Lecturas de la decimoctava semana durante el año

Año impar

Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

 

Lunes

Yo solo no puedo soportar el peso de este pueblo

Lectura del libro de los Números     11, 4b-15
 
    Los israelitas dijeron: «¡Si al menos tuviéramos carne para comer! ¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos! ¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!»
    El maná se parecía a la semilla de cilantro y su color era semejante al del bedelio. El pueblo tenía que ir a buscarlo; una vez recogido, lo trituraban con piedras de moler o lo machacaban en un mortero, lo cocían en una olla, y lo preparaban en forma de galletas. Su sabor era como el de un pastel apetitoso. De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná.
    Moisés oyó llorar al pueblo, que se había agrupado por familias, cada uno a la entrada de su carpa. El Señor se llenó de una gran indignación, pero Moisés, vivamente contrariado, le dijo: «¿Por qué tratas tan duramente a tu servidor? ¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo este pueblo? ¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo dio a luz, para que me digas: "Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres?" ¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a todos los que están llorando a mi lado y me dicen: "Danos carne para comer"? Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto. Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males.»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 80, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 2a)
 
R. ¡Escuchemos la voz del Señor!.
 
Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
por eso los entregué a su obstinación,
para que se dejaran llevar por sus caprichos. R.
 
¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores. R.
 
Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese sería su destino para siempre;
yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre. R.
 
 
ALELUIA     Mt 4, 4b
 
Aleluia.
El hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición
y dio los panes a sus discípulos,
y ellos los distribuyeron entre la multitud

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     14, 13-21
 
    Al enterarse de la muerte de Juan el Bautista, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
    Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»
    Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»
    Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.»
    «Tráiganmelos aquí», les dijo.
    Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
    Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
 
Palabra del Señor.

Martes

No sucede con Moisés como con los demás profetas;
¿por qué se han atrevido a hablar contra él?

Lectura del libro de los Números     12, 1-13
 
    En aquellos días:
    Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus. «¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?» Y el Señor oyó todo esto.
    Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra.
    De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: «Vayan los tres a la Carpa del Encuentro.»
    Cuando salieron los tres, el Señor descendió en la columna de nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron, y el Señor les dijo: «Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño. No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa. Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y él contempla la figura del Señor.
    ¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?»
    Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.
    Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa, dijo a Moisés: «Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad. No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne.»
    Moisés invocó al Señor, diciendo: «¡Te ruego, Dios, que la cures!»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 50, 3-4. 5-6a. 6b-7. 12-13 (R.: cf. 3a)
 
R.
¡Piedad, Señor, porque pequé contra ti!
 
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado! R.
 
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos. R.
 
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre. R.
 
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
 
 
ALELUIA     Jn 1, 49b
 
Aleluia.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Mándame ir a tu encuentro sobre el agua

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     14, 22-36
 
    Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
    La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
    Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»
    Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.»
    «Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»
    En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»
    Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.
 
Palabra del Señor.
 
 
O a elección, especialmente en el año A, en que el Evangelio anterior ya se leyó el domingo precedente:

Toda planta que no haya plantado mi Padre
será arrancada de raíz

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo   ;  15, 1-2. 10-14
 
    Unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?»
    Jesús llamó a la multitud y le dijo: «Escuchen y comprendan. Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella.»
    Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?»
    Él les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo.»
 
Palabra del Señor.

