Lecturas de la novena semana durante el año

Año impar

Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

 

Lunes

Tobit seguía los caminos de la verdad

Principio del libro de Tobías     1, 3; 2, 1a-8
 
    Yo, Tobit, seguí los caminos de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida. Hice muchas limosnas a mis hermanos y a mis compatriotas deportados conmigo a Nínive, en el país de los Asirios.
    En nuestra fiesta de Pentecostés, que es la santa fiesta de las siete Semanas, me prepararon una buena comida y yo me dispuse a comer. Cuando me encontré con la mesa llena de manjares, le dije a mi hijo Tobías: «Hijo mío, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en Nínive a algún pobre que se acuerde de todo corazón del Señor, y tráelo para que comparta mi comida. Yo esperaré hasta que tú vuelvas.»
    Tobías salió a buscar a un pobre entre nuestros hermanos, pero regresó, diciéndome: «¡Padre!»
    Yo le pregunté: «¿Qué pasa, hijo?» Y él agregó: «Padre, uno de nuestro pueblo ha sido asesinado: lo acaban de estrangular en la plaza del mercado, y su cadáver está tirado allí.»
    Entonces me levanté rápidamente y, sin probar la comida, fuí a retirar el cadáver de la plaza, y lo deposité en una habitación para enterrarlo al atardecer.
    Al volver, me lavé y me puse a comer muy apenado, recordando las palabras del profeta Amós contra Betel:
        "Sus fiestas se convertirán en duelo
        y todos sus cantos en lamentaciones".
    Y me puse a llorar. A la caída del sol, cavé una fosa y enterré el cadáver.
    Mis vecinos se burlaban de mí, diciendo: «¡Todavía no ha escarmentado! Por este mismo motivo ya lo buscaron para matarlo. ¡Apenas pudo escapar, y ahora vuelve a enterrar a los muertos!»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 111, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 1a)
 
R.
¡Feliz el hombre que teme al Señor!.
 
O bien:
 
Aleluia.
 
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida. R.
 
En su casa habrá abundancia y riqueza,
su generosidad permanecerá para siempre.
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas:
es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.
 
Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud.
El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre. R.
 
 
ALELUIA     Cf. Ap 1, 5ab
 
Aleluia.
Jesucristo, eres el testigo fiel,
el primero que resucitó de entre los muertos;
nos amaste y nos purificaste de nuestros pecados,
por medio de tu sangre.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Apoderándose del hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     12, 1-12
 
    Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos:
    «Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
    A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.
    De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.
    Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: "Respetarán a mi hijo." Pero los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra." Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
    ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura:
        "La piedra que los constructores rechazaron
        ha llegado a ser la piedra angular:
        ésta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?".
    Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.
 
Palabra del Señor.

Martes

Me quedé completamente ciego

Lectura del libro de Tobías     2, 9-14
 
    Una noche, después de bañarme, salí al patio y me acosté a dormir junto a la pared, con la cara descubierta a causa del calor. Yo no sabía que arriba, en la pared, había unos gorriones; de pronto, su estiércol caliente cayó sobre mis ojos, produciéndome unas manchas blancas. Me hice atender por los médicos, pero cuantos más remedios me aplicaban, menos veía a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente ciego.
    Así estuve cuatro años privado de la vista, y todos mis parientes estaban afligidos. Ajicar me proveyó de lo necesario durante dos años, hasta que partió para Elimaida.
    Desde ese momento, mi esposa Ana empezó a trabajar en labores femeninas: hilaba lana, enviaba el tejido a sus clientes y recibía el pago correspondiente. Una vez, el siete del mes de Distros, terminó un tejido y lo entregó a sus clientes. Estos el pagaron lo que correspondía y, además, le regalaron un cabrito para comer. Cuando entró en mi casa, el cabrito comenzó a balar. Yo llamé a mi mujer y le pregunté: «¿De dónde salió este cabrito? ¿No habra sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer nada robado.» Ella me respondió: «¡Pero si es un regalo que me han hecho, además del pago!»
    Yo no le creí e insistía en que lo devolviera a sus dueños, llegando a enojarme con ella por este asunto.
    Entonces ella me replicó: «¿Para qué te sirvieron tus limosnas y tus obras de justicia? ¡Ahora se ve bien claro!»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 111, 1-2. 7-8. 9 (R.: cf. 7bc)
 
R.
El corazón del justo confía en el Señor.
 
O bien
 
Aleluia.
 
