Lecturas de la decimoquinta semana durante el año
Año par
Lunes - Martes - Miércoles -
Jueves - Viernes - Sábado
Lunes
Se te ha indicado, hombre, qué exige de ti el Señor
Lectura de la profecía de Miqueas 6, 1-4. 6-8
Escuchen lo que dice el Señor:
«¡Levántate, convoca a juicio a las montañas y que las colinas escuchen tu voz!
¡Escuchen, montañas, el pleito del Señor, atiendan, fundamentos de la tierra!
Porque el Señor tiene un pleito con su pueblo, entabla un proceso contra Israel:
"¿Qué te hice, pueblo mío, o en qué te molesté? Respóndeme. ¿Será porque te hice
subir de Egipto, porque te rescaté de un lugar de esclavitud y envié delante de
ti a Moisés, Aarón y Miriam?"»
¿Con qué me presentaré al Señor y me postraré ante el Dios de las alturas? ¿Me
presentaré a él con holocaustos, con terneros de un año? ¿Aceptará el Señor
miles de carneros, millares de torrentes de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito
por mi rebeldía, al fruto de mis entrañas por mi propio pecado? Se te ha
indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor : nada más que
practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 49, 5-6.8-9.16b-17.21.23 (R.: 23b)
R. Al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.
«Reúnanme a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un sacrificio.»
¡Que el cielo proclame su justicia,
porque el Señor es el único Juez! R.
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!
Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales. R.
«¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras? R.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.
El que ofrece sacrificios de alabanza,
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.» R.
ALELUIA Cf. Sal 94, 7d. 8a
Aleluia.
No endurezcan su corazón,
sino escuchen la voz del Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
En el día del Juicio, la Reina del Sur
se levantará contra esta generación.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
12, 38-42
Algunos escribas y fariseos le dijeron a Jesús: «Maestro, queremos que nos hagas
ver un signo.»
El les respondió: «Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no
se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días
y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de
la tierra tres días y tres noches.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y
la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí
hay alguien que es más que Jonás.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la
condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.»
Palabra del Señor.
Tú arrojarás en lo más profundo del mar
todos nuestros pecados
Lectura de la profecía de Miqueas
7, 14-15.18-20
Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive
solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y
en Galaad, como en los tiempos antiguos! Como en los días en que salías de
Egipto, muéstranos tus maravillas.
¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del
resto de tu herencia? El no mantiene su ira para siempre, porque ama la
fidelidad.
El volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás
en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a
Jacob y tu fidelidad a Abraham, como lo juraste a nuestros padres desde los
tiempos remotos.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 84, 2-4. 5-6. 7-8 (R.: 8a)
R. ¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia!
Fuiste propicio, Señor, con tu tierra,
cambiaste la suerte de Jacob;
perdonaste la culpa de tu pueblo,
lo absolviste de todos sus pecados;
reprimiste toda tu indignación
y aplacaste el ardor de tu enojo. R.
¡Restáuranos, Dios, salvador nuestro;
olvida tu aversión hacia nosotros!
¿Vas a estar enojado para siempre?
¿Mantendrás tu ira eternamente? R.
¿No volverás a darnos la vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación! R.
ALELUIA Jn 14, 23
Aleluia.
Dice el Señor:
El que me ama será fiel a mi palabra,
y mi Padre lo amará e iremos a él.
Aleluia.
EVANGELIO
Señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
Estos son mi madre y mis hermanos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
12, 46-50
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban
afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos
están ahí afuera y quieren hablarte.»
Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y señalando
con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque
todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano,
mi hermana y mi madre.»
Palabra del Señor.
Te había constituido profeta para las naciones.
Lectura del libro del profeta Jeremías
1, 1.4-10
Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en
territorio de Benjamín.
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras
del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las
naciones.»
Yo respondí: «¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.»
El Señor me dijo: «No digas: "Soy demasiado joven", porque tú irás adonde yo te
envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No temas delante de ellos, porque yo
estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.»
El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tu
boca. Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para
arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 70, 1-4a.5-6b.15ab.17 (R.: cf. 15)
R. Mi boca anunciará tu salvación, Señor.
Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R.
Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
ALELUIA
Aleluia.
La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo;
el que lo encuentra permanece para siempre.
Aleluia.
EVANGELIO
Dieron fruto centuplicado
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 1-9
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran
multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse
en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló
extensamente por medio de parábolas.
Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas
cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno
pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra
era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz,
se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras
cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!»
Palabra del Señor.
Me abandonaron a mí, la fuente de agua viva,
para cavarse cisternas agrietadas
Lectura del libro del profeta Jeremías
2, 1-3.7-8.12-13
La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
«Ve a gritar a los oídos de Jerusalén: Así habla el Señor: Recuerdo muy bien la
fidelidad de tu juventud, el amor de tus desposorios, cuando me seguías por el
desierto, por una tierra sin cultivar. Israel era algo sagrado para el Señor,
las primicias de su cosecha: todos los que comían de él se hacían culpables, les
sobrevenía una desgracia -oráculo del Señor-
Yo los hice entrar en un país de vergeles, para que comieran de sus frutos y sus
bienes; pero ustedes entraron y contaminaron mi país e hicieron de mi herencia
una abominación. Los sacerdotes no preguntaron: "¿Dónde está el Señor?", los
depositarios de la Ley no me conocieron, los pastores se rebelaron contra mí,
los profetas profetizaron en nombre de Baal y fueron detrás de los que no sirven
de nada.