Miércoles

Despreciaron una tierra envidiable

Lectura del libro de los Números     13, 1-2. 25 -- 14, 1. 26-33
 
    El Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán: «Envía unos hombres a explorar el país de Canaán, que yo doy a los israelitas; enviarás a un hombre por cada una de sus tribus paternas, todos ellos jefes de tribu.»
    Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país. Entonces fueron a ver a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de los israelitas en Cadés, en el desierto de Parán, y les presentaron su informe, al mismo tiempo que les mostraban los frutos del país. Les contaron lo siguiente: «Fuimos al país donde ustedes nos enviaron; es realmente un país que mana leche y miel, y estos son sus frutos. Pero, ¡qué poderosa es la gente que ocupa el país! Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. Además, vimos allí a los anaquitas. Los amalecitas habitan en la región del Négueb; los hititas, los jebuseos y los amorreos ocupan la región montañosa; y los cananeos viven junto al mar y a lo largo del Jordán.»
    Caleb trató de animar al pueblo que estaba junto a Moisés, diciéndole: «Subamos en seguida y conquistemos el país, porque ciertamente podremos contra él.» Pero los hombres que habían subido con él replicaron: «No podemos atacar a esa gente, porque es más fuerte que nosotros.» Y divulgaron entre los israelitas falsos rumores acerca del país que habían explorado, diciendo: «La tierra que recorrimos y exploramos devora a sus propios habitantes. Toda la gente que vimos allí es muy alta. Vimos a los gigantes -los anaquitas son raza de gigantes-. Nosotros nos sentíamos como langostas delante de ellos, y esa es la impresión que debimos darles.»
    Entonces la comunidad en pleno prorrumpió en fuertes gritos, y el pueblo lloró toda aquella noche.
    Luego el Señor dijo a Moisés y a Aarón: «¿Hasta cuándo esta comunidad perversa va a seguir protestando contra mí? Ya escuché las incesantes protestas de los israelitas. Por eso, diles: "Juro por mi vida, palabra del Señor, que los voy a tratar conforme a las palabras que ustedes han pronunciado. Por haber protestado contra mí, sus cadáveres quedarán tendidos en el desierto: los cadáveres de todos los registrados en el censo, de todos los que tienen más de veinte años. Ni uno solo entrará en la tierra donde juré establecerlos, salvo Caleb hijo de CIefuné y Josué hijo de Nun. A sus hijos, en cambio, a los que ustedes decían que iban a ser llevados como botín, sí los haré entrar; ellos conocerán la tierra que ustedes han despreciado. Pero los cadáveres de ustedes quedarán tendidos en este desierto. Mientras tanto sus hijos andarán vagando por el desierto"».
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 105, 6-7a. 13-14. 21-22. 23 (R.: 4a)
 
R.
¡Acuérdate de nosotros, Señor!
 
O bien:
 
Aleluia.
 
Hemos pecado, igual que nuestros padres;
somos culpables, hicimos el mal:
nuestros padres, cuando estaban en Egipto,
no comprendieron tus maravillas. R.
 
Muy pronto se olvidaron de las obras del Señor,
no tuvieron en cuenta su designio;
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la soledad. R.
 
Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo. R.
 
El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor. R.
 
 
ALELUIA     Lc 7, 16b
 
Aleluia.
Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros
y Dios ha visitado a su Pueblo.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Mujer, ¡qué grande es tu fe!

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     15, 21-28
 
    Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.» Pero él no le respondió nada.
    Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos.»
    Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.»
    Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!»
    Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros.»
    Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!»
    Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!» Y en ese momento su hija quedó sana.
 
Palabra del Señor.