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
Su descendencia será fuerte en la tierra:
la posteridad de los justos es bendecida. R.
 
No tendrá que temer malas noticias:
su corazón está firme, confiado en el Señor.
Su ánimo está seguro, y no temerá,
hasta que vea la derrota de sus enemigos. R.
 
El da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad. R.
 
 
ALELUIA     Cf. Ef 1, 17-18
 
Aleluia.
El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine nuestros corazones,
para que podamos valorar la esperanza
a la que hemos sido llamados.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Den al César lo que es del César,
y a Dios lo que es de Dios.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     12, 13-17
 
    Le enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?»
    Pero Él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario.»
    Cuando se lo mostraron, preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?»
    Respondieron: «Del César.»
    Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios.»
    Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
 
Palabra del Señor.

Miércoles

Las plegarias de Tobit y de Sara fueron acogidas favorablemente
ante la gloria de Dios

Lectura del libro de Tobías     3, 1-11a. 16-17a
 
    Yo, Tobit, con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y lamentarme, diciendo:
        «Tú eres justo, Señor,
        y todas tus obras son justas.
        Todos tus caminos son fidelidad y verdad,
        y eres tú el que juzgas al mundo.
 
        Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame;
        no me castigues por mis pecados y mis errores,
        ni por los que mis padres cometieron delante de ti.
        Ellos desoyeron tus mandamientos
        y tú nos entregaste al saqueo,
        al cautiverio y a la muerte,
        exponiéndonos a las burlas,
        a las habladurías y al escarnio
        de las naciones donde nos has dispersado.
 
        Sí, todos tus juicios son verdaderos,
        cuando me tratas así por mis pecados,
        ya que no hemos cumplido tus mandamientos
        ni hemos caminado en la verdad delante de ti.
        Trátame ahora como mejor te parezca:
        retírame el aliento de vida,
        para que yo desaparezca de la tierra
        y quede reducido a polvo.
        Más me vale morir que vivir,
        porque he escuchado reproches injustos
        y estoy agobiado por la tristeza.
 
        Líbrame, Señor, de tanta opresión,
        déjame partir hacia la morada eterna
        y no apartes de mí tu rostro, Señor.
        Es preferible para mí la muerte,
        antes que ver tanta opresión en mi vida
        y seguir escuchando insultos».
 
    Ese mismo día sucedió que Sara, hija de Ragüel, que vivía en Ecbátana, en Media, fue insultada por una de las esclavas de su padre. Porque Sara se había casado siete veces, pero el malvado demonio Asmodeo, había matado a sus maridos, uno después de otro, antes de que tuvieran relaciones con ella. La esclava le dijo: «¡Eres tú la que matas a tus maridos! ¡Te has casado con siete y ni uno solo te ha dado su nombre! Que tus maridos hayan muerto no es razón para que nos castigues. ¡Ve a reunirte con ellos y que jamás veamos ni a un hijo ni a una hija tuyos!»
    Aquel día, Sara se entristeció mucho, se puso a llorar y subió a la habitación de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero luego pensó: «¿Y si esto da motivo a que insulten a mi padre y le digan: "Tú no tenías más que una hija querida, y ella se ha ahorcado por sus desgracias?" No quiero que por culpa mía mi anciano padre baje a la tumba lleno de tristeza. Mejor será que no me ahorque, sino que pida al Señor que me haga morir. Así no oiré más insultos en mi vida.»
    Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró al Señor.
    A un mismo tiempo, fueron acogidas favorablemente ante la gloria de Dios las plegarias de Tobit y de Sara, y fue enviado Rafael para curar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 24, 2-3. 4-5b. 6 y 7b. 8-9 (R.: 1b)
 
R.
¡A ti, Señor, elevo mi alma!
 
Dios mío, yo pongo en ti mi confianza;
¡que no tenga que avergonzarme
ni se rían de mí mis enemigos!
Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse:
se avergonzarán los que traicionan en vano. R.
 