¡Espántense de esto, cielos, horrorícense y queden paralizados! -oráculo del
Señor-. Porque mi pueblo ha cometido dos maldades: me abandonaron a mí, la
fuente de agua viva, para cavarse cisternas, cisternas agrietadas, que no
retienen el agua.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 35, 6-7b. 8-9. 10-11 (R.: 10a)
R. En ti, Señor, está la fuente de la vida.
Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo,
tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas,
tus juicios, como un océano inmenso. R.
¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor!
Por eso los hombres se refugian
a la sombra de tus alas.
Se sacian con la abundancia de tu casa,
les das de beber del torrente de tus delicias. R.
En ti está la fuente de la vida,
y por tu luz vemos la luz.
Extiende tu gracia sobre los que te reconocen,
y tu justicia sobre los rectos del corazón. R.
ALELUIA Cf. Mt 11, 25
Aleluia.
Bendito eres, Padre,
Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino
a los pequeños.
Aleluia.
EVANGELIO
A vosotros se os ha concedido
conocer los misterios del Reino de los Cielos,
pero a ellos no.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 10-17
En aquel tiempo, los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas
por medio de parábolas?»
El les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino
de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y
tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por
eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan
ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:
Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el
corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado
sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no
comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.
Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque
oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven,
y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.»
Palabra del Señor.
Os daré pastores según mi corazón.
Todas las naciones se reunirán en Jerusalén
Lectura del libro del profeta Jeremías
3, 14-17
«¡Vuelvan, hijos apóstatas -oráculo del Señor- porque yo soy el dueño de
ustedes! Yo los tomaré, a uno de una ciudad y a dos de una familia, y los
conduciré a Sión. Después les daré pastores según mi corazón, que los
apacentarán con ciencia y prudencia. Y cuando ustedes se hayan multiplicado y
fructificado en el país, en aquellos días -oráculo del Señor- ya no se hablará
más del Arca de la Alianza del Señor, ni se pensará más en ella; no se la
recordará, ni se la echará de menos, ni se la volverá a fabricar.
En aquel tiempo, se llamará a Jerusalén "Trono del Señor";
todas las naciones se reunirán en ella, y ya no seguirán más los impulsos de su
corazón obstinado y perverso.»
Palabra de Dios.
SALMO Jer 31, 10. 11-12b. 13 (R.: cf. 10d)
R. El Señor nos cuidará como un pastor a su rebaño.
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.» R.
Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.
ALELUIA Cf. Lc 8, 15
Aleluia.
Felices los que retienen la Palabra de Dios
con un corazón bien dispuesto
y dan fruto gracias a su constancia.
Aleluia.
EVANGELIO
El que escucha la Palabra y la comprende produce fruto.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 18-23
Jesús dijo a sus discípulos:
«Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien
oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que
había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde
del camino.
El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra,
la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es
inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de
la Palabra, inmediatamente sucumbe.
El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero
las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no
puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la
comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno.»
Palabra del Señor.
¿Pensáis que es una cueva de ladrones
esta casa que es llamada con mi nombre?
Lectura del libro del profeta Jeremías
7, 1-11
Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: «Párate a la
puerta de la Casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Tu dirás: Escuchen la
palabra del Señor, todos ustedes, hombres de Judá que entran por estas puertas
para postrarse delante del Señor.
Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmienden su conducta y
sus acciones, y yo haré que ustedes habiten en este lugar. No se fíen de estas
palabras ilusorias: "¡Aquí está el Templo del Señor, el Templo del Señor, el
Templo del Señor!"
Pero si ustedes enmiendan realmente su conducta y sus acciones, si de veras se
hacen justicia unos a otros, si no oprimen al extranjero, al huérfano y a la
viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van detrás de otros
dioses para desgracia de ustedes mismos, entonces yo haré que ustedes habiten en
este lugar, en el país que he dado a sus padres desde siempre y para siempre.
¡Pero ustedes se fían de palabras ilusorias, que no sirven para nada! ¡Robar,
matar, cometer adulterio, jurar en falso, quemar incienso a Baal, ir detrás de
otros dioses que ustedes no conocían! Y después vienen a presentarse delante de
mí en esta Casa que es llamada con mi Nombre, y dicen: "¡Estamos salvados!",
a fin de seguir cometiendo todas estas abominaciones.
¿Piensan acaso que es una cueva de ladrones esta Casa que es llamada con mi
Nombre? Pero yo también veo claro -oráculo del Señor-.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 83, 3. 4. 5-6a y 8a. 11 (R.: 2)
R. ¡Qué amable es tu Morada, Señor del universo!
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente. R.
Hasta el gorrión encontró una casa,
y la golondrina tiene un nido
donde poner sus pichones,
junto a tus altares, Señor del universo,
mi Rey es mi Dios. R.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti!
Ellos avanzan con vigor siempre creciente. R.
Vale más un día en tus atrios
que mil en otra parte;
yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios
antes que vivir entre malvados. R.
ALELUIA Sant 1, 21bc
Aleluia.
Reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes,
que es capaz de salvarlos.
Aleluia.
EVANGELIO
Dejad que crezcan juntos hasta la siega
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
13, 24-30
Jesús propuso a la gente otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su
campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del
trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también
apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le
dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que
ahora hay cizaña en él?"
El les respondió: "Esto lo ha hecho algún enemigo".
Los peones replicaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
"No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de
arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces
diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para
quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero."»
Palabra del Señor.