Lecturas de la decimonovena semana durante el año
Año par
Lunes - Martes - Miércoles -
Jueves - Viernes - Sábado
Lunes
Este era aspecto, la semejanza de la gloria del Señor
Lectura de la profecía de Ezequiel
1, 2-5. 24-28c
El día cinco del mes -era el año quinto de la deportación del rey Joaquín- la
palabra del Señor llegó a Ezequiel, hijo del sacerdote Buzí, en el país de los
caldeos, a orillas del río Quebar. Allí la mano del Señor descendió sobre él.
Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un
fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del
fuego, salía una claridad como de electro. En medio del fuego, vi la figura de
cuatro seres vivientes, que por su aspecto parecían hombres.
Yo oí el ruido de sus alas cuando ellos avanzaban: era como el ruido de aguas
torrenciales, como la voz del Todopoderoso, como el estruendo de una multitud o
de un ejército acampado. Al detenerse, replegaban sus alas. Y se produjo un
estruendo sobre la plataforma que estaba sobre sus cabezas.
Encima de la plataforma que estaba sobre sus cabezas, había algo así como una
piedra de zafiro, con figura de trono; y encima de esa especie de trono, en lo
más alto, una figura con aspecto de hombre. Entonces vi un fulgor como de
electro, algo así como un fuego que lo rodeaba desde lo que parecía ser su
cintura para abajo; vi algo así como un fuego y una claridad alrededor de él:
como el aspecto del arco que aparece en las nubes los días de lluvia, así era la
claridad que lo rodeaba.
Este era el aspecto, la semejanza de la gloria del Señor. Al verla, caí con el
rostro en tierra.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 148, 1-2. 11-12. 13-14a. 14bc
R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.
O bien:
Aleluia.
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos. R.
Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
los ancianos, los jóvenes y los niños. R.
Alaben el nombre del Señor.
Porque sólo su Nombre es sublime;
su majestad está sobre el cielo y la tierra,
y él exalta la fuerza de su pueblo. R.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos! R.
ALELUIA Cf. 2Tes 2, 14
Aleluia.
Dios nos llamó, por medio del Evangelio,
para que poseamos la gloria
de nuestro Señor Jesucristo.
Aleluia.
EVANGELIO
Lo matarán y resucitará.
Los hijos están exentos del impuesto
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
17, 22-27
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a
ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará.» Y
ellos quedaron muy apenados.
Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a
Pedro y le preguntaron: «¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?» «Sí, lo
paga,» respondió.
Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece,
Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de
sus hijos o de los extraños?» Y como Pedro respondió: «De los extraños,» Jesús
le dijo: «Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no
escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que
salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga
por mí y por ti.»
Palabra del Señor.
Me hizo comer el rollo,
y era en mi boca dulce como la miel
Lectura de la profecía de Ezequiel
2, 8 -- 3, 4
Así habla el Señor:
Tú, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir; no seas rebelde como ese
pueblo rebelde: abre tu boca y come lo que te daré.
Yo miré y vi una mano extendida hacia mí, y en ella había un libro enrollado. Lo
desplegó delante de mí, y estaba escrito de los dos lados; en él había cantos
fúnebres, gemidos y lamentos.
El me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante: como este rollo, y ve a
hablar a los israelitas. Yo abrí mi boca y él me hizo comer ese rollo.
Después me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con
este libro que yo te doy. Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel.
El me dijo: Hijo de hombre, dirígete a los israelitas y comunícales mis
palabras.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131 (R.: 103a)
R. ¡Señor, qué dulce es tu palabra para mi boca!
Me alegro de cumplir tus prescripciones,
más que de todas las riquezas. R.
Porque tus prescripciones son todo mi deleite,
y tus preceptos, mis consejeros. R.
Para mí vale más la ley de tus labios
que todo el oro y la plata. R.
¡Qué dulce es tu palabra para mi boca,
es más dulce que la miel! R.
Tus prescripciones son mi herencia para siempre,
porque alegran mi corazón. R.
Abro mi boca y aspiro hondamente,
porque anhelo tus mandamientos. R.
ALELUIA Mt 11, 29ab
Aleluia.
Dice el Señor:
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí,
porque soy paciente y humilde de corazón.
Aleluia.