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.
 
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
Por tu bondad, Señor,
acuérdate de mí según tu fidelidad. R.
 
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres. R.
 
 
ALELUIA     Jn 11, 25a. 26
 
Aleluia.
«Yo soy la Resurrección y la Vida.
El que vive y cree en mí no morirá jamás», dice el Señor.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

No es un Dios de muertos, sino de vivientes

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     12, 18-27
 
    Se acercaron a Jesús unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: «Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: "Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda."
    Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?»
    Jesús les dijo: «¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error.»
 
Palabra del Señor.

Jueves

¡Ten misericordia de ella y de mí,
y concédenos llegar juntos a la vejez!

Lectura del libro de Tobías     6, 10-11; 7, 1. 9-16; 8, 4-9a
 
    Cuando entraron en Media y ya se acercaban a Ecbátana, Rafael dijo al joven: «¡Hermano Tobías!» Este le preguntó: «¿Qué quieres?»
    El ángel continuó: «Es necesario que pasemos esta noche en casa de Ragüel; él es pariente tuyo y tiene una hija que se llama Sara.»
    Cuando llegaron a Ecbátana, Tobías dijo: «Hermano Azarías, llévame directamente a la casa de nuestro hermano Ragüel».
    El ángel lo llevó, y encontraron a Ragüel sentado a la puerta del patio. Ellos lo saludaron primero, y él les respondió: «¡Salud, hermanos, sean bienvenidos!» Y los hizo pasar a su casa.
    Luego mataron un cordero del rebaño y los recibieron cordialmente. Después de lavarse y bañarse, se pusieron a comer. Entonces Tobías dijo a Rafael: «Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi hermana Sara.»
 
    Ragüel lo oyó y dijo al joven: «Come y bebe, y disfruta de esta noche, porque nadie tiene más derecho que tú, hermano, a casarse con mi hija Sara. Ni siquiera yo puedo dársela a otro, ya que tú eres mi pariente más cercano. Pero ahora, hijo mío, te voy a hablar con toda franqueza. Ya se la he dado a siete de nuestros hermanos, y todos murieron la primera noche que iban a tener relaciones con ella. Por el momento, hijo mío, come y bebe; el Señor intervendrá en favor de ustedes.»
    Pero Tobías le replicó: «No comeré ni beberé hasta que hayas tomado una decisión sobre este asunto.»
    Ragüel le respondió: «¡Está bien! Ella te corresponde a ti según lo prescrito en la Ley de Moisés, y el Cielo decreta que te sea dada. Recibe a tu hermana. Desde ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana. A partir de hoy, es tuya para siempre. Que el Señor los asista esta noche, hijo mío, y les conceda su misericordia y su paz.»
    Ragüel hizo venir a su hija Sara. Cuando ella llegó, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: «Recíbela conforme a la Ley y a lo que está prescrito en el Libro de Moisés, que mandan dártela por esposa. Tómala y llévala sana y salva a la casa de tu padre. ¡Que el Dios del cielo los conduzca en paz por el buen camino»!
    Después llamó a la madre y le pidió que trajera una hoja de papiro. En ella redactó el contrato matrimonial, por el que entregaba a su hija como esposa de Tobías, conforme a lo prescrito en la Ley de Moisés. Después empezaron a comer y a beber.
    Ragüel llamó a su esposa Edna y le dijo: «Hermana, prepara la otra habitación, y llévala allí a Sara.» Ella fue a preparar la habitación, como se lo había dicho su esposo, llevó allí a Sara y se puso a llorar. Luego enjugó sus lágrimas y le dijo: «¡Animo, hija mía! ¡Que el Señor del cielo cambie tu pena en alegría!» Y salió.
 
