DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Primeras lecturas del Antiguo Testamento

1

El Señor es un Dios compasivo y bondadoso

Lectura del libro del Exodo     34, 4b-6. 8-9

Moisés subió a la montaña del Sinaí, como el Señor se lo había ordenado, llevando las dos tablas en sus manos. El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el nombre del Señor.
El Señor pasó delante de él y exclamó: «El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.»
Moisés cayó de rodillas y se postró, diciendo: «Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia.»

Palabra de Dios.


2

El Señor se prendó de ustedes y los eligió

Lectura del libro del Deuteronomio     7, 6-11

Moisés habló al pueblo diciendo:
«Tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras su pueblo y su propiedad exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.
El Señor se prendó de ustedes y los eligió, no porque sean el más numeroso de todos los pueblos. Al contrario, tú eres el más insignificante de todos. Pero por el amor que les tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus padres, el Señor los hizo salir de Egipto con mano poderosa, y los libró de la esclavitud y del poder del Faraón, rey de Egipto. Reconoce, entonces, que el Señor, tu Dios, es el verdadero Dios, el Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones, mantiene su alianza y su fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos; pero que no tarda en dar su merecido a aquel que lo aborrece, a él mismo en persona, haciéndolo desaparecer.
Por eso, observa los mandamientos, los preceptos y las leyes que hoy te ordeno poner en práctica.»

Palabra de Dios.


3

Los amó, y después de ellos eligió a su descendencia

Lectura del libro del Deuteronomio     10, 12-22

Moisés habló al pueblo diciendo:
«Y ahora, Israel, esto es lo único que te pide el Señor, tu Dios: que lo temas y sigas todos sus caminos, que ames y sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando sus mandamientos y sus preceptos, que hoy te prescribo para tu bien.
Al Señor, tu Dios, pertenecen el cielo y lo más alto del cielo, la tierra y todo lo que hay en ella. Sin embargo, sólo con tus padres se unió con lazos de amor, y después de ellos los eligió a ustedes, que son su descendencia, prefiriéndolos a todos los demás pueblos.
Por eso, circunciden sus corazones y no persistan en su obstinación, porque el Señor, su Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, valeroso y temible, que no hace acepción de personas ni se deja sobornar. El hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da ropa y alimento. También ustedes amarán al extranjero, ya que han sido extranjeros en Egipto.
Teme al Señor, tu Dios, y sírvelo; vive unido a él y jura por su Nombre. El es tu gloria y tu Dios, y él realizó en tu favor esas tremendas hazañas de que fuiste testigo. Porque cuando tus padres bajaron a Egipto, eran apenas setenta personas, y ahora el Señor te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.»

Palabra de Dios.


4

Aunque una madre se olvide de su criatura, Yo no te olvidaré

Lectura del libro del profeta Isaías     49, 13-15

¡Griten de alegría, cielos, regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de sus pobres!
Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí.» ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!

Palabra de Dios.


5

Yo te amé con un amor eterno

Lectura del libro del profeta Jeremías     31, 1-4

«En aquel tiempo -oráculo del Señor- yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo.
Así habla el Señor : Halló gracia en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina hacia su descanso. De lejos se le apareció el Señor : Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad. De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente.»

Palabra de Dios.


6

Yo mismo apacentaré mis ovejas y las llevaré a descansar

Lectura de la profecía de Ezequiel     34, 11-16

Así habla el Señor:
¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas. Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país. Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.

Palabra de Dios.


7

Mi corazón se subleva contra mí

Lectura de la profecía de Oseas     11, 1. 3-4. 8c-9

Así habla el Señor:
Cuando Israel era niño, Yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. ¡Y Yo había enseñado a caminar a Efraím, lo tomaba por los brazos! Pero ellos no reconocieron que Yo los cuidaba.
Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para ellos como los que alzan a una criatura contra sus mejillas, me inclinaba hacia él y le daba de comer.
Mi corazón se subleva contra mí y se enciende toda mi ternura: no daré libre curso al ardor de mi ira, no destruiré otra vez a Efraím. Porque Yo soy Dios, no un hombre: soy el Santo en medio de ti, y no vendré con furor.

Palabra de Dios.

Primeras lecturas del Nuevo Testamento
durante el tiempo pascual

1

Cenaremos juntos

Lectura del libro del Apocalipsis     3, 14b. 20-22

El que el es Amén, el Testigo fiel y verídico, el Principio de las obras de Dios, afirma:
«Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias.»

Palabra de Dios.


2

Nos has rescatado para Dios, por medio de tu sangre

Lectura del libro del Apocalipsis     5, 6-12

Yo, Juan, vi un Cordero que parecía haber sido inmolado: estaba de pie entre el trono y los cuatro Seres Vivientes, en medio de los veinticuatro Ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra.
El Cordero vino y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. Cuando tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante el Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los Santos, y cantaban un canto nuevo, diciendo:
«Tú eres digno de tomar el libro y de romper los sellos, porque has sido inmolado, y por medio de tu Sangre, has rescatado para Dios a hombres de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones. Tú has hecho de ellos un Reino sacerdotal para nuestro Dios, y ellos reinarán sobre la tierra.»
Y después oí la voz de una multitud de Angeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, y exclamaban con voz potente:
«El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.»