EVANGELIO
Cuidaos de despreciar a cualquiera de estos pequeños
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 1-5. 10. 12-14
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién
es el más grande en el Reino de los Cielos?»
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si
ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los
Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande
en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre,
me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que
sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no
deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se
extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que
por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que
está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
Palabra del Señor.
Marca con una T la frente de los que se lamentan
por las abominaciones de Jerusalén
Lectura de la profecía de Ezequiel
9, 1-7; 10, 18-22
El Señor gritó fuertemente a mis oídos: «Acérquense, Castigos de la ciudad, cada
uno con su instrumento de exterminio en la mano.» Entonces llegaron seis hombres
del lado de la puerta superior que mira hacia el norte, cada uno con su
instrumento de destrucción en la mano. En medio de ellos había un hombre vestido
de lino, con la cartera de escriba en la cintura. Todos entraron y se detuvieron
delante del altar de bronce.
La gloria del Dios de Israel se levantó de encima de los querubines sobre los
cuales estaba, se dirigió hacia el umbral de la Casa, y llamó al hombre vestido
de lino que tenía la cartera de escriba en la cintura.
El Señor le dijo: «Recorre toda la ciudad de Jerusalén y marca con una T la
frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se
cometen en medio de ella.» Luego oí que les decía a los otros: «Recorran la
ciudad detrás de él, hieran sin una mirada de piedad y sin tener compasión.
Maten y exterminen a todos, ancianos, jóvenes, niños y mujeres, pero no se
acerquen a ninguno que este marcado con la T. Comiencen por mi Santuario.» Y
comenzaron por los ancianos que estaban delante de la Casa.
Después dijo: «Contaminen la Casa y llenen de víctimas los atrios; luego salgan
y golpeen en la ciudad.»
La gloria del Señor salió de encima del umbral de la Casa y se detuvo sobre los
querubines. Al salir, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del
suelo, ante mis propios ojos, y las ruedas lo hicieron al mismo tiempo. Ellos se
detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la Casa del Señor, y la gloria
del Dios de Israel estaba sobre ellos, en lo alto. Eran los seres vivientes que
yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y reconocí
que eran querubines. Cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas, y una especie
de manos de hombre debajo de sus alas. En cuanto a la forma de sus rostros, era
la misma que yo había visto en una visión a orillas del río Quebar. Cada uno
avanzaba derecho hacia adelante.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 112, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 4b)
R. La gloria del Señor se eleva sobre el cielo.
O bien:
Aleluia.
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R.
ALELUIA 2Cor 5, 19
Aleluia.
Dios estaba en Cristo,
reconciliando al mundo consigo,
confiándonos la palabra de la reconciliación.
Aleluia.
EVANGELIO
Si te escucha, habrás ganado a tu hermano
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a
tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto
se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles
caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad,
considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo,
mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres
reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Palabra del Señor.
Parte en pleno día, a la vista de ellos.
Lectura de la profecía de Ezequiel
12, 1-12
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, tú habitas en medio de un pueblo rebelde: ellos tienen ojos para
ver, pro no ven, tienen oídos para oír, pero no oyen, porque son un pueblo
rebelde. En cuanto a ti, hijo de hombre, prepara tu equipaje como si tuvieras
que ir al exilio, y parte en pleno día, a la vista de ellos. Emigrarás del lugar
donde te encuentras hacia otro lugar, a la vista de ellos: tal vez así
comprendan que son un pueblo rebelde.
Sacarás tu equipaje en pleno día, a la vista de ellos, y saldrás por la tarde,
también a al vista de ellos, como salen los deportados. Abrirás un boquete en el
muro y saldrás por él, a la vista de ellos. Cargarás el equipaje sobre tus
espaldas y saldrás cuando sea de noche, cubriéndote el rostro para no ver el
país, porque yo te he convertido en un presagio para el pueblo de Israel.
Yo hice exactamente lo que se me había ordenado: saqué mi equipaje en pleno día
como quien parte para el exilio, y por la tarde abrí un boquete en el muro con
la mano. Salí cuando estaba oscuro y cargué el equipaje sobre mis espaldas, a la
vista de ellos.