    Mientras tanto, los padres habían salido de la habitación y cerraron la puerta. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: «Levántate, hermana, y oremos para pedir al Señor que nos manifieste su misericordia y su salvación.»
    Ella se levantó, y los dos se pusieron a orar para alcanzar la salvación. Él comenzó así:
        «¡Bendito seas, Dios de nuestros padres,
        y bendito sea tu Nombre
        por todos los siglos de los siglos!
        ¡Que te bendigan los cielos
        y todas tus criaturas
        por todos los siglos!
 
        Tú creaste a Adán
        e hiciste a Eva, su mujer,
        para que le sirviera de ayuda y de apoyo,
        y de ellos dos nació el género humano.
        Tú mismo dijiste:
        "No conviene que el hombre esté solo.
        Hagámosle una ayuda semejante a él".
 
        Yo ahora tomo por esposa a esta hermana mía,
        no para satisfacer una pasión desordenada,
        sino para constituir un verdadero matrimonio.
        ¡Ten misericordia de ella y de mí,
        y concédenos llegar juntos a la vejez!»
 
    Ambos dijeron: «¡Amén, amén!», y se acostaron para dormir.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 127. 1-2, 3. 4-5 (R.: cf. 1a)
 
R.
¡Feliz el que teme al Señor!
 
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
 
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
 
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén. R.
 
 
ALELUIA     Cf. 2Tim 1,10
 
Aleluia.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

No hay otro mandamiento más grande que éstos

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     12, 28-34
 
    Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?»
    Jesús respondió: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos.»
    El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios.»
    Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios.»
    Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
 
Palabra del Señor.

Viernes

El Señor me había herido, pero tuvo compasión de mi,
y ahora veo a mi hijo Tobías

Lectura del libro de Tobías       11, 5-18
 
    Ana estaba sentada con la mirada fija en el camino por donde debía volver su hijo. De pronto presintió que él llegaba y dijo al padre: «¡Ya viene tu hijo con su compañero!»
    Rafael dijo a Tobías, antes que él se acercara a su padre: «Seguro que tu padre va a recobrar la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan de sus ojos. Así tu padre recobrará la vista y verá la luz».
    La madre corrió a echarse al cuello de su hijo, diciéndole: «¡Ahora sí que puedo morir, porque te he vuelto a ver, hijo mío!» Y se puso a llorar.
    Tobit también se levantó y, tropezando, salió por la puerta del patio. Tobías corrió hacia él, con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos y, sosteniéndolo, le dijo: «¡Ãnimo, padre!» Después le aplicó el remedio y se lo frotó. Luego le sacó con ambas manos las escamas de los ojos. Entonces su padre lo abrazó llorando y le dijo: «¡Te veo, hijo mío, luz de mis ojos!» Y añadió:
        «¡Bendito sea Dios!
        ¡Bendito sea su gran nombre!
        ¡Benditos sean todos sus ángeles!
        ¡Que su gran nombre esté sobre nosotros!
        ¡Benditos sean todos los ángeles
        por todos los siglos!
        Porque Él me había herido,
        pero tuvo compasión de mí,
        y ahora veo a mi hijo Tobías».
    Tobías entró en la casa, lleno de gozo y bendiciendo a Dios en alta voz. Luego informó a su padre sobre el buen resultado de su viaje: le contó cómo había recuperado el dinero y cómo se había casado con Sara, hija de Ragüel. Y añadió: «Llegará de un momento a otro, porque está a las puertas de Nínive».
    Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive, bendiciendo a Dios lleno de alegría. Al verlo caminar con todo su vigor, sin la ayuda de nadie, los habitantes de Nínive quedaron maravillados. Tobit proclamaba delante de todos que Dios había tenido misericordia de él y le había devuelto la vista.
    Después se acercó a Sara, la esposa de su hijo Tobías, y la bendijo, diciendo: «¡Bienvenida, hija mía! ¡Bendito sea Dios que te trajo hasta nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías, y bendita seas tú, hija mía! ¡Entra en tu casa con gozo y bendición!»
    Ése fue un gran día de fiesta para todos los judíos de Nínive.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO     Sal 145, 1b-2c. 7-10 (R.: 1)
 
R.
¡Alaba alma mía, al Señor!
 
Alabaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, cantaré al Señor.
Él hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos. R.
 