Jueves

El agua brotó abundantemente

Lectura del libro de los Números     20, 1-13
 
    Toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Cin, y el pueblo se estableció en Cades. Allí murió y fue enterrada Miriam.
    Como la comunidad no tenía agua, se produjo un amotinamiento contra Moisés y Aarón. El pueblo promovió una querella contra Moisés diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto cuando murieron nuestros hermanos delante del Señor! ¿Por qué trajeron a este desierto a la asamblea del Señor, para que muriéramos aquí, nosotros y nuestro ganado? ¿Por qué nos hicieron salir de Egipto, para traernos a este lugar miserable, donde no hay sembrados, ni higueras, ni viñas, ni granados, y donde ni siquiera hay agua para beber?»
    Moisés y Aarón, apartándose de la asamblea, fueron a la entrada de la Carpa del Encuentro y cayeron con el rostro en tierra. Entonces se les apareció la gloria del Señor, y el Señor dijo a Moisés: «Toma el bastón y convoca a la comunidad, junto con tu hermano Aarón. Después, a la vista de todos, manden a la roca que dé sus aguas. Así harás brotar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado.»
    Moisés tomó el bastón que estaba delante del Señor, como él se lo había mandado. Luego Moisés y Aarón reunieron a la asamblea frente a la roca, y Moisés les dijo: «¡Escuchen, rebeldes! ¿Podemos hacer que brote agua de esta roca para ustedes?» Y alzando su mano, golpeó la roca dos veces con el bastón. El agua brotó abundantemente, y bebieron la comunidad y el ganado.
    Pero el Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haber confiado lo bastante en mí para que yo manifestara mi santidad ante los israelitas, les aseguro que no llevarán a este pueblo hasta la tierra que les he dado.»
    Estas son las aguas de Meribá -que significa «Querella»- donde los israelitas promovieron una querella contra el Señor y con las que él manifestó su santidad.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 7d-8a)
 
R.
¡Ojalá escuchen hoy la voz del Señor!
 
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor! R.
 
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
    y nosotros, el pueblo que Él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano. R.
 
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
    aunque habían visto mis obras. R.
 
 
ALELUIA     Mt 16, 18
 
Aleluia.
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Tú eres Pedro,
y te daré las llaves del Reino de los Cielos

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     16, 13-23
 
    Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
    Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.»
    «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?»
    Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
    Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.» Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
    Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
    Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá.»
    Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
 
Palabra del Señor.

Viernes

Amó a sus padres
y eligió a la descendencia que nacería de ellos

Lectura del libro del Deuteronomio     4, 32-40

    Moisés habló al pueblo diciendo:
    Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.
    ¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para si una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?
    A ti se te hicieron ver todas estas cosas, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro dios fuera de él. El te hizo oír su voz desde el cielo para instruirte; en la tierra te mostró su gran fuego, y desde ese fuego tú escuchaste sus palabras. Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder; desposeyó a naciones más numerosas y fuertes que tú; te introdujo en sus territorios y te los dio como herencia, hasta el día de hoy.
    Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios -allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra- y no hay otro.
    Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Palabra de Dios.


SALMO
    Sal 76, 12-13. 14-15. 16 y 21 (R.: 12a)

R.
¡Recuerdo las proezas del Señor!

Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas. R.

Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones. R.

Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón. R.


ALELUIA     Mt 5, 10

Aleluia.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia,
porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Aleluia.


EVANGELIO

¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     16, 24-28

    Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
    El que quiera seguirme que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
    Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino.

Palabra del Señor.

Sábado

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón

Lectura del libro del Deuteronomio     6, 4-13
 
    Moisés habló al pueblo diciendo:
    Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
    Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.
    Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob en ciudades grandes y prósperas que tú no levantaste; en casas colmadas de toda clase de bienes, que tú no acumulaste; en pozos que tú no cavaste; en viñedos y olivares que tú no plantaste y cuando comas hasta saciarte, ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.
    Teme al Señor, tu Dios, sírvelo y jura por su Nombre.
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 17, 2-3a. 3b-4. 47 y 51ab (R.: 2)
 
R.
¡Yo te amo, Señor, mi fuerza!
 
Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.
 
Eres mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos. R.
 
¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación.
El concede grandes victorias a su rey
y trata con fidelidad a su Ungido. R.
 
 
ALELUIA     Cf. 2Tim 1, 10b
 
Aleluia.
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia.
Aleluia.
 
 
EVANGELIO

Si tuvierais fe, nada sería imposible para vosotros

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     17, 14-20
 
    Un hombre se acercó a Jesús y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron sanar.»
    Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí.» Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó sano.
    Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»
    «Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: "Trasládate de aquí a allá", y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes.»
 
Palabra del Señor.