Palabra de Dios.

Salmos responsoriales

1     SALMO     Is 12, 2-6

R.
Sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.


Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
Él fue mi salvación. R.

Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre. R.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! R.


2     SALMO     22, 1-6

R.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo. R.


3     SALMO     24, 4-5b. 6. 7b-10. 14

R.
¡Acuérdate de tu compasión, Señor!

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
Por tu bondad, Señor,
acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres. R.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza. R.


4     SALMO     32, 1-2. 4-5. 11-12. 18-21

R.
La tierra está llena del amor del Señor.

Aclamen, justos, al Señor:
es propio de los buenos alabarlo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor. R.

El designio del Señor permanece para siempre,
y sus planes, a lo largo de las generaciones.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia! R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Nuestro corazón se regocija en él:
nosotros confiamos en su santo Nombre. R.


5     SALMO     33, 2-9. 17-18. 19. 23

R.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R.

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y los salvó de sus angustias. R.

El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.

El Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias. R.

El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en él no serán castigados. R.


6     SALMO     102, 1-4. 6-8. 10

R.
El amor del Señor
permanece para siempre.


Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.

El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel. R.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.

Segundas lecturas del Nuevo Testamento

1

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma     5, 5-11

Hermanos:
La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado. En efecto, cuando todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado, murió por los pecadores.
Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor. Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Y ahora que estamos justificados por su sangre, con mayor razón seremos librados por él de la ira de Dios.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.
Y esto no es todo: nosotros nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien desde ahora hemos recibido la reconciliación.

Palabra de Dios.


2

Según la riqueza de su gracia,
que Dios derramó sobre nosotros

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso     1, 3-10

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.

Palabra de Dios.


3

Anunciar a los paganos la insondable riqueza de Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso     3, 8-12

Hermanos:
Yo, el menor de todos los santos, he recibido la gracia de anunciar a los paganos la insondable riqueza de Cristo, y poner de manifiesto la dispensación del misterio que estaba oculto desde siempre en Dios, el creador de todas las cosas, para que los Principados y las Potestades celestiales conozcan la infinita variedad de la sabiduría de Dios por medio de la Iglesia.
Este es el designio que Dios concibió desde toda la eternidad en Cristo Jesús, nuestro Señor, por quien nos atrevemos a acercarnos a Dios con toda confianza, mediante la fe en él.

Palabra de Dios.


4

Conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso     3, 14-19

Hermanos:
Doblo mis rodillas delante del Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Que él se digne fortificarlos por medio de su Espíritu, conforme a la riqueza de su gloria, para que crezca en ustedes el hombre interior. Que Cristo habite en sus corazones por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios.

Palabra de Dios.


5

En el corazón de Cristo Jesús

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos     1, 8-11

Hermanos:
Dios es testigo de que los quiero tiernamente a todos en el corazón de Cristo Jesús. Y en mi oración pido que el amor de ustedes crezca cada vez más en el conocimiento y en la plena comprensión, a fin de que puedan discernir lo que es mejor. Así serán encontrados puros e irreprochables en el Día de Cristo, llenos del fruto de justicia que proviene de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

Palabra de Dios.


6

El nos amó primero

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan     4, 7-16

Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
La señal de que permanecemos en él y él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu. Y nosotros hemos visto y atestiguamos que el Padre envió al Hijo como Salvador del mundo.
El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios, y Dios permanece en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él.

Palabra de Dios.

Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio

1     Cf. Mt 11, 25

Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.


2     Mt 11, 28

Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados,
y Yo los aliviaré.


3     Mt 11, 29a

Carguen sobre ustedes mi yugo
y aprendan de mí,
porque soy paciente y humilde de corazón.


4     Jn 10, 14

Yo soy el buen Pastor:
conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí.


5     Jn 15, 9

Como el Padre me amó,
también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor.


6     1Jn 4, 10b

Dios nos amó primero, y envió a su Hijo
como víctima propiciatoria por nuestros pecados.

EVANGELIOS

1

Soy paciente y humilde de corazón

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     11, 25-30

Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.»

Palabra del Señor.


2

Habrá alegría en el cielo por un pecador que se convierta

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     15, 1-10

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y como con ellos.»
Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido."
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»
Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido."
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte.»

Palabra del Señor.


3

Es justo que haya alegría,
porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     15, 1-3. 11-32

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y como con ellos.» Jesús les dijo entonces esta parábola: Jesús dijo también:
«Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno e los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo".
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!".
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".»

Palabra del Señor.


4

El buen Pastor da su vida por las ovejas

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     10, 11-18

Jesús dijo:
«Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre.»

Palabra del Señor.


5

Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     15, 1-8

Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

Palabra del Señor.


6

Este es mi mandamiento:
amense los unos a los otros, como Yo los he amado

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     15, 9-17

Jesús dijo a sus discípulos:
«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.

Palabra del Señor.


7

Yo los amé como Tú me amaste

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     17, 20-26

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo:
«Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.»

Palabra del Señor.


8

Le atravesó el costado, y en seguida brotó sangre y agua

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     19, 31-37

Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos. Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.

Palabra del Señor.