus hijos les pregunten qué significado tiene para ustedes este rito,
les responderán: "Este es el sacrificio de la Pascua del Señor, que pasó de
largo en Egipto por las casas de los israelitas cuando castigó a los egipcios y
salvó a nuestras familias."»
Palabra de Dios.
2
Esta es la sangre de la alianza
que el Señor hace con ustedes
Lectura del libro del Exodo 24, 3-8
Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor,
y el pueblo respondió a una sola voz: «Estamos decididos a poner en práctica
todas las palabras que ha dicho el Señor.»
Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente,
bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en
representación de las doce tribus de Israel. Después designó a un grupo de
jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al
Señor, en sacrificio de comunión. Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en
unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar. Luego tomó el
documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: «Estamos
resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho.»
Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: «Esta es la
sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido
en estas cláusulas.»
Palabra de Dios.
Primeras lecturas del Nuevo Testamento
durante el tiempo pascual
1
Nos amó y nos purificó de nuestros pecados,
por medio de su sangre
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8
Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de aquel que es, que era y que
vendrá, y de los siete Espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo,
el Testigo fiel, el Primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los
reyes de la tierra. El nos amó y nos purificó de nuestros pecados, por medio de
su sangre, e hizo de nosotros un Reino sacerdotal para Dios, su Padre. ¡A él sea
la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.
El vendrá entre las nubes y todos lo verán, aún aquellos que lo habían
traspasado. Por él se golpearán el pecho todas las razas de la tierra. Sí, así
será. Amén.
Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que
vendrá, el Todopoderoso.
Palabra de Dios.
2
Han lavado sus vestiduras
y las han blanqueado en la sangre del Cordero
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9-14
Yo, Juan, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de
todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y
delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y
exclamaban con voz potente: «¡La salvación viene de nuestro Dios que está
sentado en el trono, y del Cordero!»
Y todos los Angeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los
cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono,
y adoraron a Dios, diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de
gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!»
Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están
revestidos de túnicas blancas?»
Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor.»
Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado
sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero.»
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO 39, 2. 4ab. 7-10
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy.» R.
«En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo. Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón.» R.
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor. R.
2 SALMO 115, 12-13. 15-16bc. 17-18
R. La copa que bendecimos
es la comunión de la Sangre de Cristo.
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo. R.
Segundas lecturas del Nuevo Testamento
1
Entró de una vez por todas en el santuario,
por su propia sangre
Lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15
Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. El, a través de una
Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas,
es decir, no de este mundo creado- entró de una vez por todas en el Santuario,
no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos
así una redención eterna.
Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a
los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza
externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por otra del Espíritu eterno se
ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan
a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente!
Por eso, Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin
de que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera
Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.
Palabra de Dios.
2
Se han acercado a la sangre purificadora
que habla más elocuentemente que la de Abel
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24
Hermanos:
Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente,
oscuridad, tinieblas, tempestad, sonido de trompeta, y un estruendo tal de
palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera
hablando.
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios
viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta
solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el
cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de
los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva
Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.
Palabra de Dios.
3
Fueron rescatados con la sangre preciosa de Cristo,
el Cordero sin mancha
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21
Queridos hermanos:
Ya que ustedes llaman Padre a aquel que, sin hacer acepción de personas, juzga a
cada uno según sus obras, vivan en el temor mientras están de paso en este
mundo. Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus
padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre
preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto, predestinado antes de
la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos para bien de ustedes.
Por él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de
manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios.
Palabra de Dios.
4
Son tres los que dan testimonio:
el Espíritu, el agua y la sangre
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 4-8
Queridos hermanos:
El que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que triunfa sobre el
mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús
es el Hijo de Dios?
Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con
el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la
verdad. Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los
tres están de acuerdo.
Palabra de Dios.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Cf. Apoc 1, 5ab
Jesucristo, eres el Testigo fiel,
el Primero que resucitó de entre los muertos;
nos amaste y nos purificaste de nuestros pecados,
por medio de tu sangre.
2 Apoc 5, 9ab
Tú eres digno, Señor, de tomar el libro
y de romper los sellos,
porque has sido inmolado,
y por medio de tu Sangre,
nos has rescatado para Dios.
EVANGELIOS
1
Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima
pascual, los discípulos dijeron a Jesús: «¿Dónde quieres que vayamos a
prepararte la comida pascual?» El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
«Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de
agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice:
"¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis
discípulos?" El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con
almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario.»
Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús
les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a
sus discípulos, diciendo:
«Tomen, esto es mi Cuerpo.»
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y
les dijo:
«Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. Les
aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino
nuevo en el Reino de Dios.»
Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Palabra del Señor.
2
Lo vistieron con un manto de púrpura,
hicieron una corona de espinas y se la colocaron
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 15, 16-20
Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la
guardia. Lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y
se la colocaron. Y comenzaron a saludarlo: «¡Salud, rey de los judíos!»
Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le
rendían homenaje.
Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron
de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo.
Palabra del Señor.
3
Su sudor era como gotas de sangre
que corrían hasta el suelo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 39-44
Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus
discípulos. Cuando llegaron, les dijo:
«Oren, para no caer en la tentación.»
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y
puesto de rodillas, oraba:
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad,
sino la tuya.»
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la
angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que
corrían hasta el suelo.
Palabra del Señor.
4
Le atrevesó el costado, y en seguida brotó sangre y agua
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 19, 31-37