18 de marzo
San Cirilo de Jerusalén
obispo y doctor de la Iglesia
La victoria que triunfa sobre el mundo es nuestra fe
Lectura de la primera carta del Apóstol san Juan
5, 1-5
Queridos hermanos:
El que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y el que ama al Padre ama
también al que ha nacido de Él. La señal de que amamos a los hijos de Dios es
que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
El amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son
una carga, porque el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y la victoria que
triunfa sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el
que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Palabra de Dios.
SALMO Sal 18, 8-11
R. Los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos.
O bien:
Tus palabras, Señor, son Espíritu y Vida.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos. R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal. R.
ALELUIA Jn 15, 9b. 5b
«Permanezcan en mi amor;
el que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto», dice el Señor.
EVANGELIO
El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto
Lectura del santo Evangelio según san Juan
15, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos
que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya
están limpios por la palabra que Yo les anuncié. Permanezcan en mí, como Yo
permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y Yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece
en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja
al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos».
Palabra del Señor.