A la mañana, la palabra del Señor me llegó en estos términos: Hijo de hombre,
¿no te ha preguntado la casa de Israel, ese pueblo rebelde, qué es lo que estás
haciendo? Diles: Así habla el Señor : Este oráculo se refiere al príncipe que
está en Jerusalén y a todo el pueblo de Israel que vive en medio de ella. Diles
también: Yo soy un presagio para ustedes. Lo mismo que yo hice se hará con
ellos: serán deportados e irán al exilio. El príncipe que está en medio de ellos
cargará el equipaje sobre sus espaldas durante la noche, y saldrá por el boquete
que abrirán en el muro para hacerlo salir; y él se cubrirá el rostro, para no
ver el país.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 77, 56-57. 58-59. 61-62 (R.: cf. 7c)
R. No se olviden de las proezas de Dios.
Ellos tentaron e irritaron a Dios,
no observaron los preceptos del Altísimo;
desertaron y fueron traidores como sus padres,
se desviaron como un arco fallido. R.
Lo afligieron con sus lugares de culto,
le provocaron celos con sus ídolos:
Dios lo advirtió y se llenó de indignación,
y rechazó duramente a Israel. R.
Entregó su Fortaleza al cautiverio,
su Arca gloriosa en manos del enemigo.
Entregó su pueblo a la espada,
se enfureció contra su herencia. R.
ALELUIA Sal 118, 135
Aleluia.
Que brille sobre mí la luz de tu rostro, Señor,
y enséñame tus preceptos.
Aleluia.
EVANGELIO
No perdones sólo siete veces, sino setenta veces siete
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
18, 21-19, 1
Se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi
hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las
cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía
diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con
su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se
arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo." El rey
se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien
denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me
debes." El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la
deuda." Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara
lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a
contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste,
y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero,
como yo me compadecí de tí?" E indignado, el rey lo entregó en manos de los
verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón
a sus hermanos.»
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al
territorio de Judea, más allá del Jordán.
Palabra del Señor.
Tu belleza era perfecta gracias al esplendor
con que yo te había adornado, pero te prostituiste
Lectura de la profecía de Ezequiel
16, 1-15. 60. 63
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones. Tú dirás: Así habla
el Señor a Jerusalén: Por tus orígenes y tu nacimiento, perteneces al país de
Canaán; tu padre era un amorreo y tu madre una hitita. Al nacer, el día en que
te dieron a luz, tu cordón umbilical no fue cortado, no fuiste lavada con agua
para ser purificada, ni frotada con sal, ni envuelta en pañales. Nadie se
compadeció de ti para hacerte alguna de esas cosas, sino que fuiste arrojada en
pleno campo, porque dabas asco el día que naciste.
Yo pasé junto a ti, te vi revolcándote en tu propia sangre y entonces te dije:
«Vive y crece como un retoño del campo.» Tú comenzaste a crecer, te
desarrollaste y te hiciste mujer; se formaron tus senos y crecieron tus
cabellos, pero estabas completamente desnuda. Yo pasé junto a ti y te vi. Era tu
tiempo, el tiempo del amor; extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu
desnudez; te hice un juramento, hice una alianza contigo -oráculo del Señor- y
tú fuiste mía. Yo te lavé con agua, limpié la sangre que te cubría y te perfumé
con óleo.
Te puse un vestido bordado, te calcé con zapatos de cuero fino, te ceñí con una
banda de lino y te cubrí con un manto de seda. Te adorné con joyas, puse
brazaletes en tus muñecas y un collar en tu cuello; coloqué un anillo en tu
nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza. Estabas
adornada de oro y de plata, tu vestido era de lino fino, de seda y de tela
bordada; te alimentabas con la mejor harina, con miel y aceite. Llegaste a ser
extraordinariamente hermosa y te convertiste en una reina. Tu fama se extendió
entre las naciones, porque tu belleza era perfecta gracias al esplendor con que
yo te había adornado -oráculo del Señor- .
Pero tú te preciaste de tu hermosura y te aprovechaste de tu fama para
prostituirte; te entregaste sin pudor a todo el que pasaba y fuiste suya.
Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu juventud y
estableceré para ti una alianza eterna. Para que te acuerdes y te avergüences, y
para que en tu confusión no te atrevas a abrir la boca, cuando yo te haya
perdonado todo lo que has hecho -oráculo del Señor- .
