24 de octubre
San Antonio María Claret
obispo

Los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios

Lectura del libro del profeta Isaías     52, 7-10

¡Qué hermosos son, sobre las montañas
los pasos del que trae la buena noticia,
del que proclama la paz,
del que anuncia la felicidad,
del que proclama la salvación
y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»
 
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz,
gritan todos juntos de alegría,
porque ellos ven con sus propios ojos
el regreso del Señor a Sión.
¡Prorrumpan en gritos de alegría,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor consuela a su Pueblo,
Él redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
y todos los confines de la tierra
verán la salvación de nuestro Dios.

Palabra de Dios.
 
 
SALMO
    Sal 95, 1-3. 7-8a. 10 (R.: cf. 3)
 
R.
¡Anuncien las maravillas del Señor por todos los pueblos!
 
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.
 
Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.
 
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del Nombre del Señor. R.
 
Digan entre las naciones: «¡el Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud». R.
 
 
ALELUIA     Mc 1, 17
 
Aleluia.
«Síganme, y Yo los haré pescadores de hombres»,
dice el Señor.
Aleluia
 
 
EVANGELIO

Yo los haré pescadores de hombres

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     1, 14-20
 
    Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia».
    Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres». Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.
    Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y con ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
 
Palabra del Señor.