El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
y protege a los extranjeros. R.
 
Sustenta al huérfano y a la viuda
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.
 
 
ALELUIA     Jn 14, 23

 
Aleluia.
«El que me ama será fiel a mi palabra,
y mi Padre lo amará e iremos a él», dice el Señor.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

¿Cómo pueden decir que el Mesías es hijo de David?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos      12, 35-37
 
    Jesús se puso a enseñar en el templo y preguntaba: «¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David ha. dicho, movido por el Espíritu Santo:
        "Dijo el Señor a mi Señor:
        Siéntate a mi derecha,
        hasta que ponga
        a tus enemigos debajo de tus pies".
    Si el mismo David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?»
    La multitud escuchaba a Jesús con agrado.
 
Palabra del Señor.

Sábado

Bendigan al Señor. Ahora subo a Aquél que me envió

Lectura del libro de Tobías     12, 1. 5-15. 20
 
    Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: «Hijo mío, ya es hora de pagarle lo convenido a tu compañero, agregando incluso algo más».
    Tobías llamó a su compañero y le dijo: «Toma en pago la mitad de lo que has traído, y vete en paz».
    Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Bendigan a Dios, y celébrenlo delante de todos los vivientes por los bienes que él les ha concedido, para que todos bendigan y alaben su Nombre. Hagan conocer debidamente a todos los hombres las obras de Dios y nunca dejen de celebrarlo. Es bueno mantener oculto el secreto del rey, pero las obras de Dios hay que revelarlas y publicarlas como es debido. Practiquen el bien, y así el mal nunca los dañará.
    La oración con el ayuno y la limosna con la justicia valen más que la riqueza con la iniquidad. Vale más hacer limosna que amontonar oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de una larga vida. Los que pecan y practican la injusticia son enemigos de su propia vida.
    Voy a decirles toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les dije que es bueno mantener oculto el secreto del rey y revelar dignamente las obras de Dios. Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor; y lo mismo cuando tú enterrabas a los muertos. Cuando no dudabas en levantarte de la mesa, dejando la comida para ir a sepultar un cadáver, yo fui enviado para ponerte a prueba. Pero Dios también me envió para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia.
    Por eso, bendigan al Señor sobre la tierra y celebren a Dios. Ahora subo a Aquél que me envió. Pongan por escrito todo lo que les ha sucedido». Y en seguida se elevó.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
      Tb 13,2.6. 7. 8 (R.: 2a)
 
R.
¡Bendito sea Dios, que vive eternamente!
 
Él castiga y tiene compasión,
hace bajar hasta el Abismo
y hace subir de la gran Perdición,
sin que nadie escape de su mano. R.
 
Miren lo que ha hecho con ustedes
y celébrenlo en alta voz.
Bendigan al Señor de la justicia
y glorifiquen al Rey de los siglos. R.
 
Yo lo celebro en el país del destierro,
y manifiesto su fuerza y su grandeza
a un pueblo pecador.
Glorifiquen al Rey de los siglos. R.
 
¡Conviértanse, pecadores,
y practiquen la justicia en su presencia!
¡Quién sabe si él no les será favorable
y tendrá misericordia de ustedes! R.
 
 
ALELUIA     Mt 5, 3

Aleluia.
Felices los que tienen alma de pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.
 
 
EVANGELlO

Esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     12, 38-44
 
    Jesús enseñaba a la multitud:
    «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas  y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Éstos serán juzgados con más severidad».
    Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
    Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».
 
Palabra del Señor.