Lecturas de la decimosegunda semana durante el año
Año impar
Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado
Abrám partió, como el Señor se lo había ordenado
Lectura del libro del Génesis 12, 1-9
El Señor dijo a Abrám:
«Deja tu tierra natal
y la casa de tu padre,
y ve al país que yo te mostraré.
Yo haré de ti una gran nación
y te bendeciré;
engrandeceré tu nombre
y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré al que te maldiga,
y por ti se bendecirán
todos los pueblos de la tierra.»
Abrám partió, como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él.
Cuando salió de Jarán, Abrám tenía setenta y cinco años. Tomó a su esposa Sarai,
a su sobrino Lot, con todos los bienes que habían adquirido y todas las personas
que habían reunido en Jarán, y se encaminaron hacia la tierra de Canaán.
Al llegar a Canaán, Abrám recorrió el país hasta el lugar santo de Siquém, hasta
la encina de Moré.
En ese tiempo, los cananeos ocupaban el país. Entonces el Señor se apareció a
Abrám y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia.»
Allí Abrám erigió un altar al Señor, que se la había aparecido. Después se
trasladó hasta la región montañosa que está al este de Betel, y estableció su
campamento, entre Betel, que quedaba al oeste, y Ai, al este. También allí
erigió un altar al Señor e invocó su Nombre.
Luego siguió avanzando por etapas hasta el Négueb.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 32, 12-13. 18-19. 20 y 22 (R.: 12b)
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor!
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo
y contempla a todos los hombres. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.
ALELUIA Heb 4, 12
Aleluia.
La Palabra de Dios es viva y eficaz;
discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón.
Aleluia.
EVANGELIO
Saca primero la viga de tu ojo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 1-5
Jesús dijo a sus discípulos:
No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen
se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la
viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Deja que te saque
la paja de tu ojo», si hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga
de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Palabra del Señor.
No haya altercados entre nosotros dos, porque somos hermanos
Lectura del libro del Génesis 13, 2. 5-18
Abrám tenía muchas riquezas en ganado, plata y oro. Lot, que acompañaba a Abrám,
también tenía ovejas, vacas y carpas. Y como los dos tenían demasiadas riquezas,
no había espacio suficiente para que pudieran habitar juntos. Por eso, se
produjo un altercado entre los pastores de Abrám y los de Lot. En ese tiempo,
los cananeos y los perizitas ocupaban el país.
Abrám dijo a Lot: «No quiero que haya altercados entre nosotros dos, ni tampoco
entre tus pastores y los míos, porque somos hermanos. ¿No tienes todo el país
por delante? Sepárate de mí: si tú vas hacia la izquierda, yo iré hacia la
derecha; y si tú vas hacia la derecha, yo iré hacia la izquierda.»
Lot dirigió una mirada a su alrededor, y vio que toda la región baja del Jordán,
hasta llegar a Soar, estaba tan bien regada como el Jardín del Señor o como la
tierra de Egipto. Esto era antes que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra.
Entonces Lot eligió para sí toda la región baja del Jordán y se dirigió hacia el
este. Así se separaron el uno del otro: Abrám permaneció en Canaán, mientras que
Lot se estableció entre las ciudades de la región baja, poniendo su campamento
cerca de Sodoma. Pero los habitantes de Sodoma eran perversos y pecaban
gravemente contra el Señor.
El Señor dijo a Abrám, después que Lot se separó de él: «Levanta los ojos, y
desde el lugar donde estás, mira hacia el norte y el sur, hacia el este y el
oeste, porque toda la tierra que alcances a ver, te la daré a ti y a tu
descendencia para siempre. Yo haré que tu descendencia sea numerosa como el
polvo de la tierra. Si alguien puede contar los granos de polvo, también podrá
contar tu descendencia. Ahora recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque yo
te lo daré.»
Entonces Abrám trasladó su campamento y fue a establecerse junto al encinar de
Mamré, que está en Hebrón. Allí erigió un altar al Señor.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 14, 2-3a. 3b-4b. 5 (R.: 1b)
R. ¿Quién habitará en tu casa, Señor?
El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará. R.
ALELUIA Jn 8, 12
Aleluia.
«Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la Vida», dice el Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes,
háganlo por ellos.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 6. 12-14
Jesús dijo a sus discípulos:
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no
sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto
consiste la Ley y los Profetas.
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta
y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Palabra del Señor.
Abraham creyó en Dios
y esto le fue tenido en cuenta para su justificación,
y el Señor hizo una alianza con él
Lectura del libro del Génesis
15, 1-12. 17-18
La palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos términos: «No temas,
Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy grande.»
«Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y
el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?» Después añadió: «Tú no me has
dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero.»
Entonces el Señor le dirigió esta palabra: «No, ese no será tu heredero; tu
heredero será alguien que nacerá de ti.» Luego lo llevó afuera y continuó
diciéndole: «Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas.» Y añadió:
«Así será tu descendencia.»
