23 de octubre
San Juan de Capistrano
presbítero
Nos confió el ministerio de la reconciliación
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 5, 14-20
Hermanos:
El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos,
entonces todos han muerto. Y Él murió por todos, a fin de que los que viven no
vivan más para sí mismos, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos. Por
eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios
puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más
así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un
ser nuevo se ha hecho presente.
Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con Él por intermedio de Cristo
y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en
Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los
hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación.
Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los
hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo:
Déjense reconciliar con Dios.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 15, 1-2a. 5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)
R. ¡Tú eres la parte de mi herencia, Señor!
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Señor, Tú eres mi bien».
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡Tú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna
a tu derecha. R.
ALELUIA Jn 8, 12
Aleluia.
«Yo soy la luz del mundo;
el que me sigue tendrá la luz de la vida», dice el Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
Te seguiré adonde vayas
+
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 57-62