15 de mayo
San Isidro
labrador
En la Diócesis de San Isidro: Solemnidad
El sembrador espera el fruto precioso de la tierra
Lectura de la carta de Santiago 5, 7-8.11.16.18
Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera. Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima.
Nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso.
Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser sanados. La oración perseverante del justo es poderosa. Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Después volvió a orar; entonces el cielo dio la lluvia, y la tierra produjo frutos.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 15, 1-2a.5.7-8.11
R. Protégeme Dios mío, porque me refugio en ti
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Señor, tú eres mi bien». R.
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡Tú decides mi suerte!
Tengo siempre presente al Señor:
Él está a mi lado, nunca vacilaré R.
El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
7, 21-27
Jesús dijo a sus discípulos:
No son los que me dicen «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mí Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre»?
Entonces Yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal».
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practican puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó y su ruina fue grande.
Palabra del Señor.