Palabra de Dios.
O bien a elección:
Me acordaré de la alianza que hice contigo
Lectura de la profecía de Ezequiel
16, 59-63
Así habla el Señor :
Yo obraré contigo como has obrado tú, que despreciaste el juramento
imprecatorio, quebrantando la alianza. Pero yo me acordaré de la alianza que
hice contigo en los días de tu juventud y estableceré para ti una alianza
eterna. Tú te acordarás de tu conducta y te sentirás avergonzada, cuando yo tome
a tus hermanas, a las mayores y a las menores que tú, y te las dé como hijas,
sin que ellas participen de tu alianza.
Yo estableceré mi alianza contigo, y tú sabrás que yo soy el Señor, para que te
acuerdes y te avergüences, y para que en tu confusión no te atrevas a abrir la
boca, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho -oráculo del Señor- .
Palabra de Dios.
SALMO Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 1c)
R. Se ha apartado tu ira y me has consolado.
Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza
y mi protección;
él fue mi salvación.
Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación. R.
Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre. R.
Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti
el Santo de Israel! R.
ALELUIA Cf. 1Tes 2, 13
Aleluia.
Reciban la Palabra de Dios,
no como palabra humana,
sino como lo que es realmente,
como Palabra de Dios.
Aleluia.
EVANGELIO
Moisés os permitió divorciaros de vuestra mujer,
debido a la dureza de vuestro corazón,
pero al principio no era así
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
19, 3-12
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: «¿Es
lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?»
El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los
hizo varón y mujer; y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su
madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? De manera
que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha
unido.»
Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de
divorcio cuando uno se separa?»
El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza
del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo:
El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con
otra, comete adulterio.»
Los discípulos le dijeron: «Si esta es la situación del hombre con respecto a su
mujer, no conviene casarse.» Y él les respondió: «No todos entienden este
lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos
no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque
fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa
del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!»
Palabra del Señor.
Yo os juzgaré a cada uno de vosotros según vuestra conducta
Lectura de la profecía de Ezequiel
18, 1-10. 13b. 30-32
La palabra del Señor me llegó en estos términos: ¿Por qué andan repitiendo este
refrán en la tierra de Israel: «Los padres comieron uva verde, y los hijos
sufren la dentera»?
Juro por mi vida -oráculo del Señor- que ustedes nunca más dirán este refrán en
Israel. Porque todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del
hijo: la persona que peca, esa morirá.
Si un hombre es justo y practica el derecho y la justicia; si no participa de
las comidas sagradas en las montañas y no levanta sus ojos hacia los ídolos de
la casa de Israel; si no deshonra a la mujer de su prójimo y no se acerca a una
mujer en los días de su menstruación; si no oprime a nadie, si devuelve la
prenda al deudor y no quita nada por la fuerza; si da su pan al hambriento y
viste al desnudo; si no presta con usura ni cobra intereses; si aparta su mano
de la injusticia y juzga imparcialmente en los litigios; si camina según mis
preceptos y observa mis leyes, obrando con fidelidad, ese hombre es justo y
seguramente vivirá -oráculo del Señor- .
Pero si engendra un hijo ladrón y sanguinario, que hace alguna de esas cosas,
este hijo no vivirá. A causa de todas las abominaciones que cometió, morirá
irremediablemente, y su sangre recaerá sobre él.
Por eso, casa de Israel, yo los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta
-oráculo del Señor- . Conviértanse y apártense de todas sus rebeldías, de manera
que nada los haga caer en el pecado. Arrojen lejos de ustedes todas las
rebeldías que han cometido contra mí y háganse un corazón nuevo y un espíritu
nuevo.
¿Por qué quieres morir, casa de Israel? Yo no deseo la muerte de nadie -oráculo
del Señor- . Conviértanse, entonces, y vivirán.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19 (R.: 12a)
R. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.
ALELUIA Cf. Mt 11, 25
Aleluia.
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños.
Aleluia.
EVANGELIO
No impidáis a los niños que vengan a mí,
porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
19, 13-15
Trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre
ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: «Dejen a los niños,
y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los
que son como ellos.»
Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.
Palabra del Señor.