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.
Entonces el Señor le dijo: «Yo soy el Señor que te hice salir de Ur de los
caldeos para darte en posesión esta tierra.» «Señor, respondió Abrám, ¿cómo
sabré que la voy a poseer?»
El Señor le respondió: «Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos
de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma.»
Él trajo todos estos animales, los cortó por la mitad y puso
cada mitad una frente a otra, pero no dividió los pájaros. Las aves de rapiña se
abalanzaron sobre los animales muertos, pero Abrám las espantó.
Al ponerse el sol, Abrám cayó en un profundo sueño, y lo invadió un gran temor,
una densa oscuridad. Cuando se puso el sol y estuvo completamente oscuro, un
horno humeante y una antorcha encendida pasaron en medio de los animales
descuartizados. Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abrám diciendo: «Yo he
dado esta tierra a tu descendencia, desde el Torrente de Egipto hasta el Gran
Río, el río Eufrates.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9 (R.: 8a)
R. El Señor se acuerda eternamente de su Alianza.
O bien:
Aleluia.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas! R.
¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro!. R.
Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos. R.
Él se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac. R.
ALELUIA Jn 15, 4a. 5b
Aleluia.
«Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes.
El que permanece en mí, da mucho fruto», dice el Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
Por sus frutos los reconocerán
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles
de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol
bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol
bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por
sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Palabra del Señor.
Agar dio a Abrám un hijo, y Abrám lo llamó Ismael
Lectura del libro del Génesis
16, 1-12. 15-16
Sarai, la esposa de Abrám, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una
esclava egipcia llamada Agar. Sarai dijo a Abrám: «Ya que el Señor me impide ser
madre, únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.» Y Abrám
accedió al deseo de Sarai.
Ya hacía diez años que Abrám vivía en Canaán, cuando Sarai, su esposa, le dio
como mujer a Agar, la esclava egipcia. El se unió con Agar, y ella concibió un
hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña.
Entonces Sarai dijo a Abrám: «Que mi afrenta recaiga sobre ti. Yo misma te
entregué a mi esclava, y ahora, al ver que está embarazada, ella me mira con
desprecio. El Señor sea nuestro juez, el tuyo y el mío.»
Abrám respondió a Sarai: «Puedes disponer de tu esclava. Trátala como mejor te
parezca.»
Entonces Sarai la humilló de tal manera, que ella huyó de su presencia.
El Angel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial -la fuente
que está en el camino a Sur- y le preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde
vienes y adónde vas?»
«Estoy huyendo de Sarai, mi dueña», le respondió ella.
Pero el Angel del Señor le dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a
ella.» Luego añadió: «Yo multiplicaré de tal manera el número de tus
descendientes, que nadie podrá contarlos.» Y el Angel del Señor le siguió
diciendo: «Tú has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael,
porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno
salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá
enfrentado a todos sus hermanos.»
Después Agar dio a Abrám un hijo, y Abrám lo llamó Ismael.
Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abrám tenía ochenta y seis años.
Palabra de Dios.
O bien más breve:
Lectura del libro del Génesis 16, 6b-12. 15-16
Sarai humilló a Agar de tal manera, que ella huyó de su presencia.
El Angel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial -la fuente
que está en el camino a Sur- y le preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde
vienes y adónde vas?»
«Estoy huyendo de Sarai, mi dueña», le respondió ella.
Pero el Angel del Señor le dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a
ella.» Luego añadió: «Yo multiplicaré de tal manera el número de tus
descendientes, que nadie podrá contarlos.» Y el Angel del Señor le siguió
diciendo: «Tu has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael,
porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno
salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá
enfrentado a todos sus hermanos.»
Después Agar dio a Abrám un hijo, y Abrám lo llamó Ismael.
Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abrám tenía ochenta y seis años.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 105, 1-2. 3-4a. 4b-5 (R.: 1a)
R.
¡Den gracias al Señor porque es bueno!
O bien:
Aleluia.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
¿Quién puede hablar de las proezas del Señor
y proclamar todas sus alabanzas? R.
¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!
Acuérdate de mí, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo. R.
Visítame con tu salvación,
para que vea la felicidad de tus elegidos,
para que me alegre con la alegría de tu nación
y me gloríe con el pueblo de tu herencia. R.
ALELUIA Jn 14, 23
Aleluia.
«El que me ama será fiel a mi palabra,
y mi Padre lo amará e iremos a él», dice el Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
La casa edificada sobre roca
y la casa edificada sobre arena
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 21-29
Jesús dijo a sus discípulos:
«No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los
Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu
Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?"
Entonces yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los
que hacen el mal."
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica,
puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y
sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre
roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse
a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias,
se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa:
esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su
enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor.
Todos los varones deberán ser
circuncidados en señal de mi Alianza.
Sara te dará un hijo.
Lectura del libro del Génesis
17, 1. 4-5. 9-10. 15-22
Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: «Yo
soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Esta será
mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te
llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te
he constituido padre de una multitud de naciones.» Después, Dios dijo a Abraham:
«Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a
lo largo de las generaciones. Y esta es mi alianza con ustedes, a la que
permanecerán fieles tú y tus descendientes: todos los varones deberán ser
circuncidados.»
También dijo Dios a Abraham: «A Sarai, tu esposa, no la llamarás más Sarai, sino
que su nombre será Sara. Yo la bendeciré y te daré un hijo nacido de ella, al
que también bendeciré. De ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de
pueblos.»
Abraham cayó con el rostro en tierra, y se sonrió, pensando: «¿Se puede tener un
hijo a los cien años? Y Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?»
Entonces Abraham dijo a Dios: «Basta con que Ismael viva feliz bajo tu
protección.»
Pero Dios le respondió: «No, tu esposa Sara te dará un hijo, a quien pondrás el
nombre de Isaac. Yo estableceré mi alianza con él y con su descendencia como una
alianza eterna. Sin embargo, también te escucharé en lo que respecta a Ismael:
lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia muy numerosa; será
padre de doce príncipes y haré de él una gran nación. Pero mi alianza la
estableceré con Isaac, el hijo que Sara te dará el año próximo, para esta misma
época.»
Y cuando terminó de hablar, Dios se alejó de Abraham.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: 4)
R. ¡Feliz el que teme al Señor!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén! R.
ALELUIA Mt 8, 17
Aleluia.
Cristo tomó nuestras debilidades
y cargó sobre sí nuestras enfermedades.
Aleluia.
EVANGELIO
Si quieres, puedes purificarme
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
8, 1-4
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un
leproso fue a postrarse ante él y le dijo: «Señor, si quieres,
puedes purificarme.» Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero,
queda purificado.» Y al instante quedó purificado de su lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarse al sacerdote y
entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio.»
Palabra del Señor.
¿Acaso hay algo imposible para el Señor?
Cuando yo vuelva a verte, Sara habrá tenido un hijo.
Lectura del libro del Génesis 18, 1-15
El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba
sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos,
divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a
su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo:
«Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante
de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y
descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan,
para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han
pasado junto a su servidor»
Ellos respondieron: «Está bien. Puedes hacer lo que dijiste.»
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le
dijo: «¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas
tortas.»
Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien
cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo.
Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras
comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol.
Ellos le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?»
«Ahí en la carpa», les respondió.
Entonces uno de ellos le dijo: «Volveré a verte sin falta en el año entrante, y
para ese entonces Sara habrá tenido un hijo.»
Mientras tanto, Sara había estado escuchando a la entrada de la carpa, que
estaba justo detrás de él. Abraham y Sara eran ancianos de edad avanzada, y los
períodos de Sara ya habían cesado. Por eso, ella rió en su interior, pensando:
«Con lo vieja que soy, ¿volveré a experimentar el placer? Además, ¡mi marido es
tan viejo!»
Pero el Señor dijo a Abraham: «¿Por qué se ha reído Sara, pensando que no podrá
dar a luz, siendo tan vieja? ¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Cuando yo
vuelva a verte para esta época, en el año entrante, Sara habrá tenido un hijo.»
Ella tuvo miedo, y trató de engañarlo, diciendo: «No, no me he reído.»
Pero él le respondió: «Sí, te has reído.»
Palabra de Dios.
SALMO Lc 1, 46-47. 48-49. 50 y 53. 54-55 (R.: cf. 54b)
R. El Señor se acordó de su misericordia.
«Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios,
mi Salvador. R.
Porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo! R.
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías. R.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham
y de su descendencia para siempre.» R.
ALELUIA Mt 8, 17
Aleluia.
Cristo tomó nuestras debilidades
y cargó sobre sí nuestras enfermedades.
Aleluia.
EVANGELIO
Muchos vendrán de Oriente y de Occidente,
y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
8, 5-17
Al entrar en Cafarnaún, se acercó a Jesús un centurión, rogándole: «Señor, mi
sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente.» Jesús le
dijo: «Yo mismo iré a curarlo.»
Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa;
basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no
soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis
órdenes: "Ve", él va, y a otro: "Ven", él viene; y cuando
digo a mi sirviente: "Tienes que hacer esto", él lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no
he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos
vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y
Jacob, en el Reino de los Cielos; en cambio, los herederos del Reino serán
arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes.» Y
Jesús dijo al centurión: «Ve, y que suceda como has creído.» Y el sirviente se
curó en ese mismo momento.
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con
fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a
servirlo.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a
los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo
que había sido anunciado por el profeta Isaías:
"El tomó nuestras debilidades
y
cargó sobre sí nuestras enfermedades".
Palabra